Romper esquemas

Sandra Carvajal, del estetoscopio a la transformación de estereotipos en la seguridad privada

Se formó como médica y ejerció su carrera hasta que Securitas la nombró como country president para Colombia y Ecuador. Durante 12 años fue la única mujer a la cabeza de una de las sedes de esta compañía sueca en el mundo.

10 de junio de 2025, 7:43 p. m.
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Sandra Carvajal Villamizar, country president de Securitas para Colombia y Ecuador | Foto: Sandra Carvajal Villamizar

“Con mucha frecuencia me preguntan cómo una médica terminó liderando una empresa de seguridad privada”, cuenta. Aunque estudió medicina y se especializó en salud ocupacional, luego del fallecimiento de su padre se encargó del negocio que él dirigía, donde ella ejercía como médica laboral. De los tres hermanos era la más indicada porque conocía la organización.

Cuando Securitas, empresa de origen sueco, compró en Estados Unidos la casa matriz de esa compañía, le pidió quedarse. El rol que pensó desempeñar por tres meses se convirtió en una carrera que ya suma 19 años, 12 de los cuales fue la única mujer a la cabeza de uno de los países donde la multinacional tenía sede.

“Tuve que resetearme. Por ejemplo, los números no son la materia principal en medicina. También tuve que conocer la legislación del sector e, incluso, formarme para liderar equipos”, relata. En estas dos décadas pasó de tener a cargo 700 guardas a 9.000, además de llevar a la compañía a los primeros lugares del mercado colombiano.

“Aprendí a rodearme de gente capaz en todas las áreas, porque el líder sabe de todo, pero no en profundidad –enfatiza–. Creo que por eso hemos tenido éxito en Colombia y Ecuador. Mis equipos son mi soporte y con mi liderazgo avanzamos en el propósito de la compañía de ayudar a hacer del mundo un lugar más seguro”. Carvajal dice que tiene sangre camuflada. En su familia hay 16 coroneles y dos generales de las Fuerzas Militares. Ella hace parte de las reservas del Ejército y está casada desde hace 32 años con un coronel de la Fuerza Aérea, al que conoció en la Universidad Militar, donde ambos estudiaban.

Nació en Santa Marta por un “accidente laboral” (el traslado de su padre) y se siente costeña de corazón. Por eso disfruta de una parranda vallenata y es capaz de recibir el amanecer al son de un buen acordeón. Al tiempo que rompe paradigmas al abrirse paso en espacios antes vedados para las mujeres, y de servir como inspiración para otras que quieren entrar a ellos, reconoce que su mayor logro son sus hijos. El mayor es economista, vive en Nueva York y, con 30 años, es el vicepresidente de una línea de negocio de un reconocido banco. La menor hace parte de Maca&Gero, un dúo nominado tres veces a los premios Nuestra Tierra.