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El cierre de Usaid afecta programas en el Amazonas, además de otras ayudas a nivel mundial
La decisión de la Administración Trump de cerrar Usaid ha generado amplias críticas de los demócratas en el Congreso y ha suscitado interrogantes sobre la influencia que Elon Musk, aliado del mandatario, ejerce sobre el gobierno federal.
Estados Unidos es la fuente más grande del mundo de asistencia extranjera, aunque varios países europeos asignan una parte mucho mayor de sus presupuestos. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) financia proyectos en unos 120 países destinados a combatir epidemias, educar a niños, proporcionar agua limpia y apoyar otras áreas de desarrollo.
Esta agencia ha sido crucial en proporcionar asistencia humanitaria en Colombia, esfuerzos de conservación en la Amazonia brasileña y erradicación de la coca en Perú. Recientemente, los fondos de Usaid también han apoyado la ayuda humanitaria de emergencia a más de 2,8 millones de venezolanos que huyeron de la crisis económica.
Solo en 2024, la agencia transfirió unos 45 millones de dólares al Programa Mundial de Alimentos de la ONU, principalmente para asistir a los venezolanos.
En Brasil, la iniciativa más grande de Usaid es la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Amazónica, que se centra en la conservación y en mejorar los medios de vida de los pueblos indígenas y otras comunidades de la selva.
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En Perú, parte de los 135 millones de dólares de financiación de Usaid en 2024 se dedicó a financiar alternativas a la producción de cocaína, como el café y el cacao. La agencia humanitaria ha buscado frenar la producción de la droga desde principios de la década de 1980.
Por otro lado, el año pasado Estados Unidos proporcionó a la región del sur de Sahara más de 6.500 millones de dólares en asistencia humanitaria. Pero desde el anuncio de Trump, los pacientes con VIH en África encontraron puertas cerradas en clínicas financiadas por el programa estadounidense que ayudó a controlar la epidemia mundial del sida.
“El mundo está perplejo”, dijo Aaron Motsoaledi, ministro de Salud de Sudáfrica, el país con más personas viviendo con VIH, después de la congelación de la ayuda estadounidense.
Motsoaledi señaló que los fondos estadounidenses cubren casi el 20 % de los 2.300 millones de dólares necesarios cada año para ejecutar el programa de VIH/sida de Sudáfrica a través de Pepfar, y ahora la mayor respuesta a una sola enfermedad en la historia está bajo amenaza.
En Sudán, país devastado por la guerra civil y que además lidia con el cólera, la malaria y el sarampión, la congelación de la ayuda significa que 600.000 personas estarán en riesgo de contraer y propagar esas enfermedades, dijo un funcionario que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado para hablar públicamente sobre el asunto.
También, médicos de Turquía han dicho que se han visto obligados a despedir a 300 empleados y cerrar 12 hospitales de campo que opera en el norte de Siria, una región devastada por años de guerra y un enorme terremoto en 2023. Hakan Bilgin, presidente de la organización, dijo que depende de Usaid para el 60 % de su financiación y ha tenido que reducir sus consultas diarias de 5.000 a 500.
“Como organización médica que proporciona servicios que salvan vidas, básicamente estás diciendo: ‘cierra todas las clínicas, detén a todos tus médicos y no proveas servicios a mujeres, niños y ancianos’”, dijo Bilgin.
Latinoamérica también se ve afectada. En Villahermosa, en el sur de México, el refugio Oasis de Paz del Espíritu Santo Amparito es uno de varios beneficiarios de la asistencia humanitaria de Estados Unidos que ayudan a aquellos que huyen de la persecución, la crisis o la violencia.
Sin embargo, con la congelación de fondos, la organización benéfica que administra el refugio tuvo que prescindir de su único médico, así como de un trabajador social y un psicólogo infantil. Desde entonces, el refugio ha apelado al Gobierno mexicano por fondos alternativos para programas gestionados por Naciones Unidas para pagar vuelos y viajes en autobús a la frontera de México con Guatemala para los migrantes que desean regresar a casa.
“La crisis solo va a empeorar, los más afectados serán la población que atendemos”, dijo el refugio en un comunicado.
En cuanto a la guerra entre Rusia y Ucrania, la financiación de Usaid ha ayudado a pagar combustible para vehículos de evacuación, salarios para trabajadores de ayuda, apoyo legal y psicológico, y boletos para ayudar a los evacuados a alcanzar ubicaciones más seguras.
Esto incluye el costo de usar un salón de conciertos en el este de Ucrania como un centro temporal para civiles que huyen del implacable bombardeo ruso. Ese refugio ahora está en peligro porque el 60 % de los costos, equivalentes a 7.000 dólares al mes para operar, lo pagaba Estados Unidos.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dice que su gobierno espera que se recorten entre 300 y 400 millones de dólares en ayuda. La mayoría de eso era para el sector energético que ha sido objetivo de Rusia.