Iglesia

El papa León XIV y la situación humanitaria y geopolítica del mundo

El papa Prevost señaló desde su saludo que asume a conciencia su misión como apóstol y los desafíos que vive el mundo actual. Por Bogdan Piotrowski*.

10 de mayo de 2025, 7:27 a. m.
NAC PROFESOR POLACO
Bogdan Piotrowski, exdecano de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana, dio importante punto sobre el papa León XIV. | Foto: AP

Vivimos en los tiempos álgidos y la elección de S. S. León XIV despierta muchas esperanzas no solamente entre los católicos, sino en el mundo entero (recordemos que vivimos el Jubileo de la Esperanza, anunciado al inicio del milenio). La ascendencia multinacional del papa, con orígenes norteamericano, italiano, francés y español, así como su doble nacionalidad de los Estados Unidos y del Perú, evoca uno de los problemas neurálgicos que vivimos relacionado con la migración y la pluralidad cultural. La formación académica del santo padre como filósofo y matemático, teólogo y canonista, y su gran experiencia internacional como misionero notifican que une la fe y la razón que tanto necesita la humanidad de hoy.

Sumamente simbólico es el nombre que eligió el sumo pontífice, porque el papa León XIII, al iniciarse el siglo XX, encomendó el mundo al Espíritu Santo. El papa Pecci modernizó la Iglesia y luchó por la dignidad de la persona. Promovió las reformas sociales y la justicia. Es reconocido por su encíclica Rerum Novarum (1891) con que creó fundamentos para la doctrina social de la Iglesia, que ofrece actualizadas respuestas a las necesidades de la sociedad y espera su asimilación en la política internacional.

Ahora bien, es preciso reconocer que el papa Prevost señaló desde su saludo que asume a conciencia su misión como apóstol y los desafíos que vive el mundo actual, y lo expresó claramente. Después de haber pronunciado el deseo de paz y el saludo, se presentó como el hijo de Cristo resucitado y nos convocó a todos a ser sus discípulos para avanzar unidos de la mano mediante el encuentro, el diálogo, la construcción de los puentes, en que insistían también los últimos papas. La fraternidad es mucho más que la inclusión, porque suprime las barreras entre las personas. Su visión y la interpretación del mundo son más teológicas que ideológicas o políticas. No menos importante es su manifestación de la devoción mariana cuando invitó a todos a pedir la gracia especial a María, nuestra madre, con el fin de emprender esta nueva misión.

El recién elegido Papa León XIV, Robert Prevost, se dirige por primera vez a la multitud desde el balcón principal de la logia central de la Basílica de San Pedro.
El papa León XIV, Robert Prevost. En de origen estadounidense y dejó una gran huella en Perú. | Foto: AFP

Finalmente, huelga comentar que León XIV enfatizó ser hijo de san Agustín. Lo que permite suponer que el nuevo papa tiene muy presente la espiritualidad agustiniana: la búsqueda de la verdad, la vida en comunidad, el bien común, el espíritu de servicio, pero también la oración y la contemplación. El nuevo pontificado estará abierto a las problemáticas sociales, pero interpreta el progreso no en el sentido material, sino como el desarrollo espiritual. Se puede esperar en las futuras enseñanzas pontificias la insistencia sobre la armonía entre la tradición del magisterio de la Iglesia y los nuevos retos marcados por lo digital en el mundo global.

La reacción a la elección de León XIV movió los hilos de la política y de la diplomacia. Los presidentes y los jefes de Estado, los más altos representantes de las organizaciones internacionales y sociales se apresuraron a expresar las felicitaciones y su voluntad de colaboración. ¿Son manifestaciones verdaderamente sinceras o cargadas de hipocresía? ¿Acaso no domina actualmente el relativismo moral y los intereses particulares que niegan el bien común?

Sabemos que el mundo laicizado, donde el Estado es todo, rechaza a Dios; en la supuesta promoción de la tolerancia, a menudo combate la religión y la libre expresión; que en nombre de la democracia, niega la ley natural y la legitimidad de la conciencia en el ámbito público; que no admite la trascendencia como pilar de la convivencia y promueve la discriminación positiva, creando sistemas de privilegios para minorías; que renuncia al sentido común. ¿León XIV podrá despertar verdaderamente las conciencias en el juego geopolítico de las superpotencias y en los procesos socioeconómicos? La Iglesia, con su magisterio, demostró siempre la apertura a los tiempos, y la misión del sumo pontífice consiste en preservar las enseñanzas de Jesucristo.

*Exdecano de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana.