La infraestructura turística es fundamental para el desarrollo económico, la proyección internacional y el fortalecimiento social en las regiones del país. Aeropuertos, vías, muelles, trenes y cruceros no solo conectan territorios, son el primer contacto del visitante y lo que incide en que la experiencia sea memorable o frustrante. Desde las gobernaciones y secretarías de Turismo coinciden en que la clave es transformar la infraestructura desde una visión turística.

Eduardo Verano de la Rosa, gobernador del Atlántico, insiste en que “el turismo debe estar en el centro de la planeación de la infraestructura”. A pesar del crecimiento turístico sostenido de este departamento durante los últimos 12 años, aún hay retos importantes como mejorar el acceso al aeropuerto Ernesto Cortissoz, con señalética y bahías bien diseñadas. Lo mismo sucede con la apuesta por el turismo de cruceros, que demanda muelles y terminales con estándares internacionales.

Sin embargo, el departamento muestra avances con proyectos como el Muelle 1888 en Puerto Colombia y el complejo Náutico Salinas del Rey, que impulsan el turismo histórico, gastronómico y náutico. Además se suman iniciativas como el Malecón del Mar, la Plaza de la Arepa de Huevo y el Corredor Gastronómico del Chicharrón, a las que complementa un plan vial cercano a un billón de pesos que mejora la conectividad secundaria y terciaria.

Todos estos avances están respaldados por un modelo de gobernanza colaborativa, el Equipo de Destino, que articula los sectores público, privado y comunitario. “La relación con Fontur y el Viceministerio de Turismo ha sido también clave para avanzar en la gestión integral de playas, certificaciones de sostenibilidad y promoción nacional”, señaló Verano de la Rosa. Sin embargo, lamentó que las reglas de cofinanciación nacional prioricen territorios PDET y Zomac, limitando el acceso a recursos.

A pesar de ello, el Atlántico participa activamente en un esfuerzo regional para reposicionar al Caribe como destino turístico de clase mundial. En alianza con Cotelco Santa Marta, la RAP Caribe y otros siete departamentos, se firmó un pacto durante la Vitrina Turística de Anato para impulsar la promoción conjunta, el desarrollo sostenible y la seguridad turística.

En el extremo opuesto del país, el Chocó enfrenta retos en conectividad que limitan su potencial turístico. Yimy Leiter Aguilar Mosquera, secretario de Desarrollo Económico, advirtió que “muchos de nuestros destinos siguen sin explorarse por falta de acceso. La inestabilidad del transporte aéreo y el estado de las vías hacen que el turismo sea costoso y poco competitivo”. Bahía Solano, uno de los sitios más emblemáticos del Pacífico, requiere modernizar su aeropuerto José Celestino Mutis, adecuar el muelle turístico y mejorar los servicios públicos. La Gobernación ha diseñado una ruta que une gobernanza territorial, fortalecimiento de la cadena turística y valorización de la riqueza ecosistémica y cultural.

“El Chocó es el único departamento colombiano con costas en dos océanos. Tenemos tres parques nacionales y los 31 municipios tienen potencial de turismo de naturaleza”, explicó Aguilar. Para aprovechar esta riqueza, el departamento propone la narrativa ‘Historias de Pueblo’, que integra identidad afro e indígena, biodiversidad y sostenibilidad. La hoja de ruta incluye inversión privada en conectividad, creación de centros culturales, uso de predios públicos para proyectos turísticos y alianzas para el desarrollo portuario y aeroportuario.

Una situación similar vive el Amazonas. Óscar Sánchez Guerrero, gobernador del departamento, advirtió que aunque Leticia cuenta con un aeropuerto internacional que conecta con Perú y Brasil, no dispone de un embarcadero adecuado para el río Amazonas. Por eso se formulará un proyecto de pasarela turística para el acceso en distintas épocas del año, que será clave para consolidar el turismo bioecológico y multicultural.

Diana Marcela Blanco, directora de Turismo de Leticia, aseguró que la falta de conectividad limita el desarrollo turístico e insistió en que sin inversión en infraestructura no se mejorará la competitividad. “Estamos haciendo gestiones para mejorar las frecuencias aéreas, abrir nuevas rutas y atraer aerolíneas como JetSMART, a la que ya entregamos un estudio de mercado”, detalló.

También buscan conectar Leticia con Iquitos, mejorar cinco embarcaderos en comunidades indígenas, desarrollar un punto estratégico en el malecón y diseñar la Ruta Biocultural que integre transporte urbano, rural y fluvial. “Una ampliación del aeropuerto, una terminal fluvial bien equipada y rutas intermodales transformarían la experiencia del visitante”, afirmó y destacó que ya se presentaron propuestas al Gobierno y Fontur para consolidar a Leticia como destino amazónico de alto nivel.

En Santander la apuesta por la infraestructura turística también avanza con fuerza. Jorge Rangel, secretario de Turismo, destacó la apertura de la ruta aérea Medellín-San Gil-Bucaramanga, resultado de la colaboración entre Gobernación, alcaldías y la Cámara de Comercio. A esto se suma la rehabilitación del aeropuerto de Málaga y una inversión de más de 28.000 millones de pesos para la Transversal del Carare en 2025. Santander, además, impulsa proyectos de alto impacto como el Puerto del Embalse de Topocoro y el Centro de Convenciones del Oriente, con oportunidades para hoteles y parques temáticos, respaldados activamente por la primera dama, Victoria Casallas.

La apuesta por el turismo como motor de inclusión y desarrollo choca con una realidad compleja: brechas de conectividad, limitaciones técnicas y territorios con alto valor natural y cultural sin condiciones mínimas para recibir visitantes. Aunque el Gobierno nacional ha señalado que la modernización del transporte es una prioridad, llevar esa visión a la práctica implica superar desafíos estructurales. “No se trata solo de mover personas, sino de conectar cultura, naturaleza y economía”, afirmó Verano de la Rosa, e insistió en que la infraestructura debe pensarse desde una mirada turística y no solo logística.

El Departamento Nacional de Planeación (DNP) estima que el 85 por ciento de las vías secundarias priorizadas pueden conectar zonas turísticas. Pero muchas de esas rutas siguen siendo trochas. En regiones como el Chocó, donde la biodiversidad es un activo, la falta de infraestructura limita el turismo. Aunque se han aprobado muelles y embarcaderos fluviales, el problema central es la débil capacidad técnica de los entes territoriales para estructurar proyectos completos y viables.

En paralelo, se han logrado avances con la modernización de algunos aeropuertos en Tolú, Armenia o Providencia, y con tecnologías como torres de control digitales. Aun así, persiste la necesidad de ampliar y adaptar terminales aéreas en zonas con creciente demanda. De hecho, el Plan Nacional de Desarrollo pide desarrollar “aeropuertos sociales” que atiendan la doble vocación turística y comunitaria.

También el transporte marítimo muestra señales de transformación. En Santa Marta, la modernización del puerto ha permitido recibir más cruceros, mientras Cartagena se consolida como puerto líder en la región. En Urabá, la construcción de Puerto Antioquia promete abrir la puerta a destinos emergentes como Capurganá y Sapzurro.

El enfoque intermodal también toma fuerza. El Ministerio de Transporte reactivó el corredor férreo Bogotá-Belencito y trenes turísticos como el de Semana Santa y el Tren Navideño, que movilizaron miles de pasajeros en 2024. Esto demuestra que el tren puede ser una opción competitiva y sostenible para el turismo patrimonial.

Pero los proyectos que aún no despegan revelan un cuello de botella persistente: la baja calidad en la formulación técnica de iniciativas locales. Para darle solución a esta problemática, el Viceministerio de Turismo acompaña a municipios con lineamientos y fichas orientadoras. Además, ya están en marcha proyectos como la instalación de 88 embarcaderos en 81 municipios, impulsando el turismo fluvial en zonas como la Laguna de Tota o el Magdalena Medio.

Así mismo, a través de la Estrategia de Convergencia Regional, el Gobierno busca articular 50.000 kilómetros de vías, 207 puertos fluviales y 15 terminales aéreas, no solo para mejorar la movilidad, sino para garantizar acceso a servicios y potenciar las economías locales. “La clave está en conectar los territorios con la red primaria del país”, señalaron desde el DNP, destacando que el turismo puede convertirse en una alternativa al modelo extractivo.

Desde la ANI también destacaron cómo sus concesiones viales están acercando a los colombianos a destinos turísticos clave. En la costa Caribe, las Autopistas al Mar conectan con Necoclí y Tolú, mientras proyectos como Puerta de Hierro-Palmar de Varela mejoran el acceso a Cartagena, Santa Marta y La Guajira. En el Eje Cafetero, corredores como Armenia-Pereira-Manizales consolidan un nodo turístico vital, y vías como Cambao-Manizales revelan paisajes cercanos al Nevado del Ruiz.

En el Pacífico, obras en el Valle y Cauca conectan Cali, Palmira y Buenaventura, integrando biodiversidad y gastronomía. Al sur, vías como Rumichaca-Pasto impulsan el turismo religioso, mientras Santana-Mocoa-Neiva facilita el acceso a reservas naturales. En el oriente, proyectos como Villavicencio-Yopal permiten llegar a destinos como Puerto López y Restrepo.

En el modo aéreo, la ANI gestiona actualmente 15 aeropuertos concesionados que movilizaron más de 85 millones de pasajeros en 2024. El Dorado se mantiene como el principal hub aéreo de América Latina, con conexiones a 56 destinos internacionales. Y la ampliación de su infraestructura –cuya primera etapa comenzaría en junio de 2025– promete mejorar la experiencia del viajero. El José María Córdova de Rionegro se consolida como el segundo aeropuerto de mayor movimiento y pieza clave en la conectividad. Con 23 rutas internacionales y 12 nacionales, es una puerta de entrada estratégica para el turismo en el noroccidente.

Desde ProColombia, la infraestructura se entiende no como una barrera, sino como una oportunidad para potenciar territorios turísticos aún poco explorados. “Más que limitaciones, identificamos oportunidades de mejora que, bien gestionadas, pueden convertirse en motores de desarrollo y competitividad regional”, señaló Carmen Caballero, presidenta de la entidad.

Este enfoque busca activar economías locales a partir del turismo, conectando regiones que antes estaban al margen. Por eso se promueven proyectos como terminales intermodales en zonas emergentes, puertos para cruceros y reconversión de líneas férreas con fines turísticos. “Estos proyectos no solo facilitan el acceso a destinos emergentes, sino que abren rutas para inversión, empleo y desarrollo sostenible”, agregó Caballero. La articulación entre sectores público y privado es clave para responder a las necesidades reales del sector.

Bajo el liderazgo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y con apoyo de Fontur, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y gobiernos locales, ProColombia canaliza esfuerzos en iniciativas de alto impacto. El foco está en mejorar la conectividad aérea, terrestre y marítima, sobre todo en regiones con gran potencial turístico pero limitada capacidad receptora. “Hay territorios que requieren mejor articulación para integrarse a la oferta internacional con condiciones competitivas y de calidad”, afirmó Caballero.

En esa misma línea, Fontur ha desplegado desde 2023 una ambiciosa agenda de inversión pública centrada en territorios con riqueza natural y cultural, pero escasa infraestructura. “Hemos gestionado y aprobado proyectos por más de 220.000 millones de pesos, con impactos directos en la competitividad regional y el bienestar de las comunidades”, aseguró Fernando Estupiñán, gerente encargado de la entidad.

La inversión en turismo de naturaleza también es prioritaria, con intervenciones en áreas protegidas que aseguran una experiencia segura y respetuosa con el entorno. “Queremos que Colombia, el país de la belleza, ofrezca condiciones adecuadas para el ecoturismo, sin comprometer la integridad de sus ecosistemas”, subrayó Estupiñán.

Colombia ya cuenta con una hoja de ruta para hacer de la infraestructura una palanca del turismo sostenible. Pero el éxito de esta apuesta dependerá de la coordinación efectiva entre el Gobierno nacional, los territorios y el sector privado, con el reto de transformar la conectividad en desarrollo y oportunidades reales para las comunidades.