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La trágica historia de un rehén liberado por Hamás que descubrió que toda su familia fue asesinada mientras estaba en cautiverio

El rehén israelí contó que le prometió a su esposa que volvería, pero ella y sus dos hijas fueron asesinadas el 7 de octubre.

20 de febrero de 2025, 2:50 p. m.
Palestinian Hamas fighters escort Israeli hostages before handing them over to a Red Cross team in Deir el-Balah, central Gaza, on February 8, 2025, as part of the fifth hostage-prisoner exchange of a fragile ceasefire. The swap comes after US President Donald Trump proposes clearing out the Gaza Strip of its inhabitants and for the United States to take over the Palestinian territory--a plan that sparks global uproar and is rejected by Hamas. (Photo by Majdi Fathi/NurPhoto via Getty Images)
Eli Sharabi, liberado el 8 de febrero como parte de la primera fase del acuerdo de cese al fuego en Gaza. | Foto: NurPhoto via Getty Images

Eli Sharabi, quien fue secuestrado por el grupo terrorista Hamás el día de la masacre que dejó más de 1.200 muertes —el 7 de octubre de 2023—, fue repatriado en las últimas rondas de liberación que se acordaron en el cese al fuego. Entre lo último que afirmó prometerle a su familia está: “No se preocupen, volveré. Hagan lo que hagan, volveré”.

Luego de estar retenido por 16 meses por los terroristas, el hombre de 52 años descubrió que su esposa, Lianne Sharabi —de origen británico— y sus hijas Noiya y Yahel, de 16 y 13 años, respectivamente, fueron asesinadas en el mismo ataque de octubre en su casa en el kibutz Be’eri, en Israel.

Hamás cumple con la liberación de los tres rehenes israelíes en el inicio del quinto intercambio bajo el alto el fuego en Gaza
El israelí fue liberado con otros tres rehenes luego de casi 500 días de cautiverio. | Foto: AP

Luego de visitarlo en el hospital, donde estaba recibiendo atención médica después del cautiverio, su cuñado, Stephen Brisley, contó al medio The Guardian: “Nos abrazamos y nos abrazamos. Tenía miedo de abrazarlo demasiado fuerte porque estaba muy flaco y demacrado. Casi tenía miedo de romperlo si lo abrazaba demasiado fuerte”.

Sharabi fue liberado el 8 de febrero junto con los israelíes Or Levy y Ohad Ben Ami. En la entrega, como fue habitual, el grupo armado los obligó a caminar en procesión en medio de la multitud que presenciaba el acontecimiento. Después, eran subidos a una tarima para que dieran declaraciones, para luego ser entregados finalmente a la Cruz Roja, que sirvió de mediador en el intercambio de rehenes por prisioneros palestinos.

“Estoy muy feliz hoy de regresar con mi esposa y mis hijas”, dijo Sharabi en su discurso.

Combatientes de Hamas llegan en una camioneta al lugar de la entrega del rehén Agam Beger a la Cruz Roja en el campo de refugiados de Jabalya en la ciudad de Gaza, el jueves 30 de enero de 2025. (Foto AP/Mohammed Hajjar)
Según el Gobierno de Israel, el grupo terrorista habría estado rompiendo el acuerdo al obligar a los rehenes liberados caminar por Gaza y luego dar declaraciones públicas. | Foto: AP

Brisley, ante este comentario, dijo que se trató de “la última tortura psicológica que Hamás le infligió, tenerlo en el escenario durante la entrega que estaba llena de propaganda, tenerlo agradeciendo a sus captores, y decir: ‘Estoy deseando ver a mi familia y reunirme con mi mujer y mis hijas’”.

Cuando el vehículo de las Fuerzas de Defensa de Israel lo recogió para trasladarlo de Gaza a Israel, Sharabi preguntó por su esposa e hijas, a lo que un soldado le dio la desesperanzadora noticia de su fallecimiento.

Manual Aslim camina entre los escombros de su casa destruida, en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, el martes 21 de enero de 2025
El ataque del 7 de octubre, que desató la guerra en la Franja de Gaza, dejó más de 1.200 muertos y la región totalmente destruida. | Foto: Foto: AP / Abdel Kareem Hana

Luego de esta ronda de liberación, el grupo terrorista Hamás recibió fuertes críticas de organizaciones de derechos humanos y del mismo Gobierno israelí, que, preocupados por el estado de los rehenes, argumentaban que la agrupación estaba convirtiendo las liberaciones en un espectáculo y que debía ser un hecho privado que garantizara la protección de los derechos de las personas.

“[Le] daban de comer una vez al día, una pequeña cantidad de pasta o arroz y eso era prácticamente todo. Y dijo que lo más difícil de afrontar era el hambre, la falta de comida, que estaba presente en su mente todo el día, todos los días”, mencionó Brisley.