Espacio público
La Ciudad de los Niños: el nuevo parque que construyó la comunidad en el norte de Bogotá
Desde noviembre de 2021 los niños, niñas y jóvenes de Soratama disfrutan de un parque temático construido por los habitantes de este barrio de la localidad de Usaquén
El 21 de noviembre los vecinos del parque El Campincito, ubicado en el barrio Soratama, en la localidad de Usaquén, al norte de Bogotá, celebraron el esfuerzo y trabajo mancomunado que hizo realidad el sueño de los niños de tener su propia ‘ciudad’. Se trata de un espacio recreativo, educativo y cultural que comenzó a construirse hace dos meses con el apoyo de la Fundación Pazearte, la carpintería Pata Sola y los arquitectos Aaron Hernández y Lissy Garcí
Tomás López, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Soratama, explica que “este parque es el resultado del gran esfuerzo de toda la comunidad. Trabajamos todos unidos para poder entregarle a nuestros niños un lugar donde puedan sentirse felices y tranquilos”.
La idea de la Ciudad de los Niños nació como respuesta a la necesidad que tenían niños, niñas y jóvenes del barrio Soratama de tener su propio espacio recreativo. Sin embargo, la construcción de esta nueva zona infantil se convirtió en mucho más que solo suplir una necesidad, pues la idea, diseño, alistamiento y finalmente su construcción propició espacios de unión, integración y participación en donde la comunidad pudo tejer lazos de hermandad.
“Hay que decir que todo este proyecto ha sido una demostración perfecta de cómo debe funcionar un país. Con la construcción de este espacio empezó un tejido social extraordinario, un trabajo conjunto entre líderes del barrio, habitantes, niños, en el que se reflejó su gran compromiso por generar espacios de recreación y aprendizaje para los más pequeños”, afirma Laura González, directora general de la Fundación Pazearte.
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Su diseño comenzó con la exploración e identificación de lo que querían tener los niños, niñas y jóvenes del barrio a través de las respuestas a dos preguntas clave: ¿Cómo sería una ciudad gobernada únicamente por ellos? ¿Cómo sería su arquitectura y acuerdos? “Las respuestas a estas preguntas fueron las encargadas de darle vida a este nuevo espacio. Realmente los niños fueron quienes diseñaron este increíble lugar”, añade González.
La Ciudad de los Niños está compuesta por cinco zonas distribuidas en 800 metros cuadrados y una ciclovía de 120 metros lineales. “Este espacio se pensó para que durante el recorrido vieran no solo sus ideas plasmadas sino también aprendieran bajo los cuatro pilares de la educación estipulados por la Unesco, cada uno relacionado con los cuatro elementos de la naturaleza: agua, fuego, tierra y aire. Cada atracción del parque invita a aprender, explorar y a conocer”, detalla Laura González.
Bajo el primer pilar de la educación ‘aprender a conocer’ se construyó la zona del elemento Agua, una atracción con multiniveles en el que los niños podrán leer, dialogar y jugar con juegos de mesa.
Una segunda zona representa el elemento Aire bajo el pilar ‘aprender a vivir juntos’, este es un espacio más tradicional con atracciones comunes como un sube y baja, en el que los niños tendrán que jugar en equipo para poder disfrutar de lo que ofrece este espacio.
En una tercera zona está el pilar ‘aprender a hacer’ junto al elemento Fuego, un espacio con un teatrino, una pizarra de tiza y un lugar para los espectadores; allí los niños podrán dejar volar su imaginación a través del teatro, la danza, el dibujo y el juego libre.
Para el cuarto pilar ‘aprender a ser’ y el elemento Tierra, se diseñó un mirador con un telescopio al que se llega escalando una pared y se desciende por medio de un tobogán. Esta zona también cuenta con un espacio de carpas como respuesta al deseo de los niños de tener donde acampar y contar historias.
Al igual que cualquier ciudad, la de los niños de Soratama tiene su centro: el ‘Templo de encuentro ‘, una torre alta con una bandera y luces que iluminan todo el lugar.
“La Ciudad de los Niños significa el comienzo de nuevas formas de ver y hacer cosas que contribuyan al desarrollo de una comunidad. El trabajo en conjunto que se hizo generó dinámicas extraordinarias y sentido de pertenencia. Además de comprender la relevancia de la infancia y la adolescencia para el desarrollo del país. Es un ejemplo de que las ideas de los niños y adolescentes tienen mucho por entregar”, concluye González.