Opinión

Atención domiciliaria: la joya oculta del sistema de salud colombiano

La atención médica domiciliaria tiene múltiples beneficios, como la reducción del riesgo de infecciones intrahospitalarias, la disminución de los costos operativos del sistema y el mejoramiento de los indicadores de satisfacción y adherencia terapéutica.

9 de mayo de 2025, 4:53 p. m.
La atención médica domiciliaria combina humanidad, sostenibilidad y calidad en un mismo modelo.
La atención médica domiciliaria combina humanidad, sostenibilidad y calidad en un mismo modelo. | Foto: Cortesía Mariana Rodríguez Rodríguez.

En los pasillos de clínicas y hospitales solemos asociar el cuidado en salud con grandes máquinas, batas blancas y paredes asépticas. Pero la verdadera revolución silenciosa de nuestro sistema está ocurriendo en las salas, los comedores y cuartos de miles de hogares colombianos: la atención domiciliaria.

Durante años se le ha visto como un complemento de los servicios institucionales. Sin embargo, en realidad, es una poderosa alternativa de atención integral que, bien implementada, puede ser más humana, costo-efectiva y resolutiva que muchos modelos tradicionales. ¿Por qué, entonces, sigue siendo una joya oculta? Porque aún no hemos comprendido su potencial transformador.

Una solución humana y costo-efectiva

La atención domiciliaria no solo deshospitaliza: también humaniza. Permite que el paciente esté rodeado de sus afectos, reduce el riesgo de infecciones intrahospitalarias, disminuye los costos operativos del sistema y mejora los indicadores de satisfacción y adherencia terapéutica. Todo esto sin comprometer calidad ni seguridad, cuando existe un modelo bien estructurado y un equipo capacitado.

Desde mi experiencia liderando clínicas y programas en todo el país, puedo asegurar que este modelo exige tanto o más rigor que la atención institucional. No se trata de “mandar una enfermera a la casa”, sino de diseñar una operación clínica, logística y tecnológica impecable que permita llegar con oportunidad, calidad y continuidad.

Hoy más que nunca, en un país con desafíos geográficos, inequidades sociales y un sistema tensionado, la atención domiciliaria se perfila como la gran solución estructural. Pero para que deje de ser invisible, necesita tres cosas: voluntad política, inversión estratégica y un cambio cultural en los tomadores de decisiones.

El gran reto: 32 departamentos, un modelo en red

Uno de los mayores desafíos —y también una de las grandes oportunidades— es lograr que la atención domiciliaria llegue de manera efectiva a los 32 departamentos del país. Esto solo será posible si se abandona el modelo aislado y fragmentado actual, para dar paso a una red nacional de sedes integradas que operen bajo estándares unificados.

No se trata solo de tener cobertura geográfica. Se trata de garantizar continuidad, calidad y acceso oportuno, incluso en zonas remotas. Para lograrlo, se necesita una infraestructura sólida, una red tecnológica interoperable, procesos clínicos estandarizados y, sobre todo, un modelo organizacional en red que permita escalar servicios sin perder trazabilidad ni control.

Una red integrada nacional no solo garantizaría atención oportuna, sino que permitiría redistribuir la carga del sistema hospitalario, responder rápidamente a emergencias territoriales, y adaptar la atención a las realidades epidemiológicas y culturales de cada región.

Esta visión implica formar talento humano local, establecer alianzas con actores regionales, invertir en conectividad y fortalecer la logística médica. Es un reto ambicioso, sí, pero también una vía estratégica para lograr equidad en salud. El país necesita con urgencia modelos que no giren alrededor del hospital, sino alrededor del paciente y su contexto.

Un camino viable y necesario

En Colombia, solo el 53 por ciento de la población tiene acceso a atención domiciliaria y en zonas rurales esta cifra cae por debajo del 5 por ciento. La brecha es evidente. Pero también lo es el potencial: contamos con una capacidad instalada que creció con la pandemia y con profesionales altamente calificados dispuestos a migrar hacia modelos más humanos.

Integrar la atención domiciliaria en las Redes Integrales e Integradas Territoriales de Salud (RIITS), fortalecer la regulación, generar evidencia local y formar talento en este modelo debe ser una prioridad del sistema.

La atención domiciliaria no reemplaza a los hospitales: los complementa y, en muchos casos, los libera de cargas innecesarias. Por eso, países como Canadá, Suecia o España han integrado este modelo en sus políticas de salud pública; son nuestros referentes para adaptar este modelo.

Colombia no puede seguir postergando decisiones estructurales. Tenemos una población que envejece, un sistema en crisis, profesionales de salud agotados y regiones enteras sin acceso digno a servicios. La atención domiciliaria es una de las pocas estrategias que logra combinar humanidad, sostenibilidad y calidad en un mismo modelo. El reto está claro: construir una red nacional integrada que opere desde la casa del paciente y no desde el escritorio de una clínica. Porque la salud, bien entendida, empieza en casa.

Mariana Rodríguez, gerente general de Health & Life.

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