Turistas brasileños llegan por error a un pueblo de Boyacá y quedan encantados: ahora quieren que el mundo lo conozca

A dos horas y media de Bogotá, vía Tunja, se encuentra Samacá, uno de los municipios de Boyacá que se ha tomado muy en serio la tarea de atraer cada vez más turistas al territorio. Entre sus aspiraciones está convertirse en una parada obligada de los visitantes que masivamente se movilizan todos los fines de semana a Villa de Leyva.

El objetivo es que el desarrollo del sector pueda contribuir a mejorar la vida de las 27 mil personas que lo habitan, de las cuales 2.000 son extranjeros y unas 3.000 víctimas del conflicto armado, desplazados principalmente de Antioquia y Cauca.

Según su alcalde, Wilson Castiblanco Gil, Samacá lo tiene todo para lograrlo y encantar a quienes se aventuran a conocerlo: la amabilidad que caracteriza a los boyacenses, una belleza natural incomparable, la auténtica comida campesina que hace brillar en cualquiera de sus preparaciones a la gallina, su plato típico; además de los calados, un amasijo tradicional característico de este valle de la provincia Centro, que han hecho muy populares a tres panaderos locales.

Incluso visitantes internacionales han puesto sus ojos en el potencial turístico de Samacá. Recientemente, un grupo proveniente de Brasil, que recorre el mundo buscando destinos memorables, quedó maravillado con el municipio y ve más oportunidades de desarrollo en el corto plazo que lo que sus propios habitantes perciben en el día a día. Con ellos, las autoridades locales comenzaron a hablar de turismo de manera más estructurada, explorando la posibilidad de avanzar en un proceso de capacitación, planeación y organización del sector. Se trata de una propuesta que podría marcar un antes y un después en la consolidación de Samacá como destino.

SEMANA: Atraer cada vez más turistas al municipio ha sido uno de los compromisos que asumió con los samaquenses. ¿Está satisfecho con lo hecho hasta ahora?

Wilson Castiblanco Gil: El año pasado le dimos fuerza al turismo con un equipo dedicado al desarrollo del sector, y este año lo ampliamos porque queremos avanzar más con el Fondo Nacional de Turismo (Fontur) en temas de señalización y capacitación. Además, en lo que respecta a la gastronomía, tenemos los calados, conocidos en el municipio como “los milagrosos”. Este es un producto muy importante que se destaca por su sabor y por las características especiales que rodean su preparación. Con las empresas a cargo de su producción, y otros actores de la región, queremos conformar un clúster turístico para, por ejemplo, enlazar en una ruta turística la gastronomía local con la historia de la primera fábrica de hilados y tejidos del país y la zona del páramo.

También estamos pensando ofertar otra ruta que invite a conocer nuestra historia desde la época indígena, con un recorrido por la vereda Pataguy, donde hay pictogramas en las piedras. Ahí está el mirador Valle San José e incluso hay una posada; es un sitio mágico para descansar. Para todo esto se están preparando hoy los operadores turísticos. Es una oferta muy diferenciada y complementaria a la de Villa de Leyva. Además, la fiesta del campesino que se celebra en el municipio en junio ya es un referente nacional.

¿Qué tan desarrollada es la oferta hotelera?

W.C.G.: Es algo en lo que venimos trabajando. El plan es que los turistas que decidan quedarse a descansar en el municipio puedan conocer cómo se cultiva la papa. Es tan fértil la tierra y la actividad agrícola que los visitantes pueden ver las diferentes etapas en cultivos distintos: unos pueden estar sembrando, otros deshierbando la papá y otros sacándola. O vivir la experiencia de intentar ordeñar una vaca como se hace en Panaca. Consideramos que este es un potencial grande que tiene Samacá y un buen momento para aprovecharlo.

¿Cuál es la oferta para Semana Santa?

W.C.G.: Durante Semana Santa organizamos algo muy bonito el Domingo de Ramos. Reemplazamos la palma de cera por un árbol nativo y se lo entregamos a todas las personas que van a la eucaristía. Este año vamos a entregar un árbol de fruta, de mora, morón, fresa, durazno o ciruela, para promover la adopción de un árbol, su siembra y provecho en los hogares. Esta es la mejor clase ambiental que puede recibir una persona; una experiencia transformadora.

Además, en Samacá se fabrican unas cruces inmensas que requieren de hasta 100 personas para ser movilizadas durante el vía crucis que sale del casco urbano hacia el cerro Caraguata. La banda sinfónica participa de las actividades en las iglesias y se realizan más de ocho procesiones alrededor de las vías principales del municipio durante los días santos.

A finales del año pasado lanzó nuevamente la iniciativa “Un Día sin Alcohol”, con la que busca reducir la violencia y los accidentes en el municipio. ¿Qué impacto tuvo y cómo respondió la comunidad?

W.C.G.: El Family Fest es un evento único en Colombia que busca fomentar la integración familiar y promover la diversión sin la necesidad del consumo de alcohol. Recordemos que este es uno de los departamentos que reporta mayor consumo. Entonces, decretamos ley seca, ahora con el apoyo del comercio, porque antes nos regañaban. Le ofrecemos a los niños, jóvenes y abuelos una forma diferente de divertirse. El resultado del día lunes es que disminuyen en la inspección y la comisaría todas las estadísticas de riña y de violencia intramural.

Queremos que este sea un proyecto de impacto nacional. Ojalá en Colombia hiciéramos un día sin consumo de alcohol como hacemos el día sin carro. Que este festival pudiera realizarse en los 1.104 municipios. Por ahora, los alcaldes de los municipios de Paipa, Sora, Motavita, Cómbita, Tuta, Sotaquirá y Sutamarchán entre otros, aceptaron nuestra invitación para realizar de manera simultánea esta fiesta, que al final lo que busca es sensibilizar a los colombianos sobre el consumo de bebidas embriagantes en favor de su salud física y mental.

El suministro de agua potable hoy es una problemática para varias regiones. ¿Cómo es la situación en Samacá?

W.C.G.: Este será un reto clave para 2025. El objetivo principal es llevar agua potable a todo el territorio, tanto rural como urbano, optimizando y rehabilitando los acueductos, desde la fuente de abastecimiento hasta el tratamiento del agua y la distribución final. En el sector urbano se destinaron 877 millones de pesos para los estudios y diseños que proyectarán al acueducto por más de 50 años. Es una obra de más de 25 mil millones de pesos. Para los acueductos rurales se usarán recursos propios y regalías. Con esto también se busca mejorar la salud de la población, reduciendo enfermedades gastrointestinales causadas por la mala calidad del agua.

Hablando de salud, usted anunció la inversión de 13 mil millones de pesos. ¿Cuál es el plan?

W.C.G.: La salud es hoy una de las grandes prioridades para el municipio. El hospital tiene más de 50 años y el plan estima remodelar toda la infraestructura física y dotarlo con equipos de última tecnología en año y medio. Para eso vamos a invertir esos 13 mil millones de pesos que gestionamos con el Ministerio de Salud. Esto nos va a permitir prestar servicios de mayor calidad no solo a Samacá sino la región en general, porque el municipio es epicentro de la provincia Centro. A nuestro hospital acuden personas de Cucaita, Sora, Ventaquemada, entre otros municipios, porque el laboratorio clínico, urgencias y rayos X están disponibles las 24 horas. Ahora, con la nueva infraestructura, vamos a tener especialidades como ginecología, ortopedia y cardiología, en respuesta a las enfermedades más comunes que se presentan en el territorio.

Hay otra tema importante y es la dificultad que reportan muchas comunidades para movilizarse y poder recibir la atención necesaria en los centros urbanos….

W.C.G.: Llegar hasta donde está la gente ha sido fundamental. Por eso, nuestro enfoque incluye una estrategia que se llama Veredas saludables, a las más lejanas, a los barrios más distantes, llevamos servicios de higiene oral, odontología en general y laboratorio clínico. En nuestra ejecución, nos hemos encontrado niños de 8 años que nunca habían recibido un esquema de vacunación o habían ido al odontólogo. Además de eso, hacemos controles de nutrición, crecimiento y peso con los niños y niñas; y ahora, vamos a complementarlo con temas de salud mental y epigenética, muy relevantes para la región.

Por último, ¿cómo puede Samacá conciliar su profunda relación con la minería de carbón con la protección de los páramos y la reconversión económica?

W.C.G.: Para lograr esta conciliación se estableció una mesa minero ambiental de la que participan todos los actores clave: Ministerio de Minas, Agencia Nacional de Minería, Ministerio de Medio Ambiente, Corpoboyacá, Secretaría de Medio Ambiente de la Gobernación, unidades departamentales y municipales de gestión del riesgo, empresarios, ambientalistas y agricultores, entre otros, permitiendo acuerdos y delimitando áreas específicas para la minería y la protección del páramo. Se ha fomentado la comprensión sobre la importancia del agua y se han resuelto conflictos entre entidades reguladoras. Además, se propone que los grandes mineros apoyen a los mineros ilegales para integrarlos en una actividad más regulada y sostenible, impulsando así un desarrollo económico articulado con la protección ambiental.