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Así fue el cónclave más largo de la historia que modificó las reglas del Vaticano, al concluir tres cardenales murieron
Tres cardenales que votaban en ese momento fallecieron a causa del racionamiento de recursos. Además, fue el primer encierro forzado de los purpurados.

Tras el fallecimiento del papa Francisco, el pasado 21 de abril, a sus 88 años, en el Vaticano se celebrará el cónclave para elegir al sucesor este 7 de mayo, en el que participarán los cardenales menores de 80 años, que son los aptos para poder ejercer el voto. Esta centenaria práctica es un total misterio, pues los purpurados son puestos bajo llave en la Capilla Sixtina, en la Ciudad del Vaticano, mientras eligen al nuevo papa, en una jornada que puede durar días.
De hecho, el cónclave más largo de la historia duró 3 años, de 1268 a 1271. En ese entonces, tras la muerte del papa Clemente IV, la votación para elegir al pontífice se extendió en exceso, para cuando concluyó, tres cardenales murieron durante ese tiempo a causa del hambre, por el racionamiento que enfrentaron tras aplazar por tanto tiempo la elección.

El lugar donde se llevó a cabo esta jornada fue en Viterbo, a aproximadamente 80 kilómetros del norte de Roma, donde Clemente IV había sido trasladado para ejercer su papado más tranquilo, debido a las tensiones en la Iglesia católica que empezaban a surgir en aquel entonces, especialmente por el contexto histórico, pues en esos años, el imperio Romano de Oriente estaba cerca de su declive, y los aristócratas pretendían influir dentro de las decisiones del Vaticano.
En ese cónclave había una fuerte polarización. Un grupo de los cardenales —los carolinos— buscaban elegir a un francés como el sucesor de San Pedro, mientras que otro grupo —los gibelinos— optaban por un candidato que tenía vínculos con el Sacro Imperio Romano Germánico. El problema, que provocó la extensión de las elecciones, se dio cuando los demás purpurados no lograron decidirse por ningún bando.
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Dadas las circunstancias, las votaciones empezaron a ser programas semanalmente, no cada día como dicta la tradición. Además, el largo proceso provocó complicadas situaciones en Viterbo, donde los cardenales y los funcionarios de la Iglesia debían ser alojados y debían contar con los recursos necesarios para su estadía.
Sin embargo, los recursos para los religiosos y para el personal empezaron a escasear con el paso del tiempo, hasta el punto que se decidió implementar un racionamiento. Se podría considerar que racionar las reservas habría funcionado como una presión para agilizar la decisión. Aun así, el resultado fue catastrófico: tres cardenales murieron por deshidratación y hambre.

Y ni la tragedia logró poner de acuerdo a los votantes. Ningún papable alcanzó los dos tercios para asumir como sumo pontífice. Por lo tanto, las autoridades decidieron trasladar a los cardenales al Palacio Papal, donde fueron encerrados bajo llave o cum clave —con llave, en latín, de ahí: cónclave—. Y la norma fue clara: no saldrían hasta elegir al nuevo líder de la Iglesia católica.
Finalmente, redujeron los votantes a seis cardenales para facilitar la elección. Estos decidieron que el papa no pertenecería a ninguno de los dos bandos en disputa, y nombraron sucesor a Teobaldo Visconti, quien cambió su nombre a papa Gregorio X.