Especial Minería y Transición Energética

Estos son los minerales de la transición energética: “Pueden ser la base de una nueva economía”

Bajo el suelo colombiano se esconde una enorme riqueza. Para aprovecharla es indispensable conocer su potencial y promover una minería bien hecha.

26 de julio de 2025, 12:00 p. m.
Litio, uno de los minerales indispensables para la transición energética.
Litio, uno de los minerales indispensables para la transición energética. | Foto: Adobe Stock

Bajo los suelos de Colombia se esconden piezas clave para la transición energética global. Aunque históricamente el país ha dependido del carbón, el auge de tecnologías limpias está redefiniendo la relevancia de minerales como el cobre, el litio, el níquel, el cobalto y el manganeso. Todos están presentes –en mayor o menor medida– a lo largo del territorio nacional, y cada uno es clave para construir una economía más limpia, siempre que su extracción se realice con conocimiento, legalidad y sostenibilidad.

El cobre, por ejemplo, es conocido como el “metal de la transición energética” por su papel vital en la electrificación. Es indispensable en turbinas eólicas, redes eléctricas y paneles solares. “El cobre es uno de los elementos fundamentales para generar electricidad a partir del viento o del sol”, explicó Óscar Jaime Restrepo, profesor de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional. En Colombia, este metal ya se produce en la mina El Roble, en Chocó, pero el mayor potencial se concentra en Antioquia, Córdoba, Putumayo y La Guajira. En estos departamentos se desarrollan proyectos de gran relevancia como Quebradona y Mocoa, aún en fase exploratoria.

El litio, por su parte, se ha convertido en sinónimo de baterías recargables, al ser un componente esencial de las baterías de ion-litio utilizadas en vehículos eléctricos (VE), sistemas de almacenamiento de energías renovables y dispositivos electrónicos. Aunque el país aún no lo produce, el Servicio Geológico Colombiano ha identificado prospectividad en Boyacá, especialmente en municipios como Paipa, Toca y Tibasosa. “Tenemos que explorar el territorio en el que estamos viviendo”, insistió Restrepo, al subrayar que el potencial existe, pero sigue siendo desconocido.

En el caso del níquel, Colombia ya cumple un papel importante al ser el primer productor en Suramérica gracias a la mina Cerro Matoso, en Córdoba. Este mineral tiene una doble función: aleación clave en acero inoxidable (usado en turbinas, infraestructura y vehículos) y ser un elemento indispensable de las baterías modernas. De igual forma se han identificado yacimientos en Antioquia y otras zonas del Caribe. “En la medida que se conozcan los recursos y se haga una minería bien hecha, es posible que estos minerales se conviertan en la base de una nueva economía”, sostuvo el académico.

El cobalto, en cambio, se utiliza en baterías de ion-litio para elevar la estabilidad y la densidad energética, lo que extiende la autonomía de los vehículos eléctricos. Además, integra aleaciones resistentes al calor empleadas en turbinas, como las que se utilizan en aviones o plantas de generación. Actualmente no hay explotación activa en el país; sin embargo, suele aparecer como subproducto en yacimientos de níquel y cobre. Algo similar ocurre con el manganeso, presente en regiones como Nariño y Risaralda. Este mineral, útil tanto en la fabricación de aleaciones como en nuevas tecnologías de almacenamiento energético, ha sido históricamente subexplotado.

Desde la Asociación Colombiana de Minería se insiste en que estos recursos no deben ser ignorados. “La minería bien hecha, legal y alineada con los más altos estándares internacionales es indispensable para avanzar hacia una economía baja en carbono”, concluyeron desde la organización, la cual promueve el estándar TSM (Towards Sustainable Mining) y una hoja de ruta climática para el sector.

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