MUNDO
Donald Trump versus Xi Jinping: Un experto explica en SEMANA el rol y las impactantes cifras de China en esta guerra de titanes
El profesor Camilo Defelipe Villa es uno de los colombianos que mejor conoce al país del dragón rojo. Revela datos impactantes de lo que significa este país en el mundo y de lo que busca Donald Trump al querer acorrarlo comercialmente. “China es el chivo expiatorio”


SEMANA: La respuesta de China a los aranceles de Donald Trump generó un tsunami en la economía mundial. ¿Por qué China pesa tanto en los mercados internacionales?
Camilo Defelipe Villa: China se ha venido consolidando como un motor de la globalización económica. Para 2017 representaba 15 % del PIB mundial y un estimado de 19,29 % para 2024, o 30 % del crecimiento económico global para este último año. El aporte de China a la producción global ha crecido de forma sostenida desde 2017, pasando de controlar cerca de un 26 % de la manufactura global a un 30 % en 2024. China es la fábrica mundial de manufacturas básicas hasta vehículos eléctricos y otros productos con alto valor agregado. Desde los años setenta ha albergado en su territorio fábricas de compañías japonesas, estadounidenses y europeas, desde ropa hasta vehículos.
SEMANA: ¿Cómo es actualmente el modelo industrial chino?
C.D.V: Actualmente, está basado en la creación de zonas económicas especiales (parques industriales compuestos en muchos casos por centros de investigación y desarrollo y conectados a puertos terrestres y marítimos), ha alcanzado un nivel de madurez que le permite controlar la totalidad de la cadena de producción de lo que exporta bien dentro del territorio chino o cerca de este, principalmente en el sudeste asiático (Vietnam, Camboya, etc.). China es el gran proveedor de mayoristas como Wallmart y provee la maquinaria y demás insumos industriales del mundo. Esto significa que tanto el consumo privado como industrial de grandes mercados como lo es Estados Unidos dependen directamente de las importaciones de China hacia Estados Unidos y de China hacia países que se valen de insumos chinos para exportar a Estados Unidos, por ejemplo Vietnam.
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SEMANA: Con razón, Trump le impuso aranceles tan altos a esos países. A Vietnam, el 46 % y a Camboya, el 49 %.
C.D.V: Sí. Y a esos datos quisiera agregar que la curva de aprendizaje y crecimiento de China en manufactura en muchos casos ha sido tan alta, que se ha cruzado un umbral de no retorno para muchos países respecto a su dependencia de este país en bienes de consumo privado o de aquellos necesarios para producir otros bienes dentro de economías diferentes a la china. Todo esto ha venido acompañado de una consolidación acelerada, una red global de infraestructura como puertos, carreteras, estándares y demás respaldados por el enorme músculo financiero de China a través de sus propios bancos o bien en asocio con banca multilateral, y bajo la marca “Iniciativa de la Franja la Ruta”, proyecto que busca consolidar una globalización económica, la cual a diferencia de la originada en el orden euro-americano después de la Segunda Guerra Mundial, enfatiza la planeación y dirección del estado sobre la economía y un modelo de democracia propio.

SEMANA: ¿Y, en ese escenario que usted nos plantea, qué significan los nuevos aranceles?
C.D.V: Desde el 10 de abril, China impondrá un arancel del 34 % a todas las importaciones estadounidenses, esto se da en respuesta a los aranceles impuestos por Donald Trump de entre 54 % y 65 % dependiendo de la industria. La medida de Trump se debe a que para 2024 se consolida un déficit comercial a favor de China en el cual Estados Unidos importó bienes por valor de US$ 438.900 millones de China, más que de cualquier otro, mientras que China importó bienes por US$ 143.500 millones de Estados Unidos. Sin embargo, más allá de reducir la dependencia de China, se trata de al menos dificultar el ascenso de China hacia el predominio en la economía global otrora liderada por Estados Unidos. Como se mencionó, China está no solo dominando cadenas de producción, sino que ha sobrepasado a Estados Unidos como socio comercial de la mayoría de países del mundo a través de una oferta comercial e inversora especialmente más asequible a países en vías de desarrollo, si se le compara con las condiciones de Estados Unidos y Europa.
SEMANA: ¿Y entonces para qué son los aranceles?
C.D.V: Los aranceles de Trump son una estrategia para dar tiempo a Washington para buscar formas de maniobrar frente a la competencia que percibe de China. Los aranceles se calculan a partir de una forma simple pero ambigua, en la cual la cifra del déficit comercial del país dividido por sus exportaciones a Estados Unidos multiplicado por 1/2. No es claro como se articulan estos aranceles en los planes de transformación productiva de Estados Unidos para rescatar industrias en suelo estadounidense. Lo más probable es que los aranceles asignados por Washington sean rangos de negociación más que aranceles definitivos para de esa forma reacomodar unas relaciones comerciales que le beneficien y ralenticen la presencia económica global de China y la influencia política que podría acompañar a esa presencia.

SEMANA: ¿Qué cree que busca Trump, específicamente con China?
C.D.V: Washington lee a China de forma autorreferencial. Todo hace parte de una estrategia con la cual a partir de la ambigüedad tanto del cálculo como del propósito de los aranceles, la impredecibilidad política y personal de Trump; el retiro o amenaza de retiro de compromisos de Estados Unidos con la gobernanza global (por ejemplo la cancelación de transferencias de USAID) y una retórica ultraderechista busca inducir de forma a reactiva a la negociación o sujeción de los países a unas condiciones de Estados Unidos que aún no son claras. Pero China por su parte ha tenido una política de transformación productiva activa, orientada a plazos, ideológicamente motivada, eficiente y con una fuerte cooperación entre sector público y privado que debido a sus reservas monetarias, menor dependencia de tecnología externa, disponibilidad de mercados fuera de Estados Unidos y otros recursos le permitirá amortiguar los impactos de los aranceles. China además desde los años setenta se ha venido preparando para escenarios como el actual porque ha reconocido que su acomodo en el orden económico global iba a ser problemático para Estados Unidos. A falta de una política similar, Estados Unidos está poniendo de rehén a la arquitectura del orden global para ganar tiempo, pero sin una propuesta de reordenamiento sensata. China podría llenar algunos espacios, por ejemplo en la banca multilateral, OMC, FAO y promover los propios como alternativa, por ejemplo Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y los BRICS, cuya fortaleza frente a la coyuntura actual está a prueba. Washington entiende la inevitabilidad de China, pero la quiere acomodar a en la economía global bajo el dictamen de sus propios intereses.
SEMANA: ¿Usted cree que el presidente Trump ve a China como un enemigo de los Estados Unidos?
C.D.V: En Washington hay una presión por ver a China como rival. Pese a ello, entienden que China ha servido económicamente a Estados Unidos tanto como mercado, proveedor y acreedor; ahora gracias a la interdependencia económica generada tras el fin de la Guerra Fría, hay una rivalidad de competidores más que de enemigos que buscan aniquilarse como si fue el caso de la Unión Soviética.

SEMANA: ¿Cuáles han sido las políticas o la visión de Trump frente a China desde que llegó al poder?
C.D.V: China es el chivo expiatorio de la disminución de las capacidades de aparato productivo estadounidense, desde su campaña ha proyectado una imagen de victimismo y de necesidad de redefinir las relaciones con Beijing. El primer periodo de Trump permitió a las economías prepararse para el impacto de los aranceles porque la imposición fue gradual, esta vez los aranceles son masivos y buscan generan una alerta roja.
SEMANA: ¿China está llegando o puede llegar a superar a Estados Unidos como primera economía del mundo?
C.D.V: “Primera economía” es un concepto multidimensional, depende de lo que se mida y como se quiera estandarizar para poder hacer comparaciones. China podría llegar a superar a Estados Unidos para 2035 en términos de PIB, si se mantienen tasas de crecimiento de 5% anual y si hay un ambiente geopolítico favorable a las exportaciones y la inversión de China. Ahora bien, esto no significa que China llegue a liderar en todas las actividades de los sectores de industria y servicios que son los que más reportan riqueza, en su lugar cada potencia liderará en determinadas actividades. A esto debe sumársele que toda actividad económica no es exclusiva de un solo país, sino que depende del aporte de otras y de bloques económicos, con lo cual aranceles altos en Vietnam o China causados por Washington pueden desestabilizar sectores estratégicos en Estados Unidos.
*Camilo Defelipe Villa es docente e investigador de estudios de área y política exterior de Asia Pacífico de la carrera de Relaciones internacionales de la Facultad de Ciencia política de la Universidad Javeriana de Bogotá. PhD en teoría política de la East China Normal University y Magíster en relaciones internacionales de la Universidad de Jilin.