La confianza de los viajeros colombianos ha sido clave para la reactivación de la industria aérea

La pandemia del covid-19 le dio a la palabra resiliencia un papel protagónico, ya que el concepto que entraña difícilmente había tenido un escenario más propicio para entenderse. Y si bien el uso quizá excesivo de la palabra hace que pueda empezar a sentirse como un cliché, creo que para el caso del transporte aéreo en Colombia está totalmente justificado.

El cierre obligado y casi total de las actividades durante los primeros meses de la pandemia afectó como nunca a la industria aérea, dejando millones de aviones literalmente ‘varados’ en los aeropuertos, y a otros muchos actores de esta cadena con su operación en suspenso. Las predicciones sobre la recuperación del tráfico frente a este impacto en la operación eran absolutamente dramáticas, llegando a visualizarse una vuelta a los niveles prepandémicos solo hasta 2024.

Parece que esas predicciones han empezado a ceder paulatinamente gracias a que la industria aérea ha sabido enfrentar la situación de crisis, y empezar una senda de recuperación impulsada por la acción conjunta de actores gubernamentales, privados, gremiales y otros tantos. A esto hay que sumarle la confianza de los usuarios en la bioseguridad de este medio de transporte.

Colombia y México son los mercados que pueden dar mejor prueba de esto, comparados con las cifras de países como Brasil, Chile y Argentina, donde la recuperación de las operaciones aéreas está por debajo del promedio regional. En nuestro país se registra 95 por ciento de recuperación a nivel nacional, mientras que en el segmento internacional alcanza 66 por ciento, lo que da un promedio total del 85 por ciento.

CONCESIONES DEL BICENTENARIO

Desde el inicio de la pandemia se han logrado realizar inversiones en infraestructura para el transporte aéreo por 1,04 billones de pesos, a través de la ejecución de 130 contratos de obra, mantenimiento e interventoría, en aeropuertos como El Dorado, de Bogotá; Antonio Nariño, de Pasto; Alfredo Vásquez Covo, de Leticia; El Edén, de Armenia; El Embrujo, de Providencia; Yariguíes, de Barrancabermeja, Reyes Murillo, de Nuquí, y el proyecto de Aerocafé, en Palestina, Caldas, entre otros.

A esto se suman los proyectos que vienen con el despegue de las Concesiones del Bicentenario, las 5G, que por primera vez incluyen proyectos de infraestructura aérea como el Aeropuerto de San Andrés, los del suroccidente, (Palmira, Buenaventura y Neiva), el Nuevo Aeropuerto de Cartagena, en la ciudadela aeroportuaria de Cartagena de Indias, y el Aeropuerto Rafael Núñez, también en la capital del departamento de Bolívar.

Desde el Gobierno nacional hemos entendido que la sostenibilidad de la recuperación económica no solo depende de estas inversiones, también de políticas públicas oportunas y la adopción efectiva de medidas operacionales, financieras, sanitarias y de comunicación, que deriven en un aumento y consolidación de la confianza tanto de los actores del mercado del transporte aéreo en Colombia como de los usuarios, que finalmente son la razón de ser de nuestro trabajo.

*Viceministra de Infraestructura

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