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Así fue la polémica ‘fiesta soviética’ que Nicolás Maduro montó en Venezuela en honor a Rusia y Putin
En Caracas, la dictadura venezolana montó un show en honor a Rusia en la apertura de una plaza en honor a la victoria de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.


El régimen de Nicolás Maduro convirtió este martes la inauguración de una nueva plaza en Caracas en un acto de exaltación al legado soviético y en una manifestación pública de lealtad al Kremlin de Vladimir Putin en Rusia.
La llamada Plaza de La Victoria fue abierta al público como homenaje a los 80 años de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi, un hito de la Segunda Guerra Mundial en el que murieron 26 millones de soviéticos, entre ellos ocho millones de soldados.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez encabezó la ceremonia junto a altos funcionarios del régimen y representantes diplomáticos rusos. “Nosotros desde Venezuela, con ese espíritu antiimperialista, con el espíritu del antifascismo, rendimos homenaje a la gran Rusia, pero sirve también para que la llama sagrada siga iluminando los pasos de la humanidad por la paz y por la libertad”, dijo Rodríguez desde la tarima central.

El acto tuvo una puesta en escena insólita, que incluyó danzas tradicionales, fotografías históricas y un espectáculo con drones. Las luces en el cielo proyectaron imágenes de las banderas de Rusia y Venezuela, así como los perfiles de los presidentes Vladimir Putin y Nicolás Maduro, lo que dio un tono propagandístico al evento y desató críticas en redes sociales, donde muchos lo calificaron como una “fiesta soviética” en suelo latinoamericano.
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La vicepresidenta insistió en que el nuevo espacio es un símbolo de resistencia histórica. “Es un monumento que celebra la verdad de los pueblos libres, es un monumento que refleja el espíritu de los pueblos antifascistas”, señaló Rodríguez, quien también exaltó el papel del pueblo ruso durante el conflicto bélico más devastador en la historia humana.
“Fue el glorioso pueblo ruso quien dio lecciones derrotando al nazismo, derrotando a esa terrible, oprobiosa maquinaria de muerte, de esa oprobiosa maquinaria de odio, de racismo, de arrogancia”, agregó.

Entre los asistentes estuvieron figuras clave de la dictadura como Diosdado Cabello, ministro del Interior, y Vladimir Padrino López, titular de la cartera de Defensa, además del embajador ruso en Venezuela, Sergey Mélik-Bagdasárov. La fecha también sirvió para recordar los 80 años del inicio de las relaciones diplomáticas entre Caracas y Moscú, que han cobrado especial importancia en los últimos años en medio del aislamiento internacional del régimen chavista, condenado por varias organizaciones del mundo.
La celebración se realizó solo unos días después de que Maduro viajara a Rusia para participar en las conmemoraciones oficiales organizadas por el gobierno de Putin. En Moscú, fue recibido con honores en el Kremlin y firmó junto al mandatario ruso un Acuerdo de Asociación Estratégica y Cooperación que profundiza aún más los lazos entre ambos gobiernos.

Maduro, quien asumió en enero su tercer mandato consecutivo, en medio de denuncias de fraude y falta de garantías electorales, ha hecho de la alianza con Rusia una de las piedras angulares de su política exterior. En un contexto de sanciones internacionales y crisis interna, el chavismo ha buscado en Moscú respaldo político, económico y militar.
La plaza, ahora presentada como un símbolo de la “victoria antifascista”, se inscribe dentro de una narrativa oficial que busca conectar al régimen venezolano con las gestas heroicas del pasado soviético. Sin embargo, el tono del evento y su carga ideológica provocaron reacciones encontradas: para sus críticos, no fue más que un montaje propagandístico con tintes anacrónicos; para sus promotores, una reafirmación del compromiso con una visión del mundo enfrentada a Occidente.