Biodiversidad
Seis científicos colombianos revelaron el misterio del colibrí de Santa Marta: “Es un gran logro para la investigación científica del país”
Sus hallazgos fueron publicados por una prestigiosa revista científica de Cambridge.
El colibrí de Santa Marta, conocido como ala de sable, estuvo en la lista de aves perdidas de la organización Re:wild y fue considerada una especie fantasma por más de 100 años. Esta ave endémica de Colombia, vista de nuevo en 2022, se distingue por la forma de sus alas y por su plumaje distintivo: el macho luce un vibrante verde con una garganta azul, mientras que la hembra es verde por encima y mayoritariamente blanca por debajo.
Tras su redescubrimiento, se inició una investigación exhaustiva durante tres años, que recientemente fue publicada en Bird Conservation International, una prestigiosa revista de la Universidad de Cambridge, Inglaterra.
“Este es un logro para la investigación científica colombiana. Estamos demostrando que tenemos la capacidad de hacer el trabajo de campo y publicar informes de talla mundial”, aseguró Carlos Esteban Lara, profesor asistente de la Universidad Nacional, sede La Paz.
La universidad fue clave en la alianza que se forjó para el estudio del colibrí de Santa Marta. La coalición involucró la participación de expertos de distintas entidades como la ONG Selva, ProCAT Colombia y American Bird Conservancy (ABC). En total fueron siete investigadores, seis de ellos colombianos y un estadounidense.
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Esta publicación no solo confirma el redescubrimiento del colibrí más buscado por la comunidad de ornitólogos y observadores de aves en Colombia, sino que además proporciona un conocimiento amplio de la especie que permitirá trazar rutas de conservación.
“Con esta investigación pudimos resolver preguntas claves acerca de su distribución, su estado de amenaza, sus dinámicas de apareamiento y alimentación”, puntualizó Lara. El estudio reveló por qué no se había visto al colibrí hasta ahora: prefiere zonas boscosas asociadas al río y territorios aptos para la siembra de banano y café, justo como lo es la cuenca del río Guatapurí, ubicada al costado de la Sierra Nevada de Santa Marta que corresponde al departamento del Cesar.
Un tesoro de la biodiversidad colombiana
De acuerdo con las cifras de la ONG Selva, la Sierra Nevada de Santa Marta es considerada el centro de endemismo continental más grande del mundo. Este ecosistema montañoso es hogar de 24 especies endémicas, es decir, aquellas que son propias de Colombia y no se encuentran en otros países.
“Tal es la avifauna de la sierra que existen zonas con una amplia oferta de aviturismo, como lo es el corregimiento de Minca o la Cuchilla San Lorenzo. Allí los pajareros pueden observar en un solo día hasta 15 aves endémicas de la zona”, detalló el profesor Lara.
De hecho, fue en este visitado sector, que durante años se realizó la búsqueda del colibrí. Y gracias a la investigación se aclaró que realmente se encuentra en cuatro zonas específicas: Atánquez, San José, Chendúcua (César) y Alto de Macotama (La Guajira).
Estos lugares se encuentran dentro de los territorios ancestrales de las comunidades indígenas Kankuamo, Yukpa, Kogui y Wiwa. Lara mencionó la importancia de generar colaboraciones con las autoridades de cada comunidad para resguardar al colibrí y crear un verdadero santuario para esta ave.
“Además estamos hablando de una especie que bajo toda forma de pensamiento ancestral indígena es sagrada. Proteger al colibrí es una tarea que nos compete a todos, porque aunque fue redescubierta, aún está en peligro”, enfatizó Lara.

¿Cómo se redescubrió esta especie?
Durante más de cien años el colibrí de Santa Marta fue una de las grandes incógnitas ecológicas del país. Entre 1879 y 1946 se observó un individuo de la especie; desde ese entonces, hasta el 2022 no se volvió a tener certeza de su presencia.
Fue hasta que Yurgen Vega, investigador de la ONG Selva, llegó a la cuenca del río Guatapurí en búsqueda de otra especie, que se obtuvo la primera fotografía del colibrí. Y un año después, un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Colombia, entre quienes se encontraban Lara, Andres Cuervo y Elquin Toro, hicieron expediciones para observar al ave.

Un santuario para el colibrí
Lara invitó a uno de sus estudiantes de biología a realizar el recorrido. Jaider Carrillo, quien tuvo el privilegio de ser uno de los primeros en observar nuevamente al colibrí, ahora comparte su experiencia como guía de avistamiento de aves en Perijá Birding Travel, una iniciativa de ecoturismo sostenible que trabaja en colaboración con las comunidades indígenas locales.
“Compartimos el redescubrimiento del colibrí de una manera responsable: mediante pocas visitas a este territorio sagrado para no arriesgar a la especie”, aclaró Carrillo.
Tan solo 20 expertos observadores han visitado la zona donde habita el colibrí, que según los estudios publicados por los expertos, es una especie microendémica, es decir, que depende de un área pequeña para vivir. “El colibrí habita apenas en 23 kilómetros cuadrados que deben ser protegidos como un santuario”, concluyó Lara.