Agricultura
Los aguacates de la prosperidad
Cultivar y exportar aguacate hass a Europa y Asia es hoy un gran negocio para Colombia. El país es el principal proveedor en el viejo continente por encima de Israel, México y Chile. Esta es la fórmula de su éxito.
Jaime Gonzales recorre la finca con una mochila en la que guarda una lupa. Invierte horas observando los cultivos. Si ve algo raro, se detiene. Está a la caza de plagas que puedan dañar el aguacate hass que exporta desde hace dos años. “Mi finca tiene nueve hectáreas donde cultivo café, plátano y 600 palos de aguacate”, comenta con acento paisa.
Durante años viajó por toda Colombia en tractomula; transportaba café, cerámicas, hierro y todo lo que encontrara a su paso. Pero el camino lo condujo hasta el campo, donde terminó asentándose. “Yo nunca he sido de fincas, pero me metí en este cuento y es mucho lo que he aprendido”, comenta Gonzales. Ser un labriego no le resultó una tarea sencilla. “La rutina es muy dura y el agro está muy abandonado por el Estado, pero yo no soy de los que tira la toalla fácil”.
Su finca se encuentra a cinco minutos del casco urbano del municipio de Anserma, en Caldas, una zona cafetera que con el tiempo ha integrado el aguacate a sus tierra. La demanda y el potencial del producto en mercados internacionales han favorecido este proceso. Sin embargo, este cultivo es exigente para los productores.
“Una fórmula para fumigar puede costar un millón de pesos y abonar requiere cerca de tres millones de pesos”, comenta Jaime, y la cifra solo aplica para terrenos pequeños, “por eso al iniciar hay que tener buenos fondos”. El clima, es otra variable en contra. “Hace ocho días cayó una granizada y a unos compañeros se les quemó el aguacate”.
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Un largo viaje
A cinco horas de Anserma se encuentra Aguadas, otro municipio con alta producción de aguacate hass en el norte de Caldas. John Ríos lidera un proyecto familiar que inició hace cinco años con la siembra de 500 palos de aguacate; ya van más de siete mil. “Tengo una siembra de 34 hectáreas, pero espero llegar a las cien”, dice con ilusión.
Ríos buscó en los aguacates hass un segundo ingreso, pero el año pasado renunció a su cargo como ejecutivo especialista B2B para el sector gobierno, en una empresa de telecomunicaciones. El crecimiento de sus cultivos y la demanda así lo exigieron. “El agro es el presente y el futuro, siempre sacará a flote el país”, comenta con entusiasmo.
“Lo más importante al inició es tener una buena planificación financiera para sostener el proyecto hasta la primera cosecha, porque los ingresos llegan después de tres años”, precisa John, para quien la jornada de trabajo semanal comienza los domingos. “Ese día me preparo para llegar al lunes con tareas claras para mi equipo”.
Gonzales y Ríos forman parte de los más de 13.000 productores colombianos de aguacate hass, distribuidos en 42 municipios de Antioquia, Cauca, Tolima, Quindío, Risaralda y el norte del Valle y Caldas. La producción y áreas cosechadas reportan un crecimiento constante.
Según cifras entregadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Colombia exportó el año pasado más de 67 mil toneladas, lo que representó un incremento de 50 por ciento respecto a 2019 (44.570 toneladas). En febrero de este año, el país se convirtió en el principal proveedor de aguacate hass en Europa por encima de Israel, México, Chile y España, con un alcance del 30 por ciento del mercado.
Incursionar en el viejo continente no fue una tarea fácil, porque exportar exige altos estándares de calidad. “Los productores deben contar con los permisos del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), con los que aseguran las condiciones básicas de producción”, detalla Carlos Londoño, gerente general de Pacific Fruits, una de las plantas exportadoras más grandes del país que trabaja de la mano de 1.100 productores, entre esos Gonzales y Ríos.
Londoño explica que para sacar un cultivo de exportación se debe cumplir con tres ejes principales: “la trazabilidad, que es todo lo que se hace para entender qué pasó en el proceso, el bienestar del trabajador y el medioambiente”.
Para Chagai Stern, director ejecutivo de Managro, conglomerado israelí propietario de Pacific Fruits, Colombia es un gran país para la producción por sus recursos naturales, pero hay oportunidades de crecimiento en materia de financiación, educación y tecnología. “Nuestra filosofía es empoderar al productor, por eso le brindamos acompañamiento técnico, asesorías y lo invitamos a que conozca todo el proceso, porque esto no se acaba cuando ellos entregan el producto”, señala.
Managro ha observado, durante su permanencia en Colombia, que el promedio de producción es de siete toneladas de aguacate, por hectárea, al año. “A los que más o menos les va bien, sacan 10 y los que dominan la industria están en 15”, comenta Stern. Sin embargo, en otros países esa cifra oscila entre 24 y 29 toneladas por año. “Eso no quiere decir que tengan mejores recursos o tierras, sino que han trabajado en pro de tener una mejor genética y tecnología”, agrega.
Para Stern el principal problema de los productores colombianos es la falta de información y educación, lo que desestima el potencial que tiene la agroindustria para el país. “Cualquier otra industria se puede realizar en otros países, pero la agricultura y los recursos de Colombia no tienen comparación con otros”, concluye.
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