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Opinión

Gestión bancaria: el arte de cuidar cada centavo con inteligencia y visión

En esta columna, una reflexión sobre la importancia de entender la relación con las entidades financieras como una decisión estratégica que impacta la sostenibilidad, la eficiencia y el crecimiento de las empresas.

Por: Yanca Miranda
22 de octubre de 2025

En el mundo empresarial, cada decisión cuenta. Sin embargo, hay un terreno que con frecuencia se da por sentado y que puede marcar la diferencia entre una organización financieramente sólida y otra que se desangra sin darse cuenta: la gestión bancaria.

Cuando hablamos de finanzas, solemos pensar en inversiones, ingresos, pagos o créditos. Pero, ¿cuánto tiempo dedicamos realmente a entender cómo nuestra relación con el banco impacta el día a día de la empresa? Tener una buena gestión bancaria no solo permite optimizar recursos, sino también reducir de forma significativa los costos implícitos que, mes a mes, afectan directamente la rentabilidad.

Cada comisión, cada transferencia y cada producto financiero mal escogido o poco negociado tiene un costo. Y ese costo, aunque parezca menor, al repetirse día tras día se convierte en una fuga silenciosa de recursos que podrían destinarse a innovar, crecer o fortalecer el negocio.

El sistema financiero ofrece un abanico de productos y servicios que, si se eligen con inteligencia y en función del tipo de empresa, pueden convertirse en un aliado estratégico. Y ahí está la clave: conocer nuestro negocio. No todas las empresas necesitan lo mismo. Una exportadora requiere herramientas distintas a las de una compañía de comercio local; una startup tecnológica tiene prioridades diferentes a las de una constructora. Comprender nuestra actividad, el flujo de caja, los ciclos de venta y los momentos críticos nos permite identificar qué tipo de productos bancarios realmente aportan valor.

El banco no debe ser solo el lugar donde se deposita dinero o se solicita un préstamo. El banco debe ser un socio estratégico. Y como cualquier socio, debe entender nuestro modelo de negocio, nuestras necesidades y nuestras metas. Para lograrlo, es necesario dejar atrás la costumbre de aceptar la primera opción que aparece en el camino. Comparar entidades, negociar con claridad y preguntar con criterio son pasos esenciales. Lo que una institución no ofrece, otra puede tenerlo como parte de su portafolio estándar. En la banca, como en los negocios, todo es negociable.

Saber negociar con los bancos es una habilidad tan importante como vender, liderar o administrar. Y comienza por definir con precisión qué buscamos. ¿Necesitamos líneas de crédito para cubrir estacionalidades? ¿Financiamiento para crecer? ¿Queremos mejorar la liquidez o simplemente optimizar las condiciones actuales para no pagar de más?

La buena gestión bancaria no depende de la suerte, sino del conocimiento. Cuanto más comprendamos cómo funciona el sistema financiero, más herramientas tendremos para tomar decisiones inteligentes. Entender tasas, plazos, comisiones y garantías nos da la capacidad de negociar en condiciones favorables. No se trata de convertirnos en expertos financieros, sino de adquirir la claridad necesaria para saber qué preguntar, qué comparar y qué exigir.

De esa forma, dejamos de ver al banco como un simple proveedor de servicios y empezamos a reconocerlo como un aliado que impulsa y acompaña el crecimiento. En el corazón de cada empresa hay un propósito: transformar, aportar, mejorar vidas. Y para cumplirlo, necesitamos finanzas sanas, sólidas y sostenibles.

No se trata solo de ganar más, sino de administrar mejor. De cuidar cada centavo con inteligencia. De tomar decisiones financieras con visión, no con miedo. De abandonar la costumbre de hacer las cosas “como siempre” y explorar opciones nuevas que pueden ser la llave hacia una mayor eficiencia y competitividad.

Al final, gestionar bien las finanzas bancarias no es solo una cuestión de números. Es una forma de honrar el trabajo, respetar los recursos y construir empresas que crezcan con los pies en la tierra y la mirada en el futuro.

Yanca Miranda, directora Financiera de Agost

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