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La gran apuesta turística del presidente mexicano: arranca el primer tramo del Tren Maya, en medio de promesas de prosperidad y denuncias de “ecocidio”
El llamado Tren Maya contará con 1.500 kilómetros de vías que estarán resguardadas por 2.800 guardias nacionales.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, inauguró este viernes, 15 de diciembre, el primer tramo del proyecto favorito de su administración, un tren turístico de 20.000 millones de dólares que recorrerá un circuito accidentado en la península de Yucatán.
El llamado Tren Maya, que contará con 1.500 kilómetros de vías que estarán resguardadas por 2.800 guardias nacionales, está pensado para conectar complejos turísticos costeros e importantes centros arqueológicos. Sin embargo, aún no está terminado y se espera que el resto de los tramos estén concluidos a fines de febrero.
Tras declarar inaugurada la megaestructura de 1.554 km, el mandatario abordó en la ciudad de Campeche (este) uno de los vagones de la clase turista del tren pintado de blanco y verde y que será vigilado por 3.000 efectivos de la Guardia Nacional.
A la máquina le tomó cinco horas y 28 minutos recorrer 473 kilómetros hasta el puerto caribeño, a donde el mandatario llegó acompañado del embajador estadounidense Ken Salazar y el magnate Carlos Slim, uno de los contratistas de la obra.
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“Es una obra magna. No exageramos si decimos que no hay una obra así en la actualidad en el mundo y se logró también en tiempo récord”, dijo López Obrador desde la ciudad colonial de Campeche, en la costa del Golfo de México, al celebrar la activación del primer tramo que irá desde esa localidad sureña hasta el centro turístico de Cancún, en la costa del Caribe. Se trata de un tercio de todo el proyecto que cubre el tramo menos controvertido.
Se tardará unas cinco horas y media en recorrer ese tramo a una velocidad media de 80 kilómetros por hora, aunque las autoridades han prometido que el tren podrá alcanzar hasta 120 kilómetros por hora. Habrá dos trenes diarios en cada sentido, con paradas en la ciudad colonial de Mérida, las ruinas mayas de Chichén Itzá y otras 10 poblaciones.
Las tarifas para acceder al tren
En un principio las autoridades habían previsto que cobrarían una tarifa más baja a los mexicanos y otra más alta a los turistas extranjeros, pero los únicos precios listados para los primeros trayectos se diferenciaban solo por boletos de primera clase y clase turista.
Un boleto de primera clase en uno de los dos trenes diarios de Cancún a Mérida costará el equivalente a 68 dólares. Un boleto de autobús de primera clase en la misma ruta cuesta unos 58 dólares y los autobuses salen aproximadamente cada media hora.
Los primeros vagones que salieron el viernes estaban reservados para altos funcionarios, empresarios y la prensa.
Un proyecto sin precedentes
López Obrador aseguró que se trata de un proyecto sin precedentes que unirá Cancún con ciudades costeras como Playa del Carmen y Tulum y con las ruinas mayas de Calakmul y Palenque.
A diferencia de los dos tercios restantes del Tren Maya, la parte de la línea inaugurada el viernes ya contaba con una antigua ruta de tren. Gran parte de la línea ferroviaria se está levantando a través de la selva sobre sensibles sistemas de cuevas llenas de reliquias, lo que suscitó las objeciones de los ecologistas.
López Obrador se ha apresurado a terminar el proyecto del Tren Maya antes de dejar la Presidencia en el próximo mes de septiembre, pasando por encima de las objeciones de los ecologistas y los arqueólogos. El tren amenaza extensas cuevas donde se han descubierto algunos de los restos humanos más antiguos de Norteamérica.
El gobernante ha intentado apresurar la aprobación del proyecto turístico eximiéndolo de los permisos normales, los informes públicos y las declaraciones de impacto ambiental, alegando que es vital para la seguridad nacional.
“El tren no le servirá a la población para ir a sus trabajos o a la escuela, ya que además es muy caro”, dijo el viernes en un comunicado Selvame, una coalición de grupos que se oponen al proyecto. “El tren atraviesa la selva, llenando de cemento, cenotes (lagos sumideros) y ríos subterráneos, sin ningún estudio”.
En noviembre de 2021 el Ejecutivo promulgó un amplio decreto que obliga a todas las agencias federales a aprobar automáticamente cualquier proyecto de obras públicas que el gobierno considere que afecta a la seguridad nacional.
El tren fue construido en parte por el Ejército mexicano y será gestionado por las Fuerzas Armadas a las que López Obrador ha confiado más proyectos que ningún otro presidente en al menos un siglo.
“Nos ayuda”
Decenas de personas acudieron a la ceremonia en Campeche, donde el sábado el tren será abierto al público.
“Nos ayuda a llegar a la ciudad de Campeche para continuar con nuestros estudios”, comentó Lisandro Belén, originario del municipio de Calkiní, señalando que “muchos” de sus compañeros de clase “no tienen cómo trasladarse”.
Procedente del Estado de México, vecino de la capital del país, Cresencio Rosales se declaró emocionado. “Una inauguración de un tren en 70 años no la había visto yo. Ningún presidente (...) ha hecho lo que este ha hecho”, sostuvo.
El tren, cuyos vagones fueron construidos por la francesa Alstom en su planta de Ciudad Sahagún (centro de México), representa uno de los principales proyectos de infraestructura del gobierno de López Obrador junto con una refinería en Tabasco, un nuevo aeropuerto que sirve a Ciudad de México y un corredor interoceánico, que se construye como alternativa al Canal de Panamá.
El primer mandatario de izquierda de México asegura que este proyecto -que en una segunda fase incluirá vagones de carga- detonará la economía del sureste del país, una región históricamente rezagada frente al industrializado norte, fronterizo con Estados Unidos.
“Ecocidio”
El trazado incluye partes de la paradisíaca Riviera Maya, que abarca una región selvática considerada la segunda reserva forestal de América Latina después de la Amazonía, así como cenotes (pozos de agua dulce) y ríos subterráneos.
Activistas y organizaciones ambientales sostienen, sin embargo, que la obra daña dicho ecosistema, y lograron paralizarla temporalmente mediante recursos judiciales que denunciaban un “ecocidio”.
Pero López Obrador emitió un decreto que declara sus obras de infraestructura como asunto de “seguridad nacional” y la construcción siguió adelante.
Greenpeace y otras oenegés han alertado que el tren amenaza con contaminar en particular cenotes y ríos subterráneos. También señalan que el suelo puede colapsar por el peso de la estructura, además de afectar flora y fauna.
*Con información de AP y AFP