
Opinión
El rol del mentor en el desarrollo ejecutivo: una ventaja estratégica en tiempos de transformación
Para los directivos que aspiran a dejar huella y para las áreas de talento que desean ser motor de transformación, la mentoría no es una opción. Es una decisión estratégica que construye el futuro.
Hoy más que nunca, el liderazgo se enfrenta al reto de generar impacto en contextos complejos, exigentes y en permanente transformación. Las estructuras jerárquicas se redefinen, los equipos exigen mayor autonomía, y el aprendizaje no puede esperar a los ciclos tradicionales de formación. En este escenario, el mentoring ejecutivo emerge como una herramienta estratégica que transforma la manera de desarrollar talento, fortalecer el liderazgo y construir cultura desde la conversación significativa.
¿Qué es el mentoring y por qué es más relevante que nunca?
El mentoring es un proceso estructurado de acompañamiento profesional entre una persona con experiencia (el mentor) y otra en proceso de desarrollo (elmentee ). A través de una relación de confianza, se facilita el crecimiento profesional y personal del mentorizado, ayudándole a tomar decisiones, superar desafíos y potenciar su liderazgo.
A diferencia de la formación tradicional, el mentoring no se centra en enseñar, sino en acompañar a descubrir. No busca trasladar el conocimiento, sino facilitar el aprendizaje profundo. Es una experiencia vivencial, que activa el potencial individual desde el diálogo, la reflexión y el intercambio de visiones.
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El mentoring se convierte así en una vía rápida, humana y personalizada para acelerar la evolución de los líderes en momentos clave: cambios de rol, planes de sucesión, procesos de transformación o gestión de nuevos equipos.
Quien el asume rol de mentor no lo hace desde la superioridad, sino desde la generosidad. El mentor es alguien que inspira sin imponer, que reta sin juzgar, y que acompaña desde la experiencia, no desde la certeza.
En lugar de controlar, observa. En lugar de resolver, pregunta. En lugar de dar respuestas, ayuda a construirlas. Este tipo de liderazgo no compite con la autoridad formal, la enriquece.
Para los altos ejecutivos, actuar como mentores permite renovar su propio liderazgo, reforzar su legado y ampliar su visión sobre el desarrollo de talento. En muchas ocasiones, la mentoría se convierte también en un espejo: al acompañar a otros, el mentor se redescubre a sí mismo.
El papel de las organizaciones: de promover el mentoring a convertirlo en cultura
El mentoring efectivo no ocurre por casualidad. Para que esta práctica se convierta en una verdadera estratégica, las organizaciones deben asumir una ventaja activa en su diseño, promoción y sostenibilidad.
Impulsar una cultura de mentoring desde el área de Recursos Humanos implica:
- Identificar y preparar a los líderes que pueden actuar como mentores.
- Diseñar procesos estructurados de emparejamiento (matching) entre mentores y participantes .
- Facilitar espacios de seguimiento, formación y evaluación.
- Reconocer y visibilizar el impacto de las relaciones de mentoring en el desarrollo individual y colectivo.
Cuando el mentoring es impulsado como parte integral del modelo de desarrollo del talento, no solo mejora el desempeño, sino que fortalece los vínculos internos, refuerza la identidad organizacional y acelera la transmisión de saberes críticos para el negocio.
Buenas prácticas: cómo construir una experiencia de mentoring con impacto real
Las organizaciones que implementan con éxito programas de mentoring ejecutivo suelen compartir ciertas claves que garantizan el valor del proceso:
- Claridad de propósito: definir objetivos concretos y estratégicos para cada relación de mentoría.
- Selección adecuada: identificar mentores con disposición, experiencia y habilidades interpersonales, más allá de su rol jerárquico.
- Preparación de ambos roles: brindar formación práctica tanto a mentores como mentees , diferenciando esta práctica de otros enfoques como el coaching o la tutoría.
- Acompañamiento estructurado: diseño de etapas del proceso (inicio, compromiso, seguimiento, cierre), con herramientas de reflexión, planificación y retroalimentación.
- Evaluación continua: revisar el impacto cualitativo y cuantitativo del mentoring para retroalimentar y escalar el proceso.
- Reconocimiento y visibilidad: destacar los aprendizajes, casos de éxito y beneficios del mentoring para fortalecer su legitimidad dentro de la cultura organizacional.
Las organizaciones que integran el mentoring en su ADN no solo retienen talento, sino que desarrollan líderes más humanos, más conscientes de su impacto y más conectados con el propósito colectivo.
En un entorno donde los esquemas tradicionales de formación pierden eficacia, la mentoría representa una forma distinta —más ágil, cercana y personalizada— de impulsar el aprendizaje y el liderazgo. Y al hacerlo, se convierte en un verdadero diferenciador competitivo.
Para los directivos que aspiran a dejar huella y para las áreas de talento que desean ser motor de transformación, la mentoría no es una opción. Es una decisión estratégica que construye el futuro.
Camila Vargas, socia en Aristos y Managing Director de Stanton Chase Colombia