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Ecuador se juega su destino en las elecciones de este domingo. Las claves de la lucha entre Daniel Noboa y Luisa González
El presidente Daniel Noboa y la líder correísta Luisa González se disputan la presidencia de Ecuador este domingo. ¿Qué puede pasar en medio de la permanente crisis de seguridad que padece?


Con la de este domingo, serán cuatro veces en total en que Daniel Noboa y Luisa González se han visto las caras en las urnas para alcanzar la presidencia de Ecuador. La primera vez fue en 2023, cuando los ecuatorianos salieron a votar para terminar el periodo de Guillermo Lasso, quien había renunciado. González ganó la contienda inicial, pero se fue a segunda vuelta donde perdió contra Noboa. Ahora, dos años después, tras una reñida primera vuelta, se vuelven a enfrentar.
La primera vuelta dejó un resultado de auténtico ‘voto finish’: Daniel Noboa ganó con 44,17 por ciento de los votos, mientras que Luisa González quedó atrás con 44 por ciento. La diferencia entre ambos candidatos fue de menos de 17.000 votos. De cara a la segunda vuelta, se cree que esta situación se podría repetir, y las encuestas confirman la paridad que existe entre ambas figuras políticas.
Según la última encuesta de la firma Comunicaliza, el presidente Daniel Noboa tiene un 50,3 por ciento de intención de voto, mientras que Luisa González está atrás con 49,7 por ciento, en un empate técnico, prueba evidente de lo reñido del momento electoral que se vive en el vecino país. Otras firmas tienen resultados distintos: por ejemplo, en MR Analítica, lidera González, con 53 por ciento, contra 46 puntos de Noboa.

“Es muy difícil predecir lo que pasará. Todas las encuestadoras que han publicado información, hasta cuando se permitió, dan una diferencia entre el uno y el otro que estaba dentro del margen de error. Entonces, no se puede tener una referencia, más allá de que a las encuestadoras no les ha ido muy bien últimamente en ningún lado, pero es la única manera que tenemos de ver intenciones de voto, y lo que vemos es un resultado que probablemente será muy ajustado”, asegura a SEMANA el exvicepresidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner.
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Pero más allá de las cifras, los ecuatorianos se juegan una visión de país totalmente diferente. El presidente Daniel Noboa, quien durante dos años se la ha jugado por un gobierno pragmático de derecha, plantea un fuerte enfoque en seguridad, para combatir la crisis del narcotráfico. Luisa González, por su parte, fiel al expresidente Rafael Correa, tiene una política de izquierda que busca un enfoque más social para los problemas del país.
Daniel Noboa, actual presidente, llegó al poder hace dos años con apenas 35 años, y si bien tiene propuestas en todos los rubros, prácticamente el debate gira en torno a la seguridad. Allí propone la creación de cárceles flotantes para aislar a los criminales más peligrosos, declarar el estado de excepción en provincias con mayor violencia y el uso intensivo de inteligencia militar y policial contra el crimen organizado.

Luisa González, heredera política de Correa, tiene en sus propuestas el fortalecimiento de la Policía Nacional, la reinversión en inteligencia civil y militar y la prevención del delito con enfoque social y recuperación de espacios públicos.
Un país polarizado
Las encuestas son una muestra de la gran división política que existe entre los ecuatorianos, que prácticamente se han dividido entre correístas y anticorreístas. Por lo mismo, es que la segunda vuelta es prácticamente una reedición de la primera. Si bien Noboa se había hecho elegir asegurando que no era “anti-nada”, pronto mostró que realmente era alguien opuesto al expresidente Correa, actualmente exiliado por la justicia al ser vinculado en casos de corrupción.
“La polarización es un fenómeno global que en Ecuador se acentuó antes de que fuera moda en el planeta, por la ya histórica presencia del correísmo, por casi 20 años. Entonces, ese es el resultado”, asegura Sonnenholzner, quien reitera que la prioridad de cualquiera de los dos candidatos debe ser combatir el narcotráfico y la inseguridad que se ha tomado las calles.
Además, la participación activa del expresidente Rafael Correa en el debate público solo ha generado más polémica, ya que constantemente descalifica al presidente Noboa. En su momento, fue el mayor crítico de los dos episodios más polémicos del mandatario, la invasión de la Embajada de México para la recaptura del exvicepresidente de Correa, Jorge Glas, y los apagones que azotaron al país por más de 14 horas diarias el año pasado.

Espiral de violencia
Desde hace varios años, Ecuador dejó de ser la panacea de seguridad en el continente que durante varias décadas llegó a ser. Las bandas del narcotráfico se han apoderado de parte del país para operar con total impunidad para que la nación siga siendo clave en la ruta de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa.
“Por años ha sido el centro de operaciones de organizaciones de narcotraficantes mexicanas, colombianas y europeas, así como de grupos guerrilleros colombianos en su región fronteriza septentrional”, dice el estudio de Insight Crime al respecto del país. “La tasa de homicidios está entre las más altas de la región, y las instituciones nacionales fueron sacudidas por la violencia política y los escándalos de corrupción de alto nivel”, asegura.
Como ejemplo de esto, para febrero de este año, Ecuador registró 736 homicidios y en enero, otros 793, según cifras de las autoridades ecuatorianas, lo cual ha significado un aumento de más del 15 por ciento, recordando que cuando se logró la disminución de las cifras, de parte del Gobierno de Daniel Noboa, se celebró por todo lo alto haber logrado sacar al país del vergonzoso título de ser el país más sangriento de Latinoamérica en 2023, con una tasa de casi 47 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.“

Ecuador viene debatiéndose, en los últimos tres años, en una crisis de inseguridad sin precedentes, y quizás esa es ahora la mayor preocupación de los ecuatorianos, por lo que hace que otros temas sean desplazados en importancia, a pesar de que no dejan de ser relevantes. Antes aquí estábamos más preocupados de defender la democracia, de evitar el autoritarismo, de defender la libertad de expresión, pero cuando tienes un incremento por diez de las muertes violentas cada 100.000 habitantes estos temas pasan a segundo plano”, dice Sonnenholzner en diálogo con este medio.
Aún está en el imaginario de los ecuatorianos el crudo recuerdo del crimen contra el entonces candidato a la presidencia, Fernando Villavicencio, muerto por disparos a la salida de un evento electoral. Los acusados terminaron siendo asesinados en medio de su estancia en prisión, situación que dejó una sensación de impunidad entre la ciudadanía.
El país, mientras tanto, se debate entre ambas orillas políticas, a la espera de un vuelco total frente a la situación de inseguridad que vive el país. La prioridad para todos los ecuatorianos, más allá de los extremos políticos en un país fuertemente polarizado, es recuperar la tranquilidad en las calles.