La mujer afirma que, incluso, fue obligada a estar en una jaula para perros.
La mujer afirma que, incluso, fue obligada a estar en una jaula para perros. | Foto: AFP / ADEK BERRY

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Indignante | El país donde las torturas a una empleada doméstica reflejan la pobre protección legal: “Me encadenaron”

Esta víctima de violencia dice esperar ser la “última en sufrir”, mientras sigue luchando para que haya justicia.

Redacción Semana
11 de agosto de 2023

La explotación laboral es un suplicio al cual se ven expuestas numerosas personas a nivel global, aunque en algunos países se trata de una práctica más constante de lo que pudiera pensarse. La necesidad por sacar a la familia adelante suele ser la explicación al porqué aceptar ciertas condiciones; sin embargo, hay casos en los que ni siquiera hay opción de elegir.

Justamente eso fue lo que le pasó a Siti Khotimah, una mujer que vivió una ‘pesadilla’, cuando trabajaba como empleada doméstica por los abusos de los cuales fue víctima. Según ella, la humillación llegó al punto de ser obligada a comer heces de animales y estar encerrada en una jaula para perros.

Siti Khotimah mientras habla sobre el abuso físico que sufrió por parte de su empleador mientras trabajaba como empleada doméstica.
Siti Khotimah, mientras habla sobre el abuso físico que sufrió por parte de su empleador mientras trabajaba como empleada doméstica. | Foto: AFP / ADEK BERRY

La situación de esta joven, de 24 años, le motivó una razón compartida por muchas otras personas: la necesidad. En su caso, quiso buscar un trabajo para colaborarle a sus papás, pues las deudas en casa se habían prácticamente llevado la tranquilidad.

¿Cómo comenzó su tortura?

Khotimah salió de su casa en Java Central hacia la capital Yakarta el año pasado, luego de que se le presentara una ‘oportunidad’ como empleada doméstica, pero sin imaginarse lo que estaría por enfrentar cuando empezara funciones. Fueron meses bajo un ‘infierno’ marcado por torturas que afectaron cómo camina y le dejaron otras huellas en sus piernas.

“Mi cabeza me duele cada vez que pienso en lo que me ocurrió”, dijo quien fue víctima de maltrato en Indonesia, país ubicado en Asia.

Lo que le sucedió no es un hecho particular de esa nación, pues allí ‘brilla por su ausencia‘ una ley de protección de los empleados domésticos, lo cual deja desamparados a cuatro millones de personas, principalmente mujeres que ejercen ese oficio.

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1 | Foto: Reuters / Willy Kurniawan

Desde hace años, Amnistía Internacional ha alertado sobre el riesgo que algunos pueden enfrentar en ese territorio, por cuenta de los maltratos. Tras lo ocurrido con esta joven, su empleador, identificado como un hombre de 70 años, fue condenado a cuatro años tras las rejas. Su esposa, hija y otras seis empleadas recibieron sentencias de tres años y medio.

Khotimah dijo a AFP que también sufrió violación, pero que al principio fue incapaz de hablar al respecto. Después lo denunció a la Policía, que le sugirió presentar una querella aparte por abuso sexual.

“Estoy muy decepcionada. La sentencia es tan suave en comparación a lo que me ocurrió. Deberían haber sentido lo que yo sentí”, lamentó.

Dos décadas sin mayores avances

Una ley para regular el trabajo de los empleados domésticos lleva sin resultados concretos por casi dos décadas en ese país. Los activistas responsabilizan al Gobierno de postergar la discusión en dicha materia. En el marco legal de ahora, las empleadas no son consideradas como trabajadoras y ello las encamina hacia un oficio informal y no regulado.

En cuanto a la joven, los abusos comenzaron semanas después de su llegada a Yakarta en abril de 2022, cuando otra trabajadora la acusó de hurtos. Según relató, sus patrones le hacían tomar orina y comer heces del perro de la casa. “Recibí palizas de múltiples personas, mi jefe me arrojó agua hirviendo. Después me encadenaron”, añadió.

Las secuelas que le quedaron a la joven indonesia no son solo físicas.
Las secuelas que le quedaron a la joven indonesia no son solo físicas. | Foto: AFP / ADEK BERRY

Además, durante ocho meses de trabajo, no recibió ningún salario más allá de 1,5 millones de rupias (99 dólares) antes de regresar a su casa en Java Central. “Me daba miedo que el conductor me dejara en la cuneta porque ya no parecía un ser humano”.

Cuando su familia se percató de las condiciones en que estaba, llamó a las autoridades. Los sospechosos fueron aprehendidos y la joven ingresó en un hospital en Yakarta, donde estuvo durante cuatro meses.

Aunque todavía se está recuperando físicamente, quiere seguir luchando por justicia para ella y otras mujeres en esa labor. “Espero que la ley de protección de los trabajadores domésticos se apruebe inmediatamente para que no haya otra Khotimah (...). Que yo sea la última en sufrir”.

*Con información de AFP.