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La “esclavitud moderna” a la que se mudaron los colombianos que viajaron a Polonia

Tras el fenómeno que se ha presentado de connacionales viajando a ese país, el panorama de lo que viven y el mensaje que les envían a quienes siguen en el intento de llegar a dicho destino.

Alfonso Rico Torres
25 de enero de 2025
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco)
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco) | Foto: Foto suministrada a SEMANA

La imagen es lúgubre. Un muro gris apunta a perder su ya tono sombrío en medio de la humedad. Un cuarto oscuro contrasta con el exterior, donde la nieve genera las mejores postales de Polonia. Un lugar repleto de belleza que parece ocultar, por lo menos para algunos colombianos, la realidad de quienes prefieren publicar en sus redes lo bello y reservar lo que no gusta.

En agosto de 2024, SEMANA dio a conocer “el infierno de los colombianos en Polonia”, una radiografía de cómo terminaron en ese país cientos de connacionales que se aventuraron a buscar mejores oportunidades en dicho destino de Europa. Como una especie de moda, muchas personas empezaron a escuchar que Polonia era el destino, que allí tocaba ir para ganar dinero. Hubo quienes ni siquiera preguntaron a qué ciudad iban, ni atinaban a preguntar dónde quedaba en el mapa ese país. Lo cierto es que el futuro estaba en esa nación.

En Santa Marta (Colombia), en 2023 y 2024, y durante meses, el tema ocupó el día a día de decenas de sus connacionales. Hubo quienes vendieron su moto, muy tradicional para la movilidad de sus ciudadanos, quienes pidieron dinero prestado. El paraíso estaba al otro lado del mar y tocaba llegar ahí.

Una vez en Polonia, SEMANA se comunicó con varias de estas personas y todas hablaron de sus experiencias positivas y negativas, pero rehusaron hacerlas públicas. ¿Por qué? “La procesión va por dentro”, sostuvo uno de ellos. Además, varios no quieren preocupar a sus familias en Colombia y confían en que, con el correr del tiempo, la situación mejorará.

“Estamos en la misma situación que los venezolanos recién llegaron a Colombia”, dijo de forma lapidaria Yesid de León, un samario que no tuvo reparos en contar su historia y señalar que, si bien cada compatriota habla según como le ha tocado, lo cierto es que existe un común denominador entre todos, así muchos resistan hacerlo público: jornadas laborales extensas, malos tratos verbales, nostalgia por la familia y una reflexión diaria respecto a si valió o no la pena emprender esta aventura.

Desde Polonia, foco del planeta en 2025 por cuenta de la conmemoración de los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, así fue el diálogo dando cuenta de cómo empezó esta travesía y en qué va la misma.

SEMANA: ¿Cómo empezó esto, quién le comentó sobre Polonia?

Yesid de León (Y. D. L.): Un compañero de trabajo se vino hace más de un año y vía WhatsApp le pregunté cómo era la cuestión, me habló de que el pago era mejor que en Colombia, que la hora laborada valía muchísimo más en comparación a lo que pagan en Colombia.

SEMANA: ¿Cuánto tiempo lo pensó y por qué tomó la decisión?

Y. D. L.: Luego de más o menos un año, viajaron un primo y una sobrina, y esto me llenó de valor a viajar, puesto que no estaría solo en esta aventura. Cinco meses después de que viajaron mis familiares, viajé, pensando en un mejor futuro para mi familia (esposa y dos hijos) y obviamente pensando en que iba a ganar más dinero.

SEMANA: ¿Cuánto le costó ir a Polonia y de dónde salió el dinero?, ¿cómo hizo para costear el viaje?

Y. D. L.: En mi caso, la agencia en la cual trabajo no me pidió ningún tipo de dinero, solo me dijo que cuando tuviera los tiquetes comprados se los enviara para ellos saber qué día llegaría a Polonia y así recibirme. El viaje lo costeé yo mismo, con un préstamo de 6 millones de pesos que saqué a interés del 10 %.

SEMANA: ¿Qué agencia?

Y. D. L.: Projektanci Kariery, que es es ucraniana y es legal.

SEMANA: Aparte del vuelo, ¿tuvo que pagarle algo a dicha agencia?

Y. D. L.: No tuve que pagarle a nadie, únicamente comprar mis tiquetes y presentarlos al reclutador.

SEMANA: ¿Qué dijo en Europa cuando llegó a Migración?

Y. D. L.: Entré a Europa como turista, a Madrid (España). Tocó arriesgarse, hay gente que ha tomado otra ruta y Migración los devuelve. El registro se hace en España y de ahí ya no hay problema. Mi ruta fue de Cartagena a Madrid, de Madrid a Varsovia y de Varsovia a Cracovia. Luego, tomé un tren desde Cracovia a Leszno.

Hay compañeros que han tomado otra ruta; en el caso de ellos, es porque la agencia les compró los tiquetes y así les tocó venir. Es otra agencia que los dejó por acá tirados sin trabajo.

SEMANA: Una vez obtuvo los tiquetes de vuelo, ¿qué seguía, a dónde llegaría a vivir y cómo lo pagaría?

Y. D. L.: Pagué el mes anticipado de arriendo apenas llegué a Polonia, que cuesta 600 eslotis, que son como 600 mil pesos colombianos, y me tocó esperar un mes para que me gestionaran el permiso de trabajo.

El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco)
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco) | Foto: Foto suministrada a SEMANA

SEMANA: ¿Y quiénes son las personas que los llevaron a Polonia?

Y. D. L.: Es una agencia que funciona como una bolsa de empleo.

SEMANA: ¿Y a qué ciudad llegó a vivir, en dónde, específicamente?, y ¿el objetivo era emplearse en qué?

Y. D. L.: Llegué a Leszno, a vivir en una casa tipo albergue, con 13 personas más. Y en la casa, a esperar el permiso de trabajo.

El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco)
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco) | Foto: Foto suministrada a SEMANA

SEMANA: ¿Cómo es un día a día allá?

Y. D. L.: Vivimos 14 personas de diferentes nacionalidades, compartimos dos baños y una sola cocina. Cada uno hace su comida, el día a día se va en cocinar, trabajar y descansar. Se comparte con los demás habitantes los fines de semana, que estamos todos en casa, porque siempre estamos en turnos diferentes.

El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco)
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco) | Foto: Foto suministrada a SEMANA
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco)
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco) | Foto: Foto suministrada a SEMANA

Es una casa que alquila la agencia y vivimos 14 personas, en cuartos compartidos entre cuatro personas; las paredes tienen humedad y, a mi parecer, es mucho hacinamiento. Cada uno paga su arriendo de 600 eslotis. En la casa donde yo vivo estamos 12 colombianos, un georgiano y un hindú.

El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco)
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco) | Foto: Foto suministrada a SEMANA
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco)
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco) | Foto: Foto suministrada a SEMANA
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco)
El interior de la casa donde habita un grupo de colombianos, en Lezno, territorio polaco (Leźno en polaco) | Foto: Foto suministrada a SEMANA

SEMANA: ¿Cómo es el trato de esta agencia que lo recibió en Polonia?

Y. D. L.: El trato de la agencia es grotesco de parte de los funcionarios, algunos son ucranianos y uno está a la merced de ellos. En general, el trato en las empresas en la que prestamos los servicios es igual de grosero y la gran mayoría de los polacos son xenófobos.

SEMANA: ¿En qué consisten los trabajos?

Y. D. L.: En noviembre y diciembre trabajé en una empresa de logística, cargando cajas en camiones para envíos a toda Europa, envíos de colchones, almohadas, sábanas, cojines, sofacamas, y desde el 3 de enero estoy en la fábrica donde hacen los colchones.

SEMANA: ¿En qué idioma les hablan?

Y. D. L.: Los de la agencia nos hablan a través de la aplicación Viber, en ucraniano, y toca traducir los mensajes de ellos. Y en las empresas donde prestamos los servicios encontramos diversos idiomas: ruso, hindú, azerí, ucraniano, polaco e inglés. Nos dan las órdenes en polaco o inglés y si no entendemos, se molestan, entonces toca ingeniárselas y hablar por señas.

SEMANA: ¿Cuánto dinero gana en una jornada laboral y cómo son los pagos?

Y. D. L.: Depende. Si te dejan trabajar ocho o doce horas te puede ir bien, pero a veces te devuelven y no haces nada o solo haces cuatro horas de trabajo. Uno firma un contrato por 27 eslotis la hora y la agencia la paga a 19, y cada mes se inventan un descuento de algo.

SEMANA: Pese a todo ello, ¿le queda dinero para enviar a Colombia a sus seres queridos?

Y. D. L.: Hasta el momento no he recibido mi primer sueldo completo, ya que inicié a trabajar el 15 de noviembre de 2024, ese mes solo hice pocas horas. En diciembre trabajé hasta el 20, mes que pagaron el día 15 de enero, pero de lo poco que recibí, sí alcancé a enviar algo y pagar los intereses del dinero que me prestaron.

SEMANA: ¿Específicamente cuándo tiempo lleva en Polonia?

Y. D. L.: Casi tres meses.

SEMANA: ¿Cuánto tiempo espera permanecer allí?

Y. D. L.: Apenas pague la plata que debo, pienso regresar, con el favor de Dios.

SEMANA: Si un colombiano decide regresar, ¿lo puede hacer libremente o existen restricciones de alguna índole?

Y. D. L.: En esta agencia, si avisas con tiempo, te sacan de la casa y posiblemente no te paguen la plata de los días trabajados el último mes que trabajaste, puesto que pagan mes vencido. Toca inventar excusas para no ir a trabajar mientras sale tu viaje.

El que tiene plata, se regresa; a otros nos toca esperar para pagar las deudas y regresar. De lo contrario, peor la vaina estar en Colombia y pagando deudas de un viaje.

SEMANA: ¿Y el pasaporte se los quitan o queda con ustedes?

Y. D. L.: Cada quien tiene su pasaporte y acá nos dan algo que se llama Pesel, que es como una afiliación al Sisbén o algo parecido.

SEMANA: ¿Se siente decepcionado de parte de los familiares que lo instaron a viajar a Polonia?

Y. D. L.: La verdad, sí. Nunca dijeron las condiciones en el trabajo ni la verdad del sueldo. Sí se gana más que en Colombia, pero la agencia no paga lo que realmente vale la hora de trabajo acá en Polonia.

SEMANA: ¿Y sus familiares en Polonia cómo están?

Y. D. L.: Mi sobrina está sin trabajo y mi primo está buscando para irse a otro país. Nosotros acá estamos en la misma situación que los venezolanos recién llegaron a Colombia.

SEMANA: ¿Valió la pena el viaje?

Y. D. L.: En mi caso, pienso que no. Jamás debí abandonar a mi familia, dejar mi empleo por buscar más plata. Estar lejos de mi familia me ha costado mucho.

Una cosa es lo que le prometen a uno y otra es lo que se vive por acá, cada persona habla de su experiencia. También hay agencias que se aprovechan de los compatriotas acá, pues los traen y los dejan tirados a su suerte. Y también hay reclutadores colombianos que se aprovechan.

La mayoría nos venimos engañados y acá se estrella uno con la realidad. Sí se gana más que en Colombia, pero es más duro mil veces, esto acá es una esclavitud moderna, condiciones de hacinamiento en los albergues, maltrato laboral, discriminación, xenofobia. De todo aguantamos acá, pero seguimos en pie de lucha.

SEMANA: ¿Esclavitud moderna en Polonia?

Y. D. L.: Sí, por las exigencias de los trabajos. Son jornadas laborales extremadamente duras, pueden ser turnos de ocho o doce horas, siempre de pie y con solo 15 minutos de descanso para almorzar. Se trabaja de lunes a sábado, y desde que llegas es trabajando bajo presión. Te colocan a realizar trabajos que regularmente los deberían hacer dos personas, y si tú no rindes en lo que te ponen, al otro día no te dejan trabajar y te devuelven para la casa.

Así puedes pasar hasta una semana, madrugando para presentarte a trabajar, y llegas a la empresa en la que estás asignado y te pueden devolver porque algún día no rendiste.

SEMANA: ¿Calificaría esto como una trata de personas camuflada en un empleo?

Y. D. L.: Por la manera en que tratan al migrante, sobre todo al colombiano, yo diría que sí. A eso súmale que te cobran dos millones de pesos colombianos para realizarte un trámite que es gratuito, que es una tarjeta de permanencia. Esa tarjeta se llama karta pobytu, un documento que valida la identidad de un extranjero en Polonia. Además, no pagan incapacidades y si faltas al trabajo, te sacan de la agencia y quedas a la deriva.

SEMANA: ¿Qué les aconseja a los cientos de colombianos que están mirando cómo llegar a Polonia?

Y. D. L.: Que si tienen su familia estable y un trabajo estable, mejor se queden en Colombia. La distancia con la familia pega muy duro. Sí es cierto que pagan muchísimo mejor que en Colombia, pero el sacrificio es grande.

aricot@semana.com

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