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Cónclave | El nombre que ningún cardenal designado papa nunca ha elegido y está entre las opciones

Desde este 7 de mayo, los 133 cardenales se reunirán para elegir al sucesor de Bergoglio, el fallecido papa Francisco.

5 de mayo de 2025, 6:59 p. m.
Cardenales asisten a misa en el quinto día de los "Novendiali", nueve días de luto por el difunto Papa Francisco, en la basílica de San Pedro en el Vaticano
Cardenales asisten a misa en el quinto día de los Novendiali, nueve días de luto por el difunto papa Francisco, en la basílica de San Pedro en el Vaticano. | Foto: SOPA Images/LightRocket via Gett

Durante el cónclave del miércoles, los cardenales electores se reunirán a puerta cerrada en la capilla Sixtina para elegir al sucesor del papa Francisco.

Los 133 cardenales electores —menores de 80 años— se trasladan a la residencia de Santa Marta en el Vaticano, donde se alojarán durante el cónclave. En la mañana del primer día, los purpurados participan en una misa solemne en la basílica de San Pedro.

Por la tarde, ataviados con el hábito coral, se reúnen en la capilla Paulina del Palacio Apostólico y, en procesión hacia la capilla Sixtina, invocan la asistencia del Espíritu Santo. Bajo la bóveda pintada por Miguel Ángel, los cardenales prestan juramento con la mano sobre el Evangelio.

Según un ritual heredado de la Edad Media, el maestro de ceremonias pronuncia la frase “extra omnes” (todos fuera). Las personas que no participan en la elección abandonan la sala y, a continuación, se cierran las puertas. El objetivo es que los cardenales eviten las influencias exteriores.

Por sorteo, tres cardenales son designados “escrutadores”, otros tres “infirmarii” como encargados de recoger el voto de los purpurados enfermos y tres más como revisores para comprobar el recuento.

Sentados juntos, los cardenales reciben papeletas rectangulares con la inscripción Eligo in Summum Pontificem (Elijo como sumo pontífice) en la parte superior, con un espacio en blanco debajo.

Los votantes escriben el nombre de su candidato a mano, “con caligrafía lo más irreconocible posible”, y doblan la papeleta. En teoría, está prohibido votarse a uno mismo.

Cada cardenal se dirige por turnos al altar, sosteniendo su papeleta en el aire para que sea bien visible y pronuncia en voz alta el siguiente juramento en latín: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”.

Deposita su papeleta en un plato y la desliza en la urna frente a los escrutadores, se inclina ante el altar y vuelve a su sitio.

Los cardenales que, por su estado de salud o edad avanzada, no pueden acercarse al altar, entregan su voto a un escrutador, que lo deposita en la urna en su lugar.

Una vez recogidas todas las papeletas, un escrutador agita la urna para mezclarlas, las transfiere a un segundo recipiente y luego otro las cuenta.

Dos escrutadores anotan los nombres, mientras que un tercero los lee en voz alta y perfora las papeletas con una aguja en el punto en el que se encuentra la palabra Eligo. Los revisores verifican a continuación que no se cometieron errores.

Si ningún cardenal obtuvo dos tercios de votos, los electores proceden a una nueva votación. Salvo el primer día, se prevén dos por la mañana y dos por la tarde hasta la proclamación de un papa.

Las papeletas y las notas tomadas por los cardenales se queman en una estufa cada dos rondas de votación. La chimenea, visible por los fieles desde la plaza de San Pedro, expulsa humo negro si no se logró escoger a ningún papa y una fumata blanca en caso de una elección.

Tras tres días sin lograrse el nombramiento de un pontífice, la votación se suspende para un día de oración. El cardenal elegido deberá responder a dos preguntas del decano: “¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice?” y “¿Cómo quieres ser llamado?”. Si responde ‘sí’ a la primera, se convierte en papa y obispo de Roma.

Uno por uno, los cardenales expresan un gesto de respeto y obediencia al nuevo papa, antes del anuncio a los fieles.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro, el cardenal protodiácono anuncia “Habemus papam”. A continuación, aparece el nuevo pontífice e imparte su bendición Urbi et Orbi (A la ciudad y al mundo).

El humo blanco en el Vaticano indica que "Habemus Papam"

Bajo ese contexto, en el cual el cardenal elegido puede decidir su nombre como sumo pontífice, hay un nombre muy famoso entre los cardenales que nunca ha sido elegido por un papa.

Pedro (Petrus en latín)

A pesar de que San Pedro fue el primer papa, ningún pontífice ha elegido llamarse Pedro II. Esto no es una regla oficial, pero hay una fuerte tradición y reverencia por San Pedro como el primer papa instituido directamente por Cristo. Elegir su nombre es considerado, por muchos, demasiado presuntuoso o una forma de compararse con él, lo cual los papas suelen evitar.

Incluso, algunos papas han dicho explícitamente que no tomarían ese nombre por respeto a San Pedro. Por ejemplo, el papa Juan Pablo II mencionó en una ocasión que ese nombre estaba “reservado”.

  • Nombre nunca usado: Pedro II
  • Razón principal: Reverencia y respeto hacia San Pedro, considerado el “fundamento” de la Iglesia.

Nombres únicos (usados solo una vez):

Estos papas eligieron nombres que nadie más ha usado después:

  • Lando (papa en el año 913) — el único con ese nombre.
  • Francisco — elegido en 2013 por el papa recién fallecido, nunca antes usado. Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio) eligió su nombre en honor a san Francisco de Asís, símbolo de humildad, pobreza y cuidado por los pobres y la creación. Fue el primer papa latinoamericano y el primero con ese nombre.
  • Juan Pablo I — único en combinar nombres y usar el “I” desde el inicio (1978).
  • Higinio, Aniceto, Sixto, Soter, entre otros antiguos.
La Congregación de Cardenales se reúne por quinta vez en el Aula Nueva del Sínodo tras la muerte del Papa Francisco, el lunes 28 de abril de 2025. (Vatican Media vía AP)
La Congregación de Cardenales se reúne por quinta vez en el Aula Nueva del Sínodo tras la muerte del Papa Francisco, el lunes 28 de abril de 2025. (Vatican Media vía AP) | Foto: AP

Los nombres elegidos muchas veces reflejan devoción a santos (como Francisco o Gregorio), admiración por papas anteriores (como Juan Pablo II) o intenciones pastorales (como el deseo de renovación o continuidad).

A lo largo de más de 2.000 años de historia, los papas han elegido una gran variedad de nombres, muchos de los cuales se han repetido en distintas épocas. Aquí, el resumen de los nombres más comunes y notables.

Nombre papalCantidad de veces elegido
Juan (Ioannes)21 veces
Gregorio (Gregorius)16 veces
Benedicto (Benedictus)16 veces
Clemente (Clemens)14 veces
Inocencio (Innocentius)13 veces
León (Leo)13 veces
Pío (Pius)12 veces
Esteban (Stephanus)9 veces
Urbano (Urbanus)8 veces
Alejandro (Alexander)6 veces