Estados Unidos
Harvard le gana pulso a Trump y la jueza le da la razón, en medio de sus primeros grados tras la tensión con la Casa Blanca
La justicia estadounidense quiere brindar garantías a los estudiantes internacionales. El pleito en los tribunales va para largo.

Este jueves era un día muy especial en Harvard. Miles de alumnos llegaron con togas carmesí y birretes negros para celebrar su graduación el jueves, en medio de un ambiente de crispación política sin antecedentes contra esa universidad de élite. El campus de Cambridge se ha convertido en el nuevo foco al que Donald Trump apunta sus flechas.
Mientras los estudiantes recibían sus diplomas, comenzó a correr la voz de una noticia. “La jueza Allison D. Burroughs dijo que extendería una orden de la semana pasada que bloquea los intentos del Gobierno de impedir que los estudiantes internacionales se inscriban en la escuela mientras las dos partes continúan discutiendo el asunto en la corte”, narró el diario The New York Times.
El objetivo es “brindar cierta protección a los estudiantes internacionales” mientras Harvard y al gobierno de Trump se preparan para presentar sus casos, aseguró.

“Queremos asegurarnos de que no haya más triquiñuelas”, indicó el abogado de Harvard Ian Gershengorn. “Nuestros estudiantes están aterrorizados y ya estamos teniendo gente transfiriéndose” a otras universidades, afirmó.
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En una presentación de último momento antes de la audiencia, la administración Trump emitió un aviso formal de su intención de impedir a Harvard que matricule y acoja a estudiantes extranjeros, iniciando así el proceso legal de inhabilitación en reemplazo de la orden emitida con anterioridad.
La presentación dio a Harvard 30 días para entregar pruebas que muestren por qué no debería impedírsele albergar e inscribir a estudiantes extranjeros, que en este curso representaron el 27 % del alumnado.
Un golpe contundente
Trump ya había congelado los fondos federales que giraba a Harvard y que, según Fox, representan más de la tercera parte del presupuesto de operaciones de la universidad. Y la decisión sobre los estudiantes extranjeros les daría un golpe, por otro lado, al impedir que los estudiantes extranjeros, que representan un poco menos de la tercera parte de las matrículas, entren a la universidad.
“Las visas de estudiante son una herramienta poderosa que la administración Trump puede usar contra las universidades, si los jueces federales lo permiten. Los estudiantes internacionales son cruciales para las finanzas universitarias, ya que tienen más probabilidades de pagar la matrícula completa. Además, mejoran académicamente los campus", explica el diario The New York Times.
Los grados, empañados por la angustia
“Harvard está en este purgatorio. ¿Qué debe hacer un estudiante internacional?”, dijo uno de los graduados de la Facultad de Derecho de Harvard, que pidió no ser nombrado.
Harvard, una de las ocho universidades privadas estadounidenses que integran la exclusiva Ivy League, ha desatado la ira de Trump al rechazar públicamente y en los tribunales las repetidas demandas del Gobierno que le exigen ceder el control sobre la inscripción de estudiantes, los planes de estudio y las investigaciones que realiza.

“Harvard está tratando a nuestro país con gran falta de respeto, y todo lo que están haciendo es meterse más y más en problemas”, advirtió Trump el miércoles.
El presidente de Harvard, Alan Garber, recibió una gran ovación el jueves cuando mencionó a los estudiantes internacionales que asistían a la graduación con sus familias, diciendo que era “como debería ser”, aunque no mencionó directamente el conflicto con Trump.
En un momento fue aplaudido de pie, un gesto “revelador del orgullo y aprobación de la comunidad”, dijo un estudiante.
A diferencia de otras instituciones académicas, Harvard ha recurrido a los tribunales para dejar sin efecto medidas destinadas, según el Gobierno, a combatir el antisemitismo y dejar sin efecto las políticas de diversidad, igualdad e inclusión, consideradas izquierdistas.
Aunque Garber ha reconocido problemas respecto del antisemitismo, aseguró que ha luchado para garantizar que una variedad de opiniones pueda ser expresada de manera segura en el campus.
Frente a un gran escenario cerrado al público general por razones de seguridad, estudiantes, profesores e invitados se reunieron para escuchar los discursos, incluido uno completamente en latín.
Muchos estudiantes de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard llevaban globos de plástico para simbolizar la composición internacional de su alumnado.

“En los últimos dos meses ha sido muy difícil, me he sentido muy vulnerable”, dijo Lorena Mejía, una colombiana de 36 años, quien se graduó con una maestría en administración pública.
Antes de la ceremonia, miembros de la banda de Harvard, vestidos con chaquetas carmesí, recorrieron las estrechas calles de Cambridge, Massachusetts, hogar de la universidad más antigua de Estados Unidos.
La estrella del baloncesto y defensor de los derechos humanos Kareem Abdul-Jabbar comparó el miércoles la respuesta del presidente de Harvard a las “presiones ilegales e inmorales” de la “administración tiránica” con el ícono de los derechos civiles Rosa Parks.
*Con información de AFP.