Especial Costa Caribe

Este ya no es el Caribe que Gabo retrató: “ha crecido de manera impresionante”, afirman algunas de sus voces más influyentes

Turismo, inversión y cultura impulsan una transformación que ya celebran empresarios, líderes y referentes de la región.

15 de abril de 2025, 10:46 p. m.
Las calles coloniales de la ciudad amurallada conviven con el crecimiento vertiginoso del Caribe colombiano.
Las calles coloniales de la ciudad amurallada conviven con el crecimiento vertiginoso del Caribe colombiano. | Foto: Getty Images

A sus 61 años, el escritor Alonso Sánchez Baute aún no ha revisado las cajas en las que guarda las fotos de sus días en Valledupar. Vivió solo 15 años en la capital del Cesar, pero ese tiempo le bastó para forjar una mirada y varios recuerdos: las tardes de chismes de las abuelas, la cuentería. El auge del vallenato y el crecimiento inesperado de su ciudad natal fueron otros de ellos. De hecho, cada vez que regresaba a Valledupar, visitaba los barrios nuevos y los recorría enteros. Si Baute abriera esas cajas, la nostalgia lo invadiría, y es quizá por eso que todavía no lo hace.

“Valledupar suena más que antes. Se ha convertido en la meca del vallenato”.
“Valledupar suena más que antes. Se ha convertido en la meca del vallenato”: Alonso Sánchez Baute. | Foto: Alonso Sánchez Baute

“Valledupar ha crecido de una manera impresionante. Primero, porque la ciudad es muy sexy y la gente la disfruta. Uno llega y se enamora. Y eso tiene que ver con su música, el vallenato y la ciudad misma. Está completamente arborizada y la gente se sigue preocupando por cuidar la naturaleza. Recuerdo que estaba organizada en una sola cuadrícula, lo que era el centro, pero ahora ha crecido mucho urbanísticamente. Muchos edificios”, aseguró el escritor.

La capital vallenata, claro, no ha sido la excepción. En los últimos años, el Caribe colombiano se ha convertido en sinónimo de avance y tesón. Los ocho departamentos de la región han crecido a pasos agigantados, transformando vidas y generando oportunidades. Las inversiones en salud y educación, la consolidación de empresas privadas, el despegue de la oferta turística y la visibilización de las expresiones culturales son algunas de las razones que lo explican. Hoy, empresarios, líderes y referentes de la región también lo confirman.

“Mi propósito con Cartagena es que crezca y se desarrolle aún más”.
“Mi propósito con Cartagena es que crezca y se desarrolle aún más”: Rafael del Castillo. | Foto: Pilar Mejia Dinero

“El Caribe tiene un ADN distinto. A pesar de las adversidades, le encontramos siempre la alegría a las cosas. También sabemos juntar responsabilidad y disfrute. Eso forma a profesionales muy especiales, serios y divertidos. Es una doble condición que nos permite ser más atrevidos, arriesgados”, aseguró Rafael del Castillo, presidente de Novus Civitas.

Oriundo de Cartagena, Del Castillo, un empresario intrépido, lidera uno de los proyectos de desarrollo urbanístico más ambiciosos de la ciudad: Serena del Mar. A la capital de Bolívar la conoce completa y asegura que su crecimiento ha respondido al poderoso movimiento del turismo, la industria y la logística portuaria. Según el empresario, en la década de 1980, esta ciudad era solo “un pueblo pequeño”, pero ahora es la tercera ciudad más importante del país.

“Cartagena desarrolló tres locomotoras económicas muy exitosas. La primera fue el turismo, que es un pilar positivo porque distribuye el dinero en toda la cadena. La segunda, la industria: la refinería, el sistema de petroquímicos, la pesquería y las fábricas. Y la tercera, finalmente, la logística portuaria. El puerto de Cartagena es el número uno de Colombia y sus contenedores traen el grueso de la mercancía”, explicó Del Castillo.

“Ser cartagenera me dio una voz que suena diferente en la cocina, una que no olvida de dónde viene”.
“Ser cartagenera me dio una voz que suena diferente en la cocina, una que no olvida de dónde viene”: Leonor Espinosa. | Foto: Archivo personal

Para la chef Leonor Espinosa, otra orgullosa cartagenera, el Caribe también representa desparpajo y ritmo, y es precisamente el auge de esta cultura lo que ha impulsado el crecimiento de la región. Ganadora de varios reconocimientos internacionales, Espinosa ha atestiguado la expansión de Cartagena desde que tiene memoria. Recuerda haber crecido en una ciudad marcada por desigualdades y carencias, donde lo popular —los saberes, las comidas y los sonidos— se subestimaba y se excluía de la “identidad Caribe”. Esto, sin embargo, dio un giro completo.

“Era una ciudad de contrastes, que hoy percibo con una energía vibrante, más despierta, con jóvenes que exploran nuevos caminos y con un crecimiento cultural y gastronómico que empieza a expresar identidades auténticas. Ese desarrollo debe ir de la mano de una inclusión real y de un respeto profundo por lo que somos. No se trata solo de crecer económicamente, sino de integrar a quienes han sostenido la cultura de la ciudad con sus manos”, puntualizó Espinosa.

Para esta chef, los sabores de Cartagena también narran esa evolución. El arroz de cangrejo, el pescado frito recién sacado del mar, el mango viche con sal y el coctel de camarones son solo algunos de los platos que describen la potencia de sabores que reúne la gastronomía cartagenera. Una mezcla perfecta entre lo salino y lo dulce, lo ácido y lo graso, que ha posicionado al Caribe entre las mejores cocinas del mundo. Un orgullo completo para ella.

Cartagena no tiene un solo sabor, tiene una cadencia de sabores que hablan con acento propio. Por mi parte, más allá de los premios y los reconocimientos, el logro que más destaco es haber construido una cocina que expresa identidad. Una cocina que no se limita a ofrecer sabores, sino que cuenta historias, que genera preguntas. También haber logrado que la biodiversidad y la cultura colombiana tengan un lugar legítimo en la alta cocina. Porque no se trata de cocinar bien, sino de generar sentido”, agregó Espinosa.

“Antes, llegar a Mompox era una odisea, casi macondiana. Eran carreteras completamente despavimentadas”.
“Antes, llegar a Mompox era una odisea, casi macondiana. Eran carreteras completamente despavimentadas”: Hernán Zajar. | Foto: Archivo personal

En Mompox, al sur de Bolívar, el cambio también ha sido alucinante. Lo que alguna vez fue un pueblo remoto, se convirtió en un destino sofisticado. El diseñador de modas Hernán Zajar nació en Santa Cruz de Mompox en 1956, cuando la orfebrería, el crochet, la filigrana y la música eran solo actividades para agotar el tiempo. Con el paso de las décadas, estas expresiones culturales se convirtieron en un emblema del territorio y fortalecieron su economía.

“Yo presencié la transformación desde que las calles eran solo polvo, sin adoquines. Después se hicieron hoteles, los portales de la marquesa se volvieron significativos. Lo que hemos hecho los momposinos ha sido invitar a grandes inversores, apoyar el Festival de Jazz y ahora, facilitar la llegada de cruceros. Ya no están las chalupas sino los cruceros, como en Venecia o Saint-Tropez. Eso fue lo que siempre soñé, que fuera cosmopolita”, afirmó Zajar, quien en 2024 recibió la Medalla de Honor al Mérito de la Gobernación de Bolívar por su aporte al desarrollo del municipio.

“Hablar de Riohacha es hablar de perseverancia, de una tierra que no se rinde”.
“Hablar de Riohacha es hablar de perseverancia, de una tierra que no se rinde”. | Foto: Archivo personal

Al norte de Colombia, La Guajira es un territorio inolvidable. Para el presidente de Asobancaria, Jonathan Malagón, no hay una definición más precisa. Originario de Riohacha, este economista confirma la transformación del departamento y asegura sentirse orgulloso de su progreso, sobre todo en el cubrimiento de necesidades básicas. Gracias a las inversiones en salud, educación y agua potable, el territorio ha experimentado grandes avances y ha logrado impulsar su economía a través del turismo.

“Hablar de Riohacha es hablar de perseverancia, de una tierra que no se rinde. Uno de los cambios más notables ha sido en la educación. Riohacha ha avanzado en garantizar el acceso al conocimiento y a las oportunidades. Esto ha sido posible gracias a un fortalecimiento de la infraestructura educativa y del capital humano. Aunque aún persisten retos importantes, el departamento va por el camino correcto”, concluyó Malagón.

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