OPINIÓN

Paula Moreno Realphe

Renovar el hogar para cerrar el año también es una forma de cuidarse

En esta columna, la autora reflexiona sobre cómo la renovación del hogar al cierre del año va más allá de lo estético y se convierte en un acto de autocuidado, bienestar emocional y planificación inteligente para comenzar un nuevo ciclo con mayor equilibrio.
23 de diciembre de 2025, 6:45 p. m.

En Colombia, el hogar ha sido históricamente entendido como un refugio emocional, y en el cierre del año esa necesidad se hace aún más visible. Por eso creo que actualizar los espacios en esta época no es un simple capricho decorativo, sino una oportunidad para transformar la vida cotidiana y comenzar un nuevo ciclo con mayor equilibrio y bienestar. Remodelar el hogar antes de Navidad va mucho más allá de la estética: es una forma concreta de autocuidado que crea una atmósfera propicia para el encuentro, favorece la salud emocional y, además, puede convertirse en una decisión financiera inteligente.

Renovar también es una forma de resetear energías, algo especialmente valioso en una época marcada por el cansancio acumulado y la intensidad emocional. Más luz, menos ruido visual y materiales cálidos ayudan a que la casa se sienta más amable y reparadora. No es solo una percepción subjetiva. El GoodHome Report, elaborado por el Happiness Research Institute, señala que la calidad de la vivienda explica alrededor del 15 % de la felicidad general, un dato que confirma el impacto directo que tiene el entorno en nuestro bienestar.

Esto ocurre porque el hogar es el espacio donde se definen rutinas de descanso, convivencia y control sobre la vida diaria. Es, en muchos casos, nuestro lugar seguro. Por eso, intervenciones como mejorar la iluminación, optimizar el almacenamiento o actualizar superficies pueden marcar una diferencia real en el estado de ánimo y en la manera como habitamos nuestros días.

Mejoras en iluminación, orden y funcionalidad elevan la satisfacción cotidiana y preparan la casa para celebrar. Espacios despejados, superficies prácticas y un flujo claro en cocinas y baños facilitan los encuentros familiares de diciembre, desde la Noche de las Velitas hasta las celebraciones de fin de año. Al mismo tiempo, reducen fricciones diarias: menos tiempo perdido, menos saturación visual y más energía para lo verdaderamente importante.

El entorno físico cobra especial relevancia en semanas que suelen ser exigentes. Una ducha eficiente favorece rutinas reparadoras; una cocina funcional simplifica la preparación de alimentos en días de alta demanda; y una sala ordenada invita a la conversación y al encuentro sin distracciones. Son gestos de autocuidado que funcionan como un regalo para el presente y también para el año que comienza.

Al momento de remodelar, conviene priorizar acciones con impacto real. Una cocina bien iluminada puede reducir el estrés en momentos de alta actividad; cambiar el color de las paredes por una paleta más serena o elegir materiales responsables puede propiciar encuentros familiares más tranquilos y conscientes. No se trata de hacerlo todo, sino de hacerlo bien.

Desde Centro Corona hemos visto que, cuando las familias cuentan con acompañamiento experto en diseño y remodelación, logran proyectos más sostenibles, eficientes y alineados con su estilo de vida. La asesoría adecuada permite que las decisiones se traduzcan en bienestar tangible. En esta época del año, muchas familias buscan renovar con criterios de funcionalidad, calidad y sostenibilidad, y la clave está en dimensionar el proyecto con claridad: definir objetivos, presupuesto y tiempos, y, si se recurre al crédito, hacerlo de manera responsable.

Este impulso por preparar el hogar responde también a una realidad económica. Según Raddar Consumer Knowledge Group, el gasto de diciembre superó los 120 billones de pesos el año pasado, impulsado por primas, ahorros y, en algunos casos, crédito de consumo. La pregunta no es si se va a gastar, sino cómo convertir ese esfuerzo económico en una inversión que impacte positivamente la calidad de vida.

La respuesta está en planear. Cuando se define el alcance de la remodelación y se establece un cronograma claro, se evitan contratiempos, se controlan los costos y se aseguran entregas oportunas para las celebraciones. Así, la renovación deja de ser un gasto impulsivo y se convierte en una decisión consciente.

A veces, un cambio tan sencillo como pintar una pared transforma por completo un espacio. Pequeños gestos pueden mover grandes energías. Renovar el hogar al cierre del año es, en esencia, una manera de cerrar ciclos, cuidar de nosotros mismos y darle la bienvenida al nuevo año desde un lugar más armónico y habitable.

Paula Moreno Realphe, gerente general de Almacenes Corona



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