Realeza
El rey Carlos III recibe clamorosa ovación de pie en el Senado de Francia durante su histórica visita a París
Francia expresa su nostalgia por la monarquía con su calurosa bienvenida al rey de Inglaterra, quien llegó en visita de Estado para recomponer las fracturadas relaciones entre las dos naciones.
En una mezcla de inglés y francés en su discurso, el rey de Inglaterra prometió “usar el tiempo que me sea dado como rey” para fortalecer la relación entre Gran Bretaña y Francia.
Como lo señaló el diario The Times, el monarca hizo un llamado para la renovación de la Entente Cordiale, aquella famosa alianza entre los dos países, de la cual se celebran 120 años y que los llevó a combatir juntos en la Gran Guerra.
Sin embargo, Carlos aseguró que tal renovación merece actualizarse con un enfoque en los temas que más preocupan al mundo hoy, como la lucha contra el cambio climático y la emergencia de la biodiversidad.
Si el día anterior, el primero de una visita de Estado de tres días, Francia había mostrado su beneplácito por tener a un rey en su suelo, el Senado remató el mensaje con la ovación de pie con que sus miembros le dieron la bienvenida al monarca, la que se repitió cuando concluyó su alocución.
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Carlos no es el primer monarca británico en dirigirse a la Cámara Alta del parlamento francés, pero sí el primero en hacerlo en el Palacio de Luxemburgo, su histórica sede.
Su madre, Isabel II, le habló a ese cuerpo legislativo, pero en otro recinto, la Salle de Conférences en 2004.
A propósito de la reina, Carlos aprovechó el momento para agradecer a los franceses las muestras de condolencia por su muerte, hace precisamente un año.
“Difícilmente puedo describir lo mucho que esas palabras significaron para mí y para toda mi familia. Solo puedo agradecerles a ustedes y al pueblo de Francia por la gran consideración que nos mostraron a nosotros y a nuestro pueblo en tales momentos de dolor”, dijo su majestad.
Al contrario de cómo lo hubiera hecho su madre, Carlos sí toco directamente temas álgidos de la geopolítica, como la guerra de Ucrania.
“Estos horribles sucesos una vez más demuestran la fragilidad de las cosas que no son más preciadas. Así como nos mantenemos unidos contra la agresión militar, también debemos esforzarnos para proteger juntos al mundo de nuestro desafío existencial más grande: el calentamiento global, el cambio climático y la destrucción catastrófica de la naturaleza”.
Incluso, mencionó el “fantástico espectáculo” de la Copa Mundial de Rugby, de la que el país fue sede, “vista por decenas de miles de fanáticos del rugby británico, ¡con mi hijo y mi nuera entre ellos!”, expresó Carlos, refiriéndose a su hijo William, príncipe de Gales, y su esposa Catherine Middleton.
Al evocar la Entente Cordiale, acuerdo que Gran Bretaña firmó con los galos bajo el reinado de su tatarabuelo, Eduardo VII, el jefe de Estado manifestó: “Por el tiempo que me sea dado como rey, prometo hacer todo lo que pueda para fortalecer la indispensable relación entre el Reino Unido y Francia, y, hoy, los invito a unirse a mí en este empeño. Nuestro potencial juntos no tiene límites. Por lo tanto, vamos a apreciar y a nutrir nuestra Entente Cordiale. Vamos a renovarla para las futuras generaciones, así que también propongo que sea una entente por la sostenibilidad, para hacer frente de una manera más efectiva al cambio climático y a la emergencia que vive la biodiversidad”.
El Senado le dio al rey un obsequio muy acorde con su personalidad de conservacionista: un frasco de miel orgánica de los jardines del Palacio de Luxemburgo.
El día anterior, Carlos y su esposa Camilla habían tenido una agitada agenda desde que aterrizaron en el aeropuerto Orly de París. Francia le tributó una verdadera bienvenida de rey a Carlos, con una imponente parada militar en el corazón del centro monumental de París. Exultante de alegría, el presidente Emmanuel Macron desfiló en un auto descapotado junto con su homólogo por los Campos Elíseos.
Y si los jefes de Estado dieron una nueva muestra de lo bien que se llevan, lo mismo es posible decir de la reina y la primera dama, Brigitte Macron. En el Palacio del Elíseo, donde el rey y el presidente sostuvieron una charla privada, Madame Macron tuvo un gesto que llamó mucho la atención de la prensa y fue darle la mano a Camilla mientras caminaban.
En la noche, los Macron le ofrecieron a la pareja real un banquete en el mítico Palacio de Versalles, símbolo de la época dorada de los reyes de Francia. A la velada asistieron celebridades como Mick Jagger, de The Rolling Stones, y el actor Hugh Grant.
La visita, que en principio debía tener lugar hace seis meses, pero se pospuso por el malestar social en Francia, tiene un objetivo más que protocolario. Gran Bretaña mandó a su rey para recomponer la relación con Francia, su viejo aliado, que se ha visto golpeada en tiempos recientes por el Brexit y las controversias con el exprimer ministro, Boris Johnson.