Atlas del nazismo
Chile, el epicentro del espionaje nazi en América
SEMANA revela la historia de dos espías nazis asignados al país austral y los mensajes que enviaban a Hamburgo.
El espionaje nazi comenzó en 1939, cuando un alemán que llevaba años como alto empleado de compañías navieras en Chile fue encargado durante un viaje a Alemania de la tarea de crear la red del Abwehr (inteligencia militar) en la costa Pacífica de Suramérica. Con 75.000 dólares en efectivo desembarcó en Valparaíso. Se llamaba Casero, nombre en clave de Friedrich Tadeo von Schulz-Hausmann.
Su primera tarea fue aceitar a funcionarios chilenos que debían dar los permisos para el zarpe de siete naves mercantes alemanas que habían quedado atrapadas en puertos chilenos desde el inicio de la guerra. Fueron cargadas con mercaderías que se necesitaban en Alemania y zarparon hacia puertos japoneses o hacia Vladivostok, estación final del ferrocarril transiberiano.
Casero también se encargó de otra operación de contrabando. No de mercancías, sino de la tripulación del acorazado de bolsillo Graf Spee, hundido en Uruguay en diciembre de 1939. Logró que muchos marinos abordaran desde Chile barcos de carga japoneses o soviéticos que los llevaran al Oriente y luego a Alemania, vía el Transiberiano.
A largo plazo, el triunfo principal de Casero fue el funcionamiento de la red clandestina de radio PYL. Los Andes, las condiciones meteorológicas inestables y la enorme distancia de Alemania (12.000 kilómetros en línea de aire) fueron barreras que Casero tuvo que vencer antes de lograr transmisiones continuas y expeditas.
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Sus agentes eran funcionarios de navieras a lo largo de la costa chilena, incluso en Callao. Reportaban el zarpe de buques y las exportaciones de cobre a Estados Unidos. Apellidos alemanes tenían los principales miembros de la red PYL, pues eran alemanes radicados en Chile o chilenos de familia alemana: Kurt Wandell, Claus Watjen, Ferdinand Westoff, Eugenio Ellinger Knoll, Arnold Barckhahn, entre otros.
En 1942, el Departamento de Estado en Washington concluyó que la red de espionaje nazi en Chile fue creada como agencia transmisora de información desde el Hemisferio Occidental hacia Alemania. No se ocupaba principalmente de informar a Alemania sobre asuntos chilenos, sino de registrar los movimientos de barcos en muchas partes del mundo y también de informar sobre las actividades militares, navales e industriales de los Estados Unidos.
Bach, espía y secretario de Presidencia
Otro espía de primera línea fue el agregado aéreo de la embajada alemana Ludwig von Bohlen, que arribó a Buenos Aires en 1941 con 400.000 dólares en efectivo para financiar operaciones encubiertas y luego cruzó los Andes para posesionarse del cargo en Santiago.
Bohlen había nacido en Chile, sus padres eran alemanes, estudió derecho, fue secretario privado del presidente Carlos Ibáñez, fue enviado por Chile para estudiar jurisprudencia en Alemania, participó en la redacción del Código Penal chileno, luchó en el Ejército alemán en la Primera Guerra Mundial y era perfectamente bilingüe en lengua alemana y castellana.
Con la experiencia que tenía por haber sido alto funcionario estatal en Chile, Bohlen logró dos golpes que fueron apreciados en Alemania. Consiguió que un piloto militar chileno que recibió entrenamiento en bases aéreas en los Estados Unidos pasara información sobre el tipo y número de aviones de esas unidades militares. Bohlen (su clave era Bach) también obtuvo copia de los manuales de entrenamiento y reparación de motores utilizados en Chile por una misión de la fuerza aérea de los Estados Unidos.
Pero el éxito principal fue conseguir copia de los mapas y planos de las defensas del canal de Panamá en 1940 y 1941. Se los vendió a Bohlen, el embajador chileno en Panamá, por 10.000 dólares.
Se sabe qué comunicaban Bach y Casero a Hamburgo, sede de la inteligencia militar, porque los servicios de inteligencia británicos interceptaban los mensajes, hoy conservados en el Archivo Nacional del Reino Unido. Esta es una muestra:
22.9.41 CASERO A HAMBURGO. No volver a utilizar COTRAS, pero sí SEÑORITA JUAN. R bien camuflado.
1.10.41 HAMBURGO A BACH. Muy urgente. Las direcciones MANUEL, MARÍA y FONSECA ya no se deben utilizar. En su lugar esta nueva dirección: LUCILEA MARTENS, LISBOA, RUA DA ROSA 164. Cartas de tipo privado en español.
1.10.41 BACH A HAMBURGO. Pruebas del transmisor de radio no se pueden hacer por ahora debido al peligro de requisa en relación con persecución al partido. En caso de posible interrupción de la conexión actual, BACH enviará cable desde embajada: “Conexión interrumpida”.
10.10.41 BACH A HAMBURGO. Necesito tinta urgente para tráfico USA. Envío revistas y estadísticas a BREDE por LATI.
18.10.41 BACH A HAMBURGO. Informe zarpe de barcos. Texto reconstruido de memoria, pues documentos hay que destruirlos inmediatamente.
12.12.41 HAMBURGO A VALPARAÍSO. BACH tiene instrucciones de pagarle 10.000 marcos en moneda local y suministrarle tinta secreta. Destruya cualquier material incriminatorio. ¿Es posible contratar chilenos o neutrales? Mucha prudencia en relación con provocadores. Dirección para emergencias es ERNEST LWETHI FRASCOLLI, BERNE, RUE HALLER 51. Solo para cartas con tinta secreta. Cubra el texto como si fuera carta de negocios.
23.12.41 VALPARAÍSO A HAMBURGO. A solicitud de Berlín, BACH está tratando de enviar nuestros informes sobre barcos al agregado naval japonés.