Patricia Urrea, gerente general de Salitre Plaza

Opinión

Del consumo al bienestar: la nueva ruta de los centros comerciales

En medio del vértigo urbano, los centros comerciales se han convertido en refugios donde es posible reconectar con otros y con uno mismo. La interacción social presencial cumple una función terapéutica: mitiga la ansiedad, fortalece la autoestima y refuerza la sensación de comunidad

Por: Patricia Urrea Urrea
24 de octubre de 2025

Octubre es el mes en que Colombia dedica su atención a la salud mental y esto nos invita a mirar con atención el temal y, con ello, a reconsiderar los espacios que habitamos en la ciudad. Durante años, el centro comercial fue visto únicamente como un nodo de consumo, sinónimo de transacciones, vitrinas y descuentos. Sin embargo, en Colombia este paradigma ha cambiado radicalmente. Hoy, la red de centros comerciales no solo impulsa la economía, sino que actúa como un ecosistema urbano esencial para el bienestar y la cohesión social.

La magnitud de este rol es innegable: según cifras de ACECOLOMBIA, los 265 centros comerciales del país atraen más de 1.050 millones de visitas anuales. Esa recurrencia demuestra que, para millones de ciudadanos, estos espacios son mucho más que puntos de venta; son escenarios donde se desarrolla la vida contemporánea. Hemos asumido la responsabilidad de ser entornos de encuentro, esparcimiento y contención emocional, con un impacto directo en la salud de nuestras comunidades.

La evolución de estos espacios valida el concepto del “Tercer Lugar”, acuñado por el sociólogo Ray Oldenburg, que describe los entornos neutrales —distintos del hogar y del trabajo— donde florecen la conversación, la pertenencia y la identidad colectiva. En medio del vértigo urbano, los centros comerciales se han convertido en refugios donde es posible reconectar con otros y con uno mismo. La interacción social presencial cumple una función terapéutica: mitiga la ansiedad, fortalece la autoestima y refuerza la sensación de comunidad. Por eso, el compromiso del sector va más allá de la oferta comercial: buscamos generar experiencias que inspiren bienestar y promuevan vínculos reales en entornos seguros, accesibles y diversos.

En los pasillos y plazoletas se desarrollan actividades abiertas que integran el arte, el juego y el autocuidado a la rutina afectiva de las familias creando verdaderos oasis frente al aislamiento digital y la inseguridad urbana. Paralelamente, la arquitectura emocional de los centros comerciales también ha evolucionado. La incorporación de luz natural, vegetación, zonas de descanso y estándares internacionales como los del International WELL Building Institute (IWBI) dignifica la experiencia del visitante. No se trata solo de atraer, sino de cuidar.

Esa vocación por el bienestar se ha consolidado a nivel gremial. A través de la iniciativa “En Acción por la Salud Mental”, impulsada por ACECOLOMBIA y Colpsic, los centros comerciales avanzamos en la capacitación de nuestros equipos en primeros auxilios psicológicos y manejo de crisis, fortaleciendo nuestro papel como entornos emocionalmente seguros.

Hoy, el verdadero valor de los centros comerciales no se mide por la magnitud del consumo, sino por la calidad de la conexión humana que facilitan. Hemos pasado de ser simples espacios de compra a convertirnos en agentes activos del bienestar colectivo. Porque una ciudad sostenible también se mide por su capacidad de cuidar del alma de quienes la habitan.

Patricia Urrea, gerente general de Salitre Plaza Centro Comercial y gerente Coordinadora del capítulo centro de ACECOLOMBIA