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“Hay que tener una transformación adentro para que ocurra la transformación afuera”: Sharoni Rosenberg habla con SEMANA

La conferencista chilena hace un viaje personal y reflexiona sobre el altruismo y la salud mental.

5 de agosto de 2025, 6:46 p. m.
Sharoni Rosenberg
Sharoni Rosenberg, CEO de Mentes Expertas y conferencista. | Foto: HELEN RAMÍREZ - SEMANA

SEMANA: ¿Por qué escribió El propósito no era lo que yo creía?

Sharoni Rosenberg (S. R.): Yo tuve una carrera tradicional, pero nunca quise ser abogada. Entré a trabajar en una empresa multinacional y a los 33 años entré en una crisis muy profunda porque me di cuenta de que toda mi vida había vivido de acuerdo con las expectativas de otro y no con lo que yo realmente quería vivir. En ese momento, lancé mi primer libro, que se llama El propósito no era lo que yo creía.

Me puse a hacer charlas de propósito y me di cuenta de que se generaba un impacto espectacular en la gente cuando escuchaba un testimonio honesto de crecimiento personal, con todos los hallazgos que tenemos hoy día de la neurociencia, de la filosofía, de la psicología positiva, etc.

Y empecé a crear eventos en Chile para reunir a estas personas. Me di cuenta de que yo no era la única que tenía esta crisis, que muchos andaban en esta búsqueda de propósito y sentido.

SEMANA: ¿Cómo surgió Mentes Expertas?

S. R.: Le ha ido muy bien a este proyecto. Hasta el año pasado me enteré de que Mentes Expertas, la firma española con mejor reputación en conferencias motivacionales, llegaba a Latinoamérica. No estaba Chile en la agenda, y yo les llamé y les pedí que trajeran esto a mi país para poder inspirar a todas las personas con grandes autores como Marian Rojas Estapé, Víctor Küppers, Borja Vilaseca, porque esto le va a hacer muy bien al país.

Llenamos todas las funciones en Argentina, Uruguay, Paraguay, Costa Rica. Y este año, Marian Rojas (psiquiatra, autora y conferencista reconocida) nos pidió explícitamente: “Yo quiero ir a Colombia porque amo Colombia; mis libros, yo sé que la gente los lee mucho ahí, siempre me escriben, tengo muchas ganas de ir”.

Por mi parte, siempre tuve un cariño muy especial por este país. Me ofrecieron otros y dije que no, pero con Colombia sí me quise quedar.

SEMANA: Hablando de ese enfoque humanista que usted tiene, ¿cómo fue que pasó de estudiar derecho, de ser tenista, a crear una empresa?

S. R.: Fue porque hubo una búsqueda interior de quién soy yo realmente, qué es lo que me mueve, cuál es mi límite, dónde quiero estar, con qué persona me siento cómoda y con qué no.

Siempre supe que no había nacido para la carrera que escogí, pero claro, las convenciones, el deber ser, el tener una carrera, tener un buen cargo, la estabilidad económica, las expectativas...

Pero leyendo a muchos de estos autores, que están en Mentes Expertas, como que recobré el poder sobre mi vida y me di cuenta de que a nadie más que a mí le importaba mi felicidad. Tus padres te pueden decir que quieren que seas feliz. Tu pareja te puede decir que quiere que seas feliz. Tus hijos te pueden decir que quieren que seas feliz. Pero al final, tú eres la única que va realmente a invertir en tu propia felicidad.

SEMANA: ¿Eso significa que para usted el conformismo es el mayor enemigo?

S. R.: El conformismo nos hace quedarnos en el status quo y no nos permite evolucionar. Yo soy promotora de salir de la zona de confort, arriesgarnos; lo peor que puede pasar es que se aprenda mucho, aunque no se consiga el resultado.

Y hay un consejo que me gusta mucho decirles a los universitarios, a los jóvenes, que no se queden en lo que estudiaron. Estudiar la carrera es una base, pero van a ser millones de otras cosas. El mundo cambia tan rápido que van a estar estudiando todo el tiempo.

Entonces, la carrera sirve, pero no eres lo que estudiaste. Son herramientas, pero tú tienes la posibilidad de conseguir muchas más herramientas en el camino. No es la única. Y te puedes reinventar. Mira todas las veces que yo me he reinventado. Y ya le perdí el miedo.

SEMANA: ¿Qué ejemplo de responsabilidad personal y felicidad espera dejarles a sus hijas a través de su trabajo?

S. R.: Cuando me di cuenta de que mi felicidad dependía de mí, mi mentalidad cambió por completo. Yo soy responsable de mi felicidad, de mi bienestar. Me pasó que mi hija, que ahora tiene 15 años, mi hija mayor, a los cinco años, le dejaron una tarea en el colegio y una de las preguntas era: ¿qué es lo que más te gusta de tu mamá? Y ella escribió: “Mi mamá es la persona más feliz que conozco”.

En ese momento entendí que más que ser la mejor abogada, ganar mucho dinero o ascender, mi hija necesitaba verme feliz. Yo tengo tres hijas mujeres y creo que el mejor ejemplo que les puedo dar es ese.

Sharoni Rosenberg
Sharoni Rosenberg CEO de Mentes Expertas y Conferencista | Foto: HELEN RAMÍREZ - SEMANA

SEMANA: ¿De dónde viene su enfoque humanista?

S. R.: Siempre hubo algo muy altruista dentro de mí. Hice mucho voluntariado, trabajo en fundaciones, fui abogada en muchas fundaciones. Y me daba cuenta de que cuando yo desplegaba ese lado de mí, salía mi mejor versión. Se me ocurrían cosas creativas. Lograba generar alianzas espectaculares.

Y ahí, indagando en mí, me di cuenta de que todo lo que tiene que ver con entregar al otro, el servicio al otro, el inspirar y sacar la mejor versión del otro, es una sensación física. Es como que tuviera mariposas que fueran a salir de mi cuerpo, como fuego que saliera de mí. Pero lo que más me gusta es inspirar a las personas para que ayuden a otros.

SEMANA: ¿Cuál sería un consejo que le daría a la gente que, como muchos, eligen el camino que tal vez no es el indicado para ellos?

S. R.: Les diría que hay un camino de transición. Uno no puede cambiar de carrera, tirarlo todo y partir de cero. Creo que eso es demasiado arriesgado. Yo no lo hice así. Para mí fue una transición.

No dejé de ser abogada de la noche a la mañana, empecé a hacer voluntariado, temas de propósito; después, a cambiar sostenibilidad y luego llegué a las charlas motivacionales. Pero fue un camino que se fue construyendo, y para eso hay que tener mucha paciencia. Hay que tener una transformación adentro para que ocurra la transformación afuera.