Regiones
San Andrés se convirtió en la capital literaria del Caribe con FILSAI 2025
La Feria Internacional del Libro de San Andrés incluyó más de 60 actividades en la isla que reunieron a los visitantes alrededor de la literatura, la música, la oralitura, las artes plásticas y la memoria histórica.

Durante cuatro días de septiembre, en el corazón del Caribe occidental, el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina volvió a convertirse en un faro de pensamiento, memoria y creación colectiva. La séptima edición de la Feria Internacional del Libro de San Andrés (FILSAI) convocó a más de 60 actividades que involucraron literatura, oralitura, performance, música, artes plásticas y reflexión crítica. Un gesto cultural que no sólo celebra los libros, sino que reclama un lugar para las islas en el mapa de las narrativas contemporáneas, que conecta a la Colombia continental con la Colombia insular y las pone a dialogar con la Gran Cuenca del Caribe.
Bajo el lema “Aal a Wi” —“todos nosotros” en lengua creole—, la feria reafirmó su vocación pan-caribeña al recibir como país invitado a Jamaica. Esta elección no fue un gesto simbólico, sino una declaración política: el Caribe se piensa en archipiélago, en red, en lengua cruzada. La historiadora jamaicana Verene Shepherd, vicepresidenta del Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial, ofreció una conferencia inaugural sobre reparación histórica, conectando la literatura con la justicia climática, el colonialismo y la memoria.

Junto a ella, figuras como la investigadora Donna P. Hope exploraron el dancehall como espacio de subversión erótica y poder político. La embajadora Emiliana Bernard, escritora y diplomática isleña, tejió puentes lingüísticos y afectivos entre Kingston y San Andrés, reavivando la conciencia de una misma raíz cultural.
En este propósito cultural, el Gobierno del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina respaldó la realización de la feria, reafirmando su compromiso con la promoción de la cultura, la identidad isleña y los procesos que fortalecen el diálogo entre la Colombia insular y continental. Este acompañamiento institucional resalta la importancia de FILSAI como un escenario de proyección internacional que posiciona al archipiélago en el corazón de las narrativas caribeñas.
En total, más de 40 autoras y autores de Colombia, Trinidad y Tobago, Cuba, Camerún y España, con una especial representación de las Islas Canarias, se dieron cita en escenarios como el Cañón de Morgan, el Centro Cultural del Banco de la República y el recién inaugurado centro cultural La Escalera. En talleres escolares, recitales poéticos, presentaciones de libros y conversaciones abiertas la palabra se volvió un acto político. Entre las voces destacadas estuvieron Celeste Mohamed, Hazel Robinson, Keshia Howard, Juan Manuel Roca, Maríamatilde Rodríguez, Beatriz Vanegas Athias, Claudia Amador y Felipe Núñez Mestre.
La apertura del centro cultural La Escalera en el sector de Black Dog marcó otro hito. Un espacio independiente gestionado por Mamaroja Company —organizadora de FILSAI desde sus inicios—, que se inaugura con la exposición colectiva Aal a Wi Art. Obras como DTVE de Elias Heim, Las cosas que todavía me duelen de Karen Bendek, Sobre el silencio azul de Giovhanni Marín y Las madres de Cátula Álvarez Berrío, dialogan sobre la fragilidad económica, la maternidad insular, el cuerpo como archivo y el patrimonio amenazado. Un gesto curatorial que vincula arte y territorio.

La programación incluyó a la oralidad como archivo vivo del Caribe. Se habló de kriol, de los bordes porosos entre lengua e identidad, de la justicia narrativa que las islas pequeñas (SIDS) reclaman para evitar su extinción simbólica. En este contexto, espacios como “Mujeres que narran”, que reunió autoras del Caribe insular y continental, se volvieron urgentes: conmovieron, interpelaron, tejieron redes.
Uno de los momentos más potentes fue el homenaje a Miss Chiqui, Cecilia Francis Hall, proclamada artista musical del siglo. Su presencia, junto al Trinity Choir y al Grupo Creole, transformó el acto en una misa laica por la memoria viva del archipiélago. En FILSAI, la música fue literatura, y la literatura, un canto de resistencia. La programación musical también incluyó al legendario grupo Orange Hill, al pianista cubano Andrés Hernández Font, al joven grupo Bahari y el reggae de Joe Taylor Fire Band.
FILSAI demostró este año que no es solo una feria del libro o un evento coyuntural. Es una plataforma de pensamiento desde la periferia. Un proceso de largo aliento que hace visible a un pueblo que ha sido sistemáticamente invisibilizado. En cada poema, en cada canción, en cada conversación sobre la lengua creole o los efectos del turismo masivo, se activa una pedagogía del presente que el continente aún no ha querido escuchar del todo.
San Andrés, por estos días, se convirtió en capital literaria del Caribe insular. Y la literatura, en su forma más radical, volvió a ser lo que nunca debió dejar de ser: un acto de resistencia amorosa.
*Contenido elaborado con el apoyo de la Gobernación del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.