Opinión
Licencia de maternidad: una pausa que fortalece el liderazgo
Soltar el control no debilita: fortalece la confianza y revela el verdadero poder del equipo.

Mi regreso a la oficina, después de seis meses de licencia de maternidad, marcó un hito en mi vida personal y profesional. Esta pausa fue necesaria debido a un embarazo de alto riesgo que culminó con la llegada anticipada de mi segundo hijo. Como CEO y cofundadora de una organización consolidada, tomarme este tiempo representó un gran desafío, pero también una experiencia profundamente transformadora. A lo largo de los años he vivido dos licencias de maternidad, muy distintas entre sí, y estoy convencida de que compartir lo aprendido puede ser valioso para muchas otras mujeres.
El reto de soltar el timón
Esta reflexión está dedicada a mujeres que, como yo, ocupamos cargos de liderazgo como CEO o fundadoras de empresas, pero también a todas aquellas emprendedoras que están construyendo sus propios proyectos. Aunque cada experiencia es distinta, en términos de la etapa del negocio y el equipo de trabajo con el que se cuente, pero hay desafíos comunes que muchas compartimos. En mi caso, aun siendo la fundadora de mi empresa, enfrenté grandes temores: ¿cómo dejar a “mi otro hijo”, esa organización que he construido con tanto esfuerzo? Busqué referentes que me ayudarán a transitar el proceso, pero encontré pocos testimonios de mujeres que hablaran abiertamente sobre la maternidad desde posiciones de liderazgo. No tuve más opción que diseñar mi propio camino.
Durante mi primer embarazo, pude planificar todo con precisión: delegué funciones, documenté procesos y diseñe un plan claro para tomar mi licencia. Esta vez, sin embargo, el destino me obligó a soltar las riendas antes de lo previsto. Mi hijo nació cinco semanas antes de lo esperado y, por motivos de salud, tuve que ausentarme tres semanas antes de lo previsto. Aun así, la transición funcionó gracias a la base organizacional sólida que habíamos construído durante ocho años.
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Consejos prácticos para otras mamás líderes
● Evalúa la etapa de tu empresa: Si tu presencia sigue siendo indispensable en cada proceso, empieza desde a delegar y documentar procesos.
● Asegura tu cobertura: Cotiza al sistema de salud o asegúrate de tener un respaldo financiero para cubrir tu licencia sin afectar la operación.
● Define un liderazgo interino: Prepara a la persona que asumirá temporalmente tus responsabilidades, y establece protocolos claros de actuación.
● Comunica con anticipación: Habla abierta y empáticamente con tu equipo, clientes y aliados. Una comunicación oportuna genera confianza y facilita la transición.
● Planifica tu regreso: Hazlo gradualmente. Tu retorno también es una transición.
● Sé flexible: Ajusta sobre la marcha, extiende tu licencia si lo necesitas y recuerda que tu bienestar es parte del éxito.
Lo que hizo posible una desconexión plena
La lección más poderosa que me dejó esta pausa como líder fue entender que sí es posible desconectarse, siempre que se hayan sembrado las condiciones adecuadas para hacerlo.
● Un equipo empoderado: La confianza mutua con mi equipo fue la base. Personas en roles clave tomaron decisiones con autonomía, lo que fortaleció la cohesión y la capacidad de respuesta del grupo.
● Planeación, incluso parcial: Aunque el plan no fue perfecto, la comunicación temprana con el equipo, aliados y socios preparó el terreno para mi ausencia.
● Procesos y estructura consolidados: Invertir tiempo en construir una cultura organizacional sólida y procesos claros permitió que la empresa funcionara sin depender de mí.
● Políticas institucionales claras: Desde mi primera licencia implementamos en la organización políticas de maternidad y paternidad. Porque ser fundadora también implica crear entornos laborales justos para todas y todos.
Aprendizajes que me marcaron
Esta experiencia no solo transformó mi vida como mamá, también redefinió la forma en que ejerzo mi liderazgo:
● Delegar es liderar: Aprendí que no hacer todo no me hace menos líder. Confiar en otros y permitirles crecer fortalece la organización a largo plazo.
● Aceptar ayuda sin culpa: Durante mucho tiempo sentí que debía poder con todo. Pero entendí que la maternidad no es una pausa, sino un nuevo tipo de energía. Apoyarme en mi equipo, pareja y familia fue clave.
● Redefinir el éxito profesional: Hoy sé que el éxito también implica estar presentes para nuestros hijos. Al regresar, sentí que había ganado no solo una familia más fuerte, sino también una empresa más resiliente.
“Tomarme la licencia de maternidad no fue una renuncia a mi rol como líder, fue una forma distinta de ejercerlo: liderar también es confiar, soltar y permitir que otros brillen”. Esa frase me sostuvo durante mi ausencia y reafirmó mi convicción: la maternidad no debe ser un obstáculo para el liderazgo, sino una oportunidad para ejercerlo desde un lugar más humano.
Liderar no es estar en todo, todo el tiempo
Es construir una estructura que funcione más allá de una sola persona, una cultura que respete los ritmos de la vida y un equipo que pueda sostener el propósito colectivo, incluso cuando una de sus líderes se detiene.
Más allá de demostrar que se puede ser mamá y CEO, lo que realmente quiero transmitir es que, con planificación, estructura y confianza en el equipo, podemos -y debemos- tomarnos las pausas que necesitamos. Ya sea por maternidad, por salud, por descanso o por deseo de vivir otra etapa, hacer una pausa no debería ser un lujo inalcanzable ni una amenaza para nuestra carrera.
Necesitamos normalizar que las lideresas también descansan, se recargan, sueltan. Y que, al hacerlo, no perdemos autoridad ni compromiso: nos vuelve más humanas, estratégicas y sostenibles. Las organizaciones que entienden esto están mejor preparadas para crecer.
A todas las mujeres que lideran, emprenden o sueñan con hacerlo: no estamos solas. Compartamos estas historias, apoyémonos entre nosotras y construyamos entornos donde hacer una pausa no sea la excepción, sino una posibilidad legítima y bien planificada.
Juliana Uribe Villegas, cofundadora y CEO de Movilizatorio.