
Opinión
Tres claves para fortalecer la reputación y sostenibilidad empresarial
Integridad personal, creación de protocolos claros y aplicación de buenas prácticas en las juntas directivas son fundamentales para garantizar una gobernanza corporativa eficiente.
En el entorno empresarial actual, donde la transparencia, la ética y la responsabilidad social son cada vez más valoradas, las juntas directivas juegan un papel fundamental en la gobernanza corporativa. La integridad de sus miembros, junto con la implementación de protocolos claros y manuales de ética, no solo asegura una toma de decisiones responsable, sino que también fortalece la reputación corporativa y contribuye a la sostenibilidad a largo plazo de las organizaciones. Esto es especialmente relevante en las empresas familiares, donde la convivencia entre intereses familiares y empresariales requiere mecanismos específicos para evitar conflictos y garantizar la continuidad.
La integridad como pilar en la toma de decisiones
La integridad en las juntas directivas implica actuar con honestidad, coherencia y transparencia, valores esenciales para generar confianza entre los stakeholders. Cuando los miembros de la junta adoptan un comportamiento ético, se establece un ambiente propicio para la toma de decisiones informadas y responsables, que consideran no solo el beneficio económico, sino también el impacto social y ambiental. La integridad reduce riesgos legales y reputacionales, promueve una cultura organizacional sólida y fortalece la credibilidad ante inversionistas, clientes y empleados.
Protocolos familiares: un mecanismo de gobernanza clave
En las empresas familiares, donde la línea entre la familia y la empresa puede ser difusa, los protocolos familiares se convierten en instrumentos indispensables para regular las relaciones y establecer reglas claras sobre el involucramiento de los miembros familiares en la empresa. Estos documentos, también conocidos como constitución o regulación familiar, enuncian los valores, políticas y procedimientos que armonizan los intereses familiares con los objetivos empresariales.
Los protocolos familiares abordan aspectos críticos como la sucesión, la gestión del capital humano, la compraventa de acciones, la resolución de conflictos y la comunicación entre familia y empresa. Su implementación permite anticipar y mitigar crisis derivadas de cambios inesperados en la familia, como fallecimientos, divorcios o ventas de participación, que podrían afectar la estabilidad del negocio.
Además, estos protocolos potencian otros mecanismos de gobierno corporativo, como la junta directiva, al fomentar la transparencia, definir roles y responsabilidades, y equilibrar el poder entre accionistas mayoritarios y minoritarios, lo que mejora la calidad de la toma de decisiones y el desempeño empresarial.
Las juntas directivas deben adoptar buenas prácticas que garanticen un gobierno corporativo efectivo y ético, respaldadas por un robusto marco normativo interno.
Entre los instrumentos normativos clave, como se observa en el esquema de gobierno corporativo, se encuentran:
- Estatutos: La base legal de la empresa que define su estructura y funcionamiento.
- Código de buen gobierno: Documento que establece los principios y recomendaciones para una gestión ética y transparente de la organización.
- Código de ética: Guía de conducta para todos los miembros de la organización, incluyendo la junta directiva, promoviendo valores y previniendo conflictos.
- Acuerdos de accionistas: Pactos que regulan las relaciones entre los accionistas, especialmente importantes en empresas familiares, para gestionar la propiedad y el control.
- Reglamentos de la junta directiva (J.D.): Normas internas que rigen el funcionamiento de la junta, sus reuniones, la toma de decisiones y la asignación de responsabilidades.
- Miembros independientes: Su inclusión en la junta directiva es fundamental para mitigar riesgos y conflictos de interés, aportando una visión objetiva y diversa.
Estas herramientas, junto con otras buenas prácticas, permiten que la junta directiva funcione como un órgano de gobierno sólido y eficaz:
- Definición clara de roles y responsabilidades: Cada miembro debe conocer sus funciones específicas y límites, evitando conflictos de interés y promoviendo la rendición de cuentas.
- Diversidad e independencia: Incluir miembros independientes y con perfiles variados enriquece el análisis y la supervisión de la gestión.
- Transparencia y comunicación: Mantener canales abiertos y claros con los stakeholders para fortalecer la confianza y la reputación.
- Capacitación continua: Actualizar a los miembros en temas de gobierno corporativo, ética y normatividad vigente.
Estas prácticas, en conjunto con los protocolos familiares cuando corresponda, permiten que la junta directiva opere bajo principios de ética, transparencia y reputación, contribuyendo directamente a la maximización del valor de las acciones y, por ende, a la confianza.
Impacto en la reputación y sostenibilidad empresarial
La reputación corporativa es uno de los activos más valiosos para cualquier organización. Una junta directiva íntegra, que actúa bajo protocolos claros y buenas prácticas éticas respaldadas por instrumentos normativos robustos, genera confianza en clientes, inversionistas, empleados y la sociedad. Esta confianza se traduce en ventajas competitivas, acceso a capital, lealtad de clientes y un clima laboral positivo. El gobierno corporativo crea confianza en el mercado para que las empresas puedan acceder a capital a largo plazo, lo cual es vital para su crecimiento y expansión.
María Alejandra Noriega, socia y consultora en Noriega Abogados y consultores Especializados SAS y CAE / Asesora Juntas Directivas