Transformación social
Ellas mandan en la filantropía
Se estima que las mujeres en Estados Unidos controlarán 34 billones de dólares para 2030. Sin embargo, a pesar de su impacto –cada vez mayor–, aún enfrentan estigmas que minimizan su rol. Gracias a una equilibrada combinación de cabeza y corazón, el sector social con liderazgo femenino es un terreno fértil desde lo colaborativo, lo horizontal y lo inclusivo.

“El futuro de la filantropía es femenino, y las mujeres son un factor clave para impulsar donaciones más numerosas, impactantes y equitativas durante la próxima década”, asegura una publicación del Stanford Center on Philanthropy and Civil Society de la Universidad de Stanford, publicado en enero pasado. Esta conclusión se apoya en parte en un estudio de la consultora McKinsey según el cual se prevé que las mujeres en Estados Unidos controlen 34 billones de dólares, alrededor del 38 por ciento de activos invertibles para el año 2030.
De acuerdo con el medio digital Bloomberg, esto se debe a que, en promedio, las mujeres viven cinco años más que los hombres y “cada vez más los esposos adinerados dejan en sus manos el control de la fortuna familiar”. Quizá la más conocida es Melinda Gates, exesposa de Bill Gates, fundador de Microsoft, quien recientemente prometió 12.000 millones de dólares para el empoderamiento de las mujeres. Pero también están MacKenzie Scott, exesposa de Jeff Bezos, que ha entregado más de 19.000 millones de dólares a organizaciones sin ánimo de lucro, y Laurene Powell Jobs, viuda de Steve Jobs, quien apoya a jóvenes de bajos ingresos con becas educativas a través de su fondo Emerson Collective.
Aunque estamos hablando de las esposas de los millonarios del sector de la tecnología, ese sentido práctico –y altruista– que tienen para administrar el patrimonio familiar es una versión macro de lo que ocurre en la economía doméstica de cualquier hogar. En el sector de la cooperación internacional se suele decir que es más costo-eficiente invertir los recursos en las mujeres para obtener un mayor impacto. Y no es una aseveración intuitiva. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), “las mujeres reinvierten el 90 por ciento de sus ingresos en sus familias y comunidades, mientras que los hombres reinvierten solo entre el 30 y el 40 por ciento”.
Angélica Mayolo, exministra de Cultura y hoy consultora y becaria del Massachusetts Institute of Technology (MIT), lo explica: “Creo que esa actitud tiene que ver con el cuidado. Sin duda, las mujeres tendemos a pensar en entornos seguros y sanos para las personas que amamos o para las instituciones y organizaciones que lideramos. Eso nos hace ser precavidas, anticipar riesgos y cuidar lo que tenemos”.
Lo más leído
En Colombia, tradicionalmente, la filantropía se solía asociar a la caridad y así se miraba a organizaciones como las Damas Grises, de la Cruz Roja, por ejemplo, pero hay una diferencia fundamental entre un concepto y otro. La caridad se centra en la ayuda inmediata y tiene más que ver con las situaciones de orden urgente – tragedias geográficas y ambientales–, mientras que la filantropía busca soluciones a largo plazo, soluciones sistémicas para abordar las causas de los problemas.
Soluciones sistémicas son las que ha buscando instaurar Catalina Escobar, directora de la Fundación Juanfe, hoy presidente en Colombia del International Women’s Forum, una reputada organización global femenina cuya misión es apoyar a las líderes de hoy y del futuro. Por medio de su fundación, ha concentrado su trabajo en empoderar a las madres adolescentes para romper el ciclo de pobreza porque solo así podrá lograr grandes transformaciones. “El 80 por ciento de las niñas que quedan embarazadas en Colombia se salen de estudiar y eso es un retroceso en el crecimiento del país. Si cursaran un año adicional en la secundaria, sus ingresos futuros se aumentarían de un 10 a un 15 por ciento. Hay una relación directa entre niñas estudiantes y el crecimiento del Producto Interno Bruto de Colombia”.
Corazón y cabeza
Acudiendo de nuevo a la Universidad de Standford, la filantropía es un asunto que tiene que ver con la cabeza y el corazón, algo que favorece los liderazgos femeninos. “El enfoque de la filantropía estratégica durante las últimas décadas ha puesto énfasis en modelos racionales, lógicos y más masculinos, en lugar de en la empatía, la generosidad y la confianza, rasgos que pueden resonar más entre las mujeres”.
Erika Arango, directora ejecutiva de la Fundación Favla, que promueve iniciativas sociales y ambientales, coincide con ese diagnóstico: “Es cierto que en lo social las mujeres hemos encontrado un espacio más receptivo a formas de liderazgo asociadas a lo femenino: la empatía, la escucha, el cuidado, la capacidad de sostener procesos complejos y de tejer redes. Muchas hemos podido ejercer liderazgos desde el propósito, sin tener que encajar en moldes autoritarios ni competir desde la imposición. El sector social ha sido un terreno fértil para liderar desde lo colaborativo, lo horizontal, lo inclusivo”.
Esta realidad implica empoderar aún más a las mujeres. Implica luchar contra la estigmatización, presentando realidades y números, meterle razón al asunto y mostrar resultados que generen confianza y nuevos recursos. Por ejemplo, según el monitor Merco de 2018, la Fundación Juanfe fue la segunda entidad sin ánimo de lucro con mejor reputación de gobierno corporativo en Colombia, después de la Federación Nacional de Cafeteros. “Es que esto yo me lo tomo en serio: somos una verdadera empresa social”, asegura Escobar. La realidad de una mayor presencia de las mujeres como un factor generador de riqueza en el ámbito global hace más urgente la necesidad de cierre de brechas para aumentar su impacto y acelerar las transformaciones sociales. De acuerdo con Bloomberg, el porcentaje de mujeres que tienen fortunas de más de 30 millones de dólares aumentó al 11 por ciento en 2023, desde el 6,5 por ciento en 2010. Es decir, cada vez hay más mujeres con grandes chequeras.
Pero hay que avanzar mucho más en la inclusión. En América Latina las solicitudes de crédito de las mujeres representan solo el 11 por ciento del total solicitado (Banco Mundial, 2023), pero lo que es más llamativo es que, aunque las mujeres tienen en promedio un mejor historial crediticio que los hombres, reciben préstamos de menores montos (Superfinanciera de Colombia, 2018). Como lo dice Beth Viner, directora de Boston Consulting Group, a Bloomberg: “La gestión patrimonial se diseñó cuando los hombres eran en su mayoría cabezas de familia. Vale la pena dar un paso atrás y preguntarse: ¿Estamos satisfaciendo las necesidades de las mujeres hoy?”. Es evidente que no, que falta mucho por hacer, pero también es cierto que las mujeres tienen hoy un papel fundamental como motores de las grandes transformaciones, no solo desde la economía doméstica, sino desde el mundo de la filantropía.