Opinión

El futuro del turismo en Colombia es sostenible

El director ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos explica cómo las regiones están reconfigurando su oferta turística, bajo un componente de conservación.

Por Didier Tavera*
12 de diciembre de 2024
Cerros de Mavicure - Mevecure
Comunidad indígena El Remanso, en los Cerros de Mavecure, en Guainía. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

Colombia es un país de regiones, y es justamente allí donde se ubica el motor para alcanzar el fortalecimiento del sector turismo al que aspiran el Gobierno nacional y las Entidades Territoriales, como herramienta de desarrollo regional, consolidación de nuestra marca Nación a nivel internacional, pero, sobre todo, como foco para impulsar el compromiso por la preservación y conservación de nuestra belleza.

Las narrativas tradicionales de la oferta turística han supuesto históricamente una dependencia en la infraestructura, pero hoy se busca romper estereotipos e innovar en la formulación de una oferta enriquecida desde la inmersión a las comunidades, las experiencias, el acercamiento a los saberes tradicionales, el patrimonio cultural, y las virtudes de un turismo sostenible, es decir, aquel en el que no quede la huella que suele dejar el consumo depredador.

Didier Tavera
Didier Tavera, director ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos. | Foto: Semana

Exuberantes en sus recursos biodiversos, las regiones en general y la Amazonía y la Orinoquía en particular, con el departamento del Guainía, anfitrión de la última Cumbre de Gobernadores del 2024, como protagonista, reúnen de sobra los atributos para guiar la reconfiguración de una industria que será promisoria si el Estado, la banca multilateral y los sectores con capacidad de proveer recursos apoyan con decisión.

Allí se levantan los cerros de Mavecure (Mavecure, Mono y Pajarito) sobre un espléndido océano verde, en donde conviven en sana paz más de una docena de comunidades indígenas, dispuestas a ofrecer a los visitantes lo mejor de su cultura y sus saberes, como bien lo definió el gobernador Arnulfo Rivera, “en los resguardos las comunidades los recibirán no como a turistas sino como familia”.

No solo Guainía es una joya nacional, la mitad de Colombia está por descubrir y ojalá suceda de manera sostenible, para preservar el estado de conservación actual de muchos de nuestros ecosistemas, situación que de acuerdo con lo concluido por organismos internacionales se debe en gran medida al compromiso y las dinámicas de los pueblos ancestrales; como lo hecho por los raizales en la Biosfera Seaflower y las comunidades indígenas de la Amazonía en los Lagos de Tarapoto en el Amazonas y la Estrella Fluvial de Inírida en Guainía, dos de los 13 sitios Ramsar de nuestro país.

Sin lugar a dudas, la diversidad ecosistémica, la biodiversidad y las experiencias que ellas ofrecen, dan al país un valor turístico competitivo y que ha sabido ser valorado por el mercado internacional. En lo corrido del 2024, el flujo de turistas que llegó al país se incrementó en un 9,4% en comparación con el mismo periodo de 2023; porcentaje que se traduce en 5,3 millones de visitantes no residentes, de los cuales 3,7 millones fueron extranjeros no residentes.

En contraposición, para el segundo trimestre del año (abril-junio), el turismo interno registró una caída de 24,9 %, es decir, casi 500 mil turistas menos. Para revertir estas cifras estamos llamados a hacer turismo interno.

Por otro lado, adicional al atractivo ambiental de nuestras regiones, la amplia oferta en experiencias culturales, ancestrales, agropecuarias, gastronómicas e históricas ofrecen oportunidades para ampliar la participación de Colombia en el mercado del turismo cultural subsector, que según la Organización Mundial del Turismo (OMT) cuenta con un enorme potencial de crecimiento y actualmente acumula el 40% del total de los viajes a nivel mundial; pero la clave de su desarrollo también es la sostenibilidad.

Es hora de transformar el turismo masivo que acaba con todo lo que pisa, por prácticas incluyentes, sostenibles y respetuosas de los saberes, los ecosistemas y las comunidades. Como colombianos estamos en deuda de apreciar nuestra cultura y recorrer nuestro territorio, no como invasores sino como protectores de nuestra riqueza ambiental, conservando nuestra historia, aportando a las economías locales, garantizando el respaldo y financiamiento que necesita la bioeconomía para establecerse y entendiendo que conseguir ser una potencia turística mundial no es un asunto solo de operadores turísticos, todos en el Estado tenemos un rol y debemos cumplirlo.

*Director ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos