Especial Turismo
¿Qué hacer en Antioquia? Descubra pueblos, cascadas y montañas sagradas
La belleza natural del departamento aún no ha sido suficientemente explorada por los viajeros nacionales y extranjeros.
‘Pueblear’ es una de las actividades turísticas por excelencia de Antioquia, debido a la belleza y el colorido que caracteriza a sus municipios, la vida comercial en torno a sus plazas centrales, su arquitectura histórica y la riqueza gastronómica de la región.
Sin embargo, la Gobernación también está promoviendo experiencias asociadas a los encantos naturales de la región. Los planes incluyen baños en cascadas, avistamiento de aves y conocer la pirámide verde más alta del mundo.
Horizontes, donde las nubes bajan al encuentro de la luna y el sol
Este corregimiento del municipio de Sopetrán, en el occidente antioqueño, a 2.250 metros de altura, es un pueblo entre las nubes, en el que todos los días se puede apreciar, en una sola imagen, la huida del sol y la salida de la luna.
Tiene solo 128 casas y 11 son posadas campesinas en las que los turistas conviven con los habitantes rurales, en casitas de colores que se elevan entre montañas y que, en lugar de direcciones, tienen letreros con los nombres de sus dueños colgados sobre fachadas de colores, que se convierten en balcones desde donde apreciar los centros poblados de la rivera del río Cauca.
¿Qué no perderse en Horizontes?
Las arepas de maíz recién molido, asadas en carbón de leña; la leche recién ordeñada y el café caliente que se vende en cada esquina.
El embrujo de San Rafael
Por sus cascadas, ríos, espejos de agua y piscinas naturales, este municipio del oriente antioqueño es conocido como la Ruta de los Manantiales, que empieza en las cascadas El Tesoro, El Salto del Indio, La Cazuela y La Honda, y sigue por los balnearios Pozo Azul y Las Tangas; los ríos El Bizcocho, Guatapé y Arena; la cueva de Las Golondrinas y los charcos La Araña, La Oscura, Las Maruchas y El Gato.
¿Qué no se puede perder en San Rafael?
Hacer la ruta del llamado Pueblo de las Aves, la primera guía fotográfica de aves de la región, con 260 especies para avistar.
Carmen de Viboral
120 años de tradición, la loza pintada a mano por maestros artesanos, un producto autóctono con denominación de origen, que se hace en pequeñas fábricas de la llamada Calle de la Cerámica, en la que las fachadas están adornadas con piezas y mosaicos de colores. En 2020, la tradición de la cerámica en este municipio antioqueño fue declarada patrimonio cultural inmaterial colombiano.
¿Qué no se puede perder en El Carmen de Viboral?
Comer en Hojarasca Cultura Orgánica, un restaurante vegetariano que transforma la cosecha de más de 200 productos de la Granja Escuela Rena-Ser, y el chorizo de punta, de la Cafetería La Especial, con más de 50 años de historia.
El Salto del Buey, donde la naturaleza es un desafío
Un sendero de 1.600 m de distancia entre La Ceja y Abejorral, en el oriente antioqueño, con una dificultad de 2,5 en la escala de caminantes, y un recorrido de 90 minutos para llegar a una cascada de 70 m, donde la naturaleza y las experiencias extremas son protagonistas como el camping, los columpios y hamacas en altura, el senderismo, el rafting, canopy y tirolina.
¿Qué no se puede perder en El Salto del Buey?
Ir hasta la cascada y disfrutar del proceso de ionización, donde la fuerza de la caída del agua golpea las rocas y provoca el efecto más puro de oxigenación que puedas experimentar.
Cerro Tusa, la pirámide perfecta y montaña sagrada
Este imponente pico de 600 metros, en el municipio de Venecia, suroeste antioqueño, es una de las más altas pirámides naturales del mundo, junto con la Walsh de Australia. Tiene un santuario indígena precolombino, llamado las cuevas de Santa Catalina, el único parque con vocación arqueológica de Antioquia. El recorrido ancestral dura aproximadamente dos horas, en una caminata de alto rendimiento. En esa misma ruta, y siguiendo con lo sacro, está Jericó, la tierra de la madre Laura.
¿Qué no se puede perder en Cerro Tusa?
Los avistamientos de la Diosa de Los Espejos, el Altar de Sacrificios y la Silla del Cacique. Una roca caliza rodeada de vegetación espesa que forma el perfil de una mujer, y los espacios de ceremonias y rituales que usaban las tribus para idolatrarla.
*Contenido elaborado con apoyo de la Gobernación de Antioquia.