Medio ambiente
Estas son las extraordinarias imágenes que retratan la vida de los osos de anteojos en Chingaza
El trabajo de Sebastián Di Doménico en el páramo de Chingaza muestra la belleza y fragilidad de este ecosistema. Es, además, un testimonio de su compromiso y amor por la naturaleza.
Sebastián Di Doménico, un fotógrafo de naturaleza, nacido en Bogotá, se ha dedicado a capturar, en los últimos años, la magia detrás de los osos de anteojos que habitan el Parque Nacional Natural Chingaza. Desde 2017, cuando avistó su primer oso de anteojos, el biólogo ha pasado incontables días recorriendo los senderos de este parque ubicado entre los departamentos de Cundinamarca y el Meta.
Su pasión por la fotografía de fauna silvestre surgió durante sus estudios de biología en la Universidad de los Andes, cuando sus amigos quedaron fascinados con las fotos de sus viajes. Este interés se consolidó cuando vio su primer oso en Ecuador, lo que lo impulsó a profundizar en la fotografía de naturaleza.
“Aún así, no fue sino hasta que volví de Ecuador y comencé a conocer a profundidad Chingaza que realmente pude dedicarme a ellos”, aseguró Di Doménico, quien hasta el día de hoy lleva más de 100 encuentros con los osos. Este año ya suma 39.
“Normalmente salimos un solo día, madrugamos, recorremos el parque y volvemos en la tarde”, relata. Prefiere senderos alejados que le permitan viajar por el páramo, aumentando así las posibilidades de encontrarse con los osos. Estos encuentros pueden ser efímeros, debido al comportamiento tímido de los animales, pero cada avistamiento es una oportunidad invaluable para él.
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Una de sus anécdotas más memorables ocurrió mientras buscaba colibríes. “Nos encontramos con un oso juvenil sentado en el borde de la carretera. Desde el carro, a una distancia muy cercana, logramos fotografiarlo. Fue un momento que siempre había soñado”, cuenta Sebastián. También recuerda haber estado comiendo sólo cuando un oso apareció a menos de 10 metros de distancia, y otra vez cuando un curioso cachorro se acercó antes de ser “regañado” por su madre.
Fotografiar osos de anteojos tiene varios desafíos. “Encontrarlos no es sencillo y, cuando los encuentras, no siempre se quedan el tiempo suficiente para ser retratados como uno quisiera. La persistencia es clave”, explicó el biólogo de 31 años.
Además, las normativas de los parques nacionales limitan el uso comercial de las imágenes, obligando a Sebastián a buscar zonas aledañas para trabajar. A pesar de estas dificultades, su dedicación y paciencia han dado fruto, permitiendo capturar momentos únicos de la vida de estos animales.
Los osos de anteojos son una especie emblemática y culturalmente significativa para Colombia, simbolizando la rica biodiversidad de la región andina y atrayendo la atención hacia los esfuerzos de conservación necesarios para proteger tanto a la especie como a su entorno natural.