Mujeres
¿Es hoy la edad de las personas un problema?
Las organizaciones deben implementar estrategias y políticas que promuevan la integración de empleados de todas las edades, fomentando un entorno laboral inclusivo.
No debería ser, pero lo es. Hace unos días le escuche al médico e investigador en longevidad y centenarios, Juan Manuel Anaya una frase que me impacto ¨No son los años que hayamos vivido los que cuentan, porque esos ya no los tenemos, son los años que nos restan por vivir. ¨
Hoy, muchas personas viven con miedo a envejecer. Miedo a vivir en una sociedad que estigmatiza la edad, especialmente en las personas mayores, porque los jóvenes tambien lo sufren. Miedo a que la experiencia y el conocimiento pierdan valor con el paso del tiempo. Miedo a ser rechazados y discriminados debido a la edad.
Lo curioso es que somos una sociedad cada día más envejecida pero no queremos verlo, aceptarlo y asumirlo sino solo cuando te llega la edad en que muchas cosas se convierten en un problema.
La edad, ¿un obstáculo laboral?
El debate sobre si la edad es un obstáculo para conseguir empleo ha cobrado una relevancia creciente. En un entorno donde la experiencia y el conocimiento son cruciales para el éxito, resulta paradójico que muchos profesionales mayores enfrenten discriminación y dificultades al buscar empleo. La percepción de que la edad es un impedimento puede estar profundamente arraigada, pero es importante analizar si realmente es un problema o si se trata de un prejuicio que debemos superar.
La discriminación por edad, conocida como edadismo, es una realidad en muchos sectores laborales. A pesar de que las empresas declaran valorar la diversidad y la inclusión, persisten estereotipos negativos que asocian la edad con la falta de adaptabilidad, la resistencia al cambio y una menor productividad. Estos prejuicios no solo son injustos, sino que también ignoran las numerosas ventajas que los empleados mayores pueden aportar a una organización.
La longevidad que hoy se está viviendo y la experiencia ofrecen una ventaja competitiva significativa. Los profesionales mayores han acumulado años de conocimientos profundos y habilidades robustas, forjadas a través de décadas de trabajo y aprendizaje continuo. Su capacidad para enfrentar y resolver problemas complejos, su comprensión de las dinámicas organizacionales y su habilidad para mentorizar a las generaciones más jóvenes son activos invaluables para cualquier empresa. Además, su entrega y compromiso suelen ser mayores, lo que se traduce en una menor rotación de personal y una mayor estabilidad laboral.
Sin embargo, para aprovechar plenamente el potencial de los trabajadores mayores, es fundamental que las organizaciones adopten una mentalidad inclusiva y flexible. Esto implica no solo eliminar los prejuicios y estereotipos, sino también implementar políticas y prácticas que promuevan la integración y el desarrollo de empleados de todas las edades. La capacitación continua, las oportunidades de reentrenamiento y la adaptación de roles y responsabilidades a las capacidades individuales son estrategias clave para fomentar un entorno laboral inclusivo.
La verdadera innovación y competitividad de una empresa radican en su capacidad para integrar la experiencia con la juventud. Los equipos intergeneracionales, compuestos por trabajadores de diferentes edades, pueden enriquecer el entorno laboral con una diversidad de perspectivas y enfoques. La combinación de la energía y la creatividad de los jóvenes con la sabiduría y la experiencia de los mayores puede generar soluciones innovadoras y una cultura organizacional más rica y dinámica.
Para superar el dilema de si la edad es un problema para conseguir empleo, es esencial que tanto empleadores como empleados cambien su perspectiva. Los empleadores deben reconocer y valorar el potencial atemporal de sus trabajadores, implementando políticas que fomenten la inclusión y el desarrollo profesional en todas las etapas de la vida laboral. Por su parte, los empleados mayores deben mantenerse activos y actualizados, aprovechando las oportunidades de aprendizaje y desarrollo que se les presenten.
La edad no debería ser un obstáculo para conseguir empleo o para trabajar. En lugar de centrarnos en las limitaciones percibidas, debemos enfocar nuestra atención en las fortalezas y capacidades que cada individuo puede aportar, independientemente de su edad.
Romper con el edadismo y construir un entorno laboral inclusivo y diverso es un desafío, pero también una oportunidad para crear organizaciones más fuertes, innovadoras y resilientes.
Al final, el verdadero valor de una persona no se mide por su edad, sino por su contribución y su potencial para seguir aprendiendo y creciendo.
Y como bien lo dice el doctor Anaya, lo importante son los años que nos restan vivir y que sigan siendo buenos y sin miedo a envejecer.
Por: Ana Eloisa Zuñiga, Fundadora y Directora del Movimiento Perennial