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En imágenes: el mundo despidió al papa Francisco en una emotiva misa y solemne entierro en Roma
Francisco, el “papa del pueblo”, deja un legado que permanecerá vivo en la memoria colectiva y en el alma de todos aquellos que creyeron en su mensaje de misericordia, fraternidad y esperanza.


Este sábado 26 de abril, la plaza de San Pedro en el Vaticano fue escenario de una ceremonia histórica y profundamente emotiva: la misa exequial y el entierro del papa Francisco, quien falleció el pasado lunes a los 88 años.
Miles de fieles provenientes de todo el mundo, junto con líderes religiosos, jefes de Estado y representantes de distintas naciones, se congregaron para dar el último adiós al pontífice que marcó una época con su mensaje de humildad, justicia social y fraternidad universal.

La celebración de la misa fue presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, quien en su homilía recordó a Francisco como un pastor cercano a su pueblo, incansable en su defensa de los más pobres y un promotor incansable del diálogo y la paz.
Durante la ceremonia, se realizaron lecturas especiales y se elevaron oraciones que reflejaron el espíritu de entrega y amor que caracterizó su pontificado.
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El ambiente en la plaza de San Pedro fue de profunda solemnidad. Las campanas repicaron con fuerza, mientras el féretro, sencillo y austero como Francisco había pedido, fue trasladado por los sediarios pontificios en medio de aplausos, lágrimas y gritos de “¡Viva el papa!”, entre los presentes.
Entre los asistentes se encontraban figuras de alto perfil como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quienes incluso sostuvieron un breve encuentro antes de la ceremonia.

También estuvieron la canciller de Colombia, Laura Sarabia, y la primera dama, Verónica Alcocer, en representación del gobierno de Gustavo Petro.
Finalizada la misa, comenzó el traslado del féretro hacia la basílica de Santa María la Mayor, cumpliendo con el último deseo de Francisco: descansar en el santuario mariano que visitaba frecuentemente al inicio y al final de sus viajes apostólicos.

A su llegada, la emoción entre los fieles se hizo aún más palpable. El cuerpo del santo padre fue recibido con cantos, incienso y una oración final que pidió por el eterno descanso de su alma.


Así, en medio de oraciones, lágrimas y agradecimientos, la Iglesia universal y el mundo entero se despidieron de un papa que supo tocar los corazones de millones con su sencillez, su palabra firme y su testimonio de amor cristiano.
Francisco, el “papa del pueblo”, deja un legado que permanecerá vivo en la memoria colectiva y en el alma de todos aquellos que creyeron en su mensaje de misericordia, fraternidad y esperanza.
