Opinión

2026: el año para volver a mirarnos de frente en la era digital

En esta columna, una reflexión sobre la aceleración tecnológica y la adopción masiva de la inteligencia artificial que obligan a replantear el liderazgo, la cultura organizacional y el sentido de comunidad. Más que avanzar en tecnología, el verdadero reto para 2026 es recuperar la conexión humana y poner los datos al servicio de las personas.

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Yenny Rodríguez Barajas
Nathalia López
19 de diciembre de 2025, 2:17 p. m.
"La era digital nos ha entregado herramientas extraordinarias, pero también nos ha tentado a creer que todo puede resolverse con un algoritmo", Nathalia López Bernal, vicepresidenta de VML Holding
"La era digital nos ha entregado herramientas extraordinarias, pero también nos ha tentado a creer que todo puede resolverse con un algoritmo", Nathalia López Bernal, vicepresidenta de VML Holding Foto: SEMANA

Colombia tiene el potencial de convertirse en un referente digital si logra algo más ambicioso que la adopción tecnológica: integrar innovación técnica con innovación humana. La digitalización solo tendrá sentido si fortalece la confianza, el propósito y el sentido de comunidad. Si 2025 dejó claro que la inteligencia artificial llegó para quedarse, hagamos de 2026 el año en que volvamos a conectarnos entre nosotros, uno en el que los datos tengan propósito y la tecnología sirva para acercarnos, no para separarnos.

La era digital nos ha entregado herramientas extraordinarias, pero también nos ha tentado a creer que todo puede resolverse con un algoritmo. El liderazgo con propósito nos recuerda que detrás de cada métrica hay una persona, una historia y una expectativa que vale la pena escuchar. La innovación más poderosa sigue siendo la humana: la que se expresa en la empatía, en la capacidad de formular preguntas incómodas, en el coraje de sostener conversaciones reales y miradas honestas, incluso en entornos hiperconectados.

Ahí es donde la inteligencia artificial debe jugar a favor de lo humano. No como un reemplazo, sino como un habilitador. Una IA que libere tiempo de las tareas repetitivas para que los equipos puedan concentrarse en lo creativo, lo estratégico y lo relacional. Una IA capaz de identificar señales tempranas de agotamiento y sugerir pausas saludables antes de que el estrés acumule costos invisibles. Una IA que facilite la colaboración genuina, conectando equipos, experiencias y conocimiento con sentido y propósito.

Para lograrlo, es necesario diseñar nuevas reglas de juego. Calendarios que protejan espacios sin reuniones, asistentes digitales que simplifiquen la carga administrativa y devuelvan tiempo de calidad al cliente y al aprendizaje, y analítica que ayude a tomar decisiones alineadas tanto con valores como con resultados. La tecnología debe servir para cuidar a las personas, no para exigirles más de lo que pueden dar.

El cierre de 2025 es una oportunidad para hacer ese ejercicio de revisión consciente. Revisar metas, redefinir prioridades y acordar compromisos que protejan la salud mental, la creatividad y la dignidad del trabajo. También es el momento de dejar por escrito qué haremos distinto y de reconocer, con intención, el esfuerzo y el talento de quienes nos rodean.

Que 2026 sea el año en que volvamos a mirarnos de frente. El año en que Colombia demuestre que puede liderar no solo por su capacidad tecnológica, sino por su madurez humana. El año en que decidamos, de manera colectiva, que la inteligencia artificial está a nuestro servicio para crear tiempo de calidad, conversaciones de valor y culturas organizacionales que cuidan.

Porque en plena era digital, la ventaja competitiva más poderosa sigue siendo la más antigua: la conexión humana. Y el liderazgo con propósito es la brújula que nos recuerda que los datos solo cobran sentido cuando están al servicio de las personas.

Nathalia López Bernal, vicepresidenta de VML Holding



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