Opinión

El futuro del liderazgo femenino: equilibrio, identidad y transformación

Hoy, aunque hemos avanzado en representación, enfrentamos un desafío más profundo: permitir que las mujeres no solo lleguen a los cargos de liderazgo, sino que lo ejerzan desde su autenticidad, sin sacrificar su bienestar personal.

Tatiana Ravé
26 de mayo de 2025, 8:06 p. m.
Necesitamos una sociedad que vea a los líderes como seres integrales que transformen los resultados de las empresas, las formas de trabajar, de colaborar y de vivir.
Necesitamos una sociedad que vea a los líderes como seres integrales. Es necesario transformar la manera de medir el éxito, las formas de trabajar, de colaborar y de vivir. | Foto: 123RF

El otro día quedé perpleja cuando una gran amiga mía me contó que, en su entrevista de trabajo, le mencionaron que para el cargo al que se estaba postulando preferían un hombre. ¿La razón? Según el entrevistador —una persona en un cargo C-level— le preocupaba el hecho de que tuviera una hija pequeña. Sin embargo, por los logros que ella había obtenido, estaban dispuestos a entrevistarla.

No podía creer lo que estaba escuchando. ¿En serio, en pleno 2025, una compañía aún plantea que ser madre es una desventaja profesional? Me pareció no solo contradictorio, sino profundamente irrespetuoso. ¿Cuál era el propósito de ese comentario? ¿Qué pasa con los hombres? ¿No son padres? ¿Tienen menos responsabilidad en la crianza? ¿Por qué sigue recayendo la carga sobre la mujer? ¿Acaso esperaban que esta candidata dejara a un lado a su hija para demostrar que estaba comprometida con la empresa? ¿Y no cabe acaso la posibilidad de que, si una empresa valora a una mujer líder y competente, también se ajuste para que ella pueda desplegar todo su potencial?

Durante años, la conversación sobre liderazgo femenino ha girado en torno a abrir espacios y romper techos de cristal. Hoy, aunque hemos avanzado en representación, enfrentamos un desafío más profundo: permitir que las mujeres no solo lleguen a los cargos de liderazgo, sino que lo ejerzan desde su autenticidad, sin sacrificar su bienestar personal.

Demasiadas veces, el éxito ha sido definido bajo modelos masculinizados de eficiencia, control y sacrificio. Muchas mujeres, en su legítimo esfuerzo por ascender, han adoptado estilos de gestión que, si bien eficaces, las han desconectado de su esencia. El precio ha sido alto: agotamiento, pérdida de propósito y una sensación de estar habitando un modelo que no les pertenece.

Frente a esta realidad, creé el programa “Equilibrio y Potencial: Mujeres Líderes que Transforman”, una propuesta donde reconocemos que el verdadero poder de una líder nace de su capacidad de integrar su identidad personal con su rol profesional. No se trata solo de liderar equipos o alcanzar objetivos; se trata de liderarse a sí misma primero, de sostenerse en su centro para poder inspirar desde un lugar genuino.

El equilibrio entre vida personal y profesional no es un lujo ni una concesión; es un componente estratégico del liderazgo sostenible. Una mujer que logra este balance no solo potencia su bienestar, sino que expande su capacidad de impactar su entorno de manera profunda y duradera. El liderazgo que transforma no surge del agotamiento ni de la desconexión, sino de la coherencia interna.

Este enfoque no es solo beneficioso para las mujeres: es también una necesidad para las organizaciones. Empresas que apoyan el desarrollo de líderes equilibradas e íntegras son empresas que innovan, que crean culturas más humanas y resilientes, y que construyen resultados sostenibles a largo plazo. Invertir en el equilibrio de las mujeres líderes es invertir en el futuro de los negocios.

Invito a las mujeres a cambiar la narrativa para dejar de encajar en moldes preexistentes y reconocer su valor, abrazar su autenticidad y liderar desde su ser, no desde un ideal impuesto.

Hoy, más que nunca, necesitamos mujeres líderes que transformen no solo los resultados de las empresas, sino también las formas de trabajar, de colaborar y de vivir. Mujeres que lideren con cabeza, sí, pero también con corazón. Mujeres que sean ejemplo vivo de que es posible ejercer el liderazgo de manera íntegra, plena y sostenible.

El futuro del liderazgo femenino no está en la imitación ni en la adaptación forzada. Está en el coraje de construir nuevos modelos más humanos, más inclusivos, más verdaderos. Está en la capacidad de cada mujer de reconocerse como líder de su propia vida, antes que de cualquier organización.

No basta con abrir puertas: hay que cambiar las habitaciones. No basta con que las mujeres lleguen a las mesas de decisión: hay que permitir que traigan consigo nuevas formas de mirar, de ser y de liderar.

Hoy más que nunca, necesitamos mujeres que transformen. Mujeres que no tengan que elegir entre ser líderes o ser ellas mismas. Mujeres que, desde su equilibrio, liberen todo su potencial.

Tatiana Ravé, directora WT Psicólogos