Opinión

Adaptabilidad del liderazgo en entornos geopolíticos complejos: el reto del presente

Esta capacidad no es solo una competencia deseable, sino una necesidad urgente para garantizar la sostenibilidad y la relevancia de cualquier organización.

María Carolina Angulo
23 de mayo de 2025, 10:14 p. m.
Los líderes necesitan adaptarse y guiar a sus organizaciones en medio de contextos constantemente volátiles
Los líderes necesitan adaptarse y guiar a sus organizaciones en medio de contextos constantemente volátiles | Foto: 123RF

Vivimos una era en la que la volatilidad geopolítica ya no es una excepción, sino una constante. Guerras, tensiones comerciales, crisis energéticas, migraciones masivas, polarización política y cambios climáticos se combinan en un cóctel que desafía profundamente la capacidad de liderazgo en todos los niveles, desde grandes corporaciones hasta emprendimientos locales.

En este contexto, la adaptabilidad del liderazgo no es solo una competencia deseable, sino una necesidad urgente para garantizar la sostenibilidad y la relevancia de cualquier organización.

Colombia, como país emergente, no está exenta de estos desafíos. La dependencia de mercados externos, la exposición a la volatilidad de los precios internacionales de materias primas y las tensiones internas entre distintos actores sociales y políticos crean un entorno que exige un liderazgo ágil, informado y resiliente.

La nueva naturaleza del liderazgo

Durante décadas, el liderazgo fue entendido como una capacidad asociada al control, la planificación y la ejecución de estrategias lineales. Sin embargo, los entornos geopolíticos actuales son marcadamente no lineales. Esto obliga a quienes lideran a moverse en la ambigüedad, a tomar decisiones con información incompleta y a anticipar disrupciones en lugar de simplemente responder a ellas.

La firma Deloitte, en su informe “2024 Global Human Capital Trends”, identificó la adaptabilidad como la habilidad más crítica que las organizaciones deben desarrollar para sobrevivir a los cambios geopolíticos.

El 92 por ciento de los consultados afirmaron que su modelo organizacional deberá transformarse radicalmente en los próximos años debido a factores externos como la geopolítica, el cambio climático o la inteligencia artificial. Esta realidad exige liderazgos con capacidad de aprendizaje continuo, empatía cultural, visión estratégica y flexibilidad operativa.

Colombia: un laboratorio de resiliencia

En muchos sentidos, el contexto colombiano ofrece un escenario ideal para desarrollar y poner a prueba estas habilidades de liderazgo adaptativo. El país ha tenido que enfrentarse históricamente a una serie de desafíos interconectados: conflicto armado, desplazamiento forzado, narcotráfico, desigualdad estructural, y más recientemente, el impacto de la pandemia y las tensiones sociopolíticas post-acuerdo de paz.

A pesar de este panorama, Colombia también ha demostrado una enorme capacidad de resiliencia empresarial. Según cifras del DANE, en 2023 se crearon más de 320.000 empresas nuevas, un crecimiento del 10 por ciento respecto al año anterior. Muchas de estas empresas surgieron de contextos vulnerables, lideradas por personas emprendedoras que supieron adaptarse a las restricciones económicas, a la transformación digital y a la incertidumbre del mercado global.

Liderar en un entorno como el colombiano implica tener un radar siempre activo: entender cómo los cambios en las relaciones entre Estados Unidos y China pueden afectar las exportaciones nacionales; cómo los conflictos en Medio Oriente alteran los precios del petróleo, o cómo la migración venezolana impacta en la dinámica laboral y social. Un liderazgo adaptativo no se encierra en su contexto inmediato: lo trasciende.

Para afrontar con éxito la incertidumbre, el liderazgo requiere una combinación sólida de capacidades. Es fundamental desarrollar una visión sistémica que permita comprender las interacciones entre los factores económicos, sociales y políticos. A ello se suma el pensamiento crítico, indispensable para tomar decisiones fundamentadas en evidencia en medio de un exceso de información.

También es clave la gestión del cambio, que implica acompañar a las organizaciones en procesos de transformación con propósito y claridad. La inteligencia emocional y cultural permite liderar desde la empatía, valorando la diversidad de perspectivas y contextos.

Finalmente, la agilidad estratégica se manifiesta en la habilidad de diseñar planes flexibles, contemplando escenarios alternativos y reaccionando con rapidez ante situaciones inesperadas.

Estas capacidades no se adquieren exclusivamente en espacios académicos. Surgen del aprendizaje acumulado en la experiencia, en el manejo de fracasos, en el intercambio de conocimientos y en la construcción de redes colaborativas sólidas. De allí la importancia de que instituciones educativas, gremios y el Estado fomenten una formación continua en liderazgo adaptativo, con especial énfasis en las nuevas generaciones.

Los entornos geopolíticos complejos no desaparecerán. Por el contrario, todo indica que se intensificarán. La tarea, entonces, no es esperar tiempos de estabilidad, sino construir organizaciones y liderazgos capaces de prosperar en la incertidumbre.

La adaptabilidad no es signo de debilidad, sino de inteligencia estratégica. Es el atributo que permite a las empresas sobrevivir a las crisis, innovar en la adversidad y generar valor sostenible para la sociedad. Un liderazgo adaptativo no solo responde al contexto: lo transforma.

En manos de quienes lideramos hoy está la posibilidad de preparar a Colombia para un futuro en el que la resiliencia, la inteligencia colectiva y la visión global sean las bases de un desarrollo verdaderamente sostenible. El reto está planteado, y el momento para asumirlo es ahora.

María Carolina Angulo, CEO & CoFounder en Lök Foods