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Libro que conmocionó a Europa sobre supuesto delator de Ana Frank es retirado de las tiendas
La editorial Ambo Anthos hizo el anuncio oficial. En SEMANA, Hannah Goslar, la mejor amiga de Ana Frank y sobreviviente del Holocausto, dijo que esa publicación era una afrenta.
La editorial neerlandesa Ambo Anthos decidió retirar de la venta un libro que afirmaba que un notario judío reveló el escondite de Ana Frank en Ámsterdam, una investigación rebatida por los historiadores. Un grupo de seis expertos presentó el martes anterior en Ámsterdam un informe que rechaza los resultados de la investigación, muy criticada desde que se presentaron sus conclusiones en enero.
Hace apenas cinco días, Hannah Goslar, la mejor amiga de Ana Frank y sobreviviente del Holocausto, habló con SEMANA desde Jerusalén. Y allí se refirió al libro sobre el supuesto delator de su compañera de infancia. En enero de 2022, poco antes del Día Internacional de la Conmemoración del Holocausto cada 27 de enero, cuando tropas soviéticas liberaron el campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau en 1945, se conoció un libro. La publicación The Betrayal of Anne Frank, que supuestamente revela quién delató el paradero de su amiga, conmocionó al mundo. La autora canadiense Rosemary Sullivan señaló que recurrió a inteligencia artificial e investigó durante seis años quién delató a los escondidos en la que se conoció como La Casa de Atrás.
Sullivan dijo que fue el notario Arnold van den Bergh, fallecido el 28 de octubre de 1950 de cáncer, quien lo hizo a cambio de que le perdonaran la vida. “Ana sí fue traicionada, pero no sabemos por quién. Algunos dicen que no quiero decir, que quizá sé, pero nunca he tenido una respuesta; no solo yo, nadie. De lo que sí estoy segura es que fueron traicionados”.
Los escondidos fueron Ana Frank, su hermana (Margot), su madre (Edith Frank) y su padre (Otto Frank). También la familia Van Pels, compuesta por Hermann, su esposa (Auguste) y su hijo (Peter). Y Fritz Pfeffer, el dentista de Mieps Gies, una de las seis personas que les suministraron lo necesario para que sobrevivieran encerrados. Fue Gies quien luego de ese 4 de enero de 1944, cuando todos fueron descubiertos por el general austriaco Karl Josef Silberbauer, al servicio de Adolf Hitler, decidió ir a la casa y guardar pertenencias, entre ellas el diario de Ana. Terminada la guerra, se lo entregó a Otto Frank, que publicó los escritos y le cumplió el sueño a su hija de ser una escritora reconocida mundialmente. “Hablé con la organización de Ana Frank en Ámsterdam. Ya en el año 2005 se había escrito sobre Van den Bergh, pero él no tiene nada que ver con esto. No sé por qué pusieron su nombre, es muy despreciable porque es un hombre judío. Todo es una mentira y ese libro está prohibido para mí”, aseveró Pick-Goslar en SEMANA.
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“Basándonos en las conclusiones del informe, hemos decidido que el libro ya no estará disponible con efecto inmediato”, dijo la editorial Ambo Anthos en un comunicado, pidiendo a los libreros que devuelvan los ejemplares que ya tienen. “Nos gustaría ofrecer una vez más nuestras sinceras disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos por el contenido del libro”, añadió.
El libro “¿Quién traicionó a Ana Frank?”, de la canadiense Rosemary Sullivan, explica cómo el notario judío Arnold van den Bergh reveló supuestamente el escondite de Ana Frank en 1944 en Ámsterdam. Pero, según el informe de los expertos presentado el martes, la investigación se basó únicamente en suposiciones y malas interpretaciones de las fuentes.
Ana Frank es conocida por su diario, escrito entre 1942 y 1944 mientras ella y su familia se escondían en un apartamento secreto de Ámsterdam. Fue detenida en 1944 y murió al año siguiente, a la edad de 15 años, en el campo de concentración de Bergen-Belsen. “Estábamos en dos campos diferentes, pero llegué a Bergen-Belsen porque tenía papeles para ser intercambiada, y los rusos se estaban acercando cada vez más a los alemanes. Me enteré de que Ana estaba allí”.
Ana había soportado Auschwitz, el más salvaje de los campos, y había sido enviada a Bergen-Belsen. “Me acerqué lo más que pude a una celda, era demasiado peligroso, y una mujer la trajo a una reja; pudimos hablar de frente y mirarnos a los ojos”, recordó. “Lloramos mucho y hablamos de lo que estaba sucediendo. Me pidió comida y, después de algunos días, le llevé algo”, recordó Goslar al respecto.