Desde la Casa Blanca, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dio su esperado discurso en la noche de este martes, en medio de los rumores de que el mandatario podría anunciar una declaración de guerra contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Sin embargo, el líder republicano basó sus declaraciones en sus logros en migración y economía.
Trump comenzó su alocución defendiendo su gestión económica, argumentando que temas como la inflación y el mercado laboral habían mejorado bajo su Gobierno, y que el costo de vida, pese a las críticas de amplios sectores de la población, muestra señales positivas comparativas en ciertos indicadores.

El presidente atribuyó las dificultades heredadas a la administración anterior de Joe Biden y remarcó sus políticas de aranceles y otros instrumentos proteccionistas como parte de su estrategia para “devolverle grandeza” al país.

El discurso también incluyó anuncios específicos para sectores clave: Trump anunció un bono navideño de US$1,776 para cerca de 1,45 millones de miembros de las fuerzas armadas estadounidenses, una medida que, según la Casa Blanca, está financiada por ingresos derivados de aranceles. El mandatario presentó este gesto como reconocimiento al servicio militar y como parte de su intento por reforzar la confianza pública en su liderazgo.
En materia migratoria, el presidente reiteró que su Gobierno ha logrado avances significativos en el control de la frontera sur, defendió el endurecimiento de las políticas de deportación y sostuvo que la seguridad fronteriza es un pilar de la estabilidad económica y social del país. Aunque no presentó nuevas medidas, Trump utilizó el espacio para reafirmar su narrativa de “ley y orden” y contrastar su enfoque con el de administraciones anteriores.

El discurso también abordó asuntos de política exterior, aunque sin anuncios disruptivos. Trump defendió una postura de firmeza frente a adversarios y regímenes que, según él, desafían los intereses estadounidenses, y reiteró que su Gobierno prioriza la “fuerza disuasiva” como herramienta para evitar conflictos mayores.

A lo largo de la intervención, el mandatario buscó proyectar liderazgo y control de la agenda, en un momento en que enfrenta niveles de aprobación más bajos en temas económicos, de acuerdo con encuestas recientes.
El mensaje, cuidadosamente escenificado desde la Casa Blanca y transmitido por las principales cadenas, cerró con un llamado a la unidad nacional y a la confianza en el rumbo del país, dejando claro que la Casa Blanca seguirá apostando por una agenda confrontacional en el terreno político y por una narrativa de fortaleza frente a los desafíos internos y externos que enfrenta Estados Unidos.










