Entrevista
“Maduro es un dictador que se quitó la careta”: María Beatriz Martínez, presidenta de Primero Justicia, habla en SEMANA
La presidenta del partido político venezolano se refiere a los atropellos del régimen. “Lo que vimos el 10 fue como unas pompas fúnebres”.
SEMANA: ¿Qué piensa de la situación actual en Venezuela tras la juramentación fraudulenta de Nicolás Maduro?
María Beatriz Martínez (M. B. M.): Lo que pasó en Venezuela el 10 de enero, en primer lugar, no lo podemos dejar de ver sin analizar lo que pasó el 9 de enero. Pero esa juramentación de Nicolás Maduro imponiéndose a la fuerza, contrariando lo que es la voluntad popular expresada el 28 de julio, inequívocamente con un porcentaje de votación impresionante, independientemente de la cantidad de venezolanos que también están privados de haberse expresado con todas las limitaciones, pero con una expresión clarísima de decisión de cambio y de decisión de que Maduro tiene que salir del poder.
SEMANA: ¿Cómo vio la posesión de Maduro del 10 de enero?
M. B. M.: Contraría de una manera muy burda, porque lo que nosotros vimos, en principio, ellos tenían una intención de hacer un tipo coronación y de tratar de pasar la página y decir, “bueno, nos imponemos y ya, y aquí todo el mundo mira para otro lado”. Y lo que vimos el 10 fue como unas pompas fúnebres. Se quedaron dentro del salón elíptico. Sí, de la Asamblea Nacional, pero el más pequeñito para impedir que hubiese cantidad de invitados, para impedir la entrada de los periodistas, para tener un anillo muy cerrado, donde la cara de Maduro decía claramente lo que efectivamente sabe el país y el mundo entero.
Lo más leído
Es decir, Maduro está consciente de que todo el mundo sabe que él no ganó las elecciones el 28 de julio y sabe que tiene el repudio absoluto, transversal, de toda la sociedad venezolana, que no es tontería que haya perdido las elecciones por más de 30 puntos, y así sencillamente, como un dictador, se consagra, se termina de quitar cualquier ropaje, se termina de quitar cualquier careta. Y bueno, lamentablemente lo que tenemos hoy por hoy es una dictadura dura y pura en Venezuela, que se sostiene a través del terrorismo de Estado, de la persecución, de la violación de derechos humanos y además se sustenta en mafias y crímenes. Lamentablemente, esa es la dura y pura verdad.
SEMANA: Antes de la juramentación de Maduro, fue la jornada de protestas del 9 de enero, ¿cómo vivieron ese día teniendo en cuenta la represión del régimen?
M. B. M.: Hay que estar en Venezuela, hay que saber lo que está viviendo el venezolano con un terrorismo de Estado como el que hemos sufrido después del 28 de julio. O sea, después del 28 de julio en Venezuela estamos prácticamente viviendo un estado de naturaleza donde no hay instituciones, donde no hay resquicio de ningún tipo. Frente a eso, un pueblo envalentonado, valeroso, que con gran templanza vence el miedo y sale, a pesar de toda la persecución que nosotros sabemos existir. O sea, si te pones en el medio más de 2.000 presos, pero que no son simples presos, es que son 2.000 torturados.
Y más allá de los 2.000 torturados, familias, más de 2.000 familias, totalmente torturadas, perseguidas, amenazadas y amedrentadas. Eso en cifras pareciera poco, pero es demasiado. Es un país claramente sometido a una situación muy compleja. El que haya salido más de 200 protestas a nivel nacional a sencillamente enarbolar la bandera nacional y decir no reconozco a Nicolás Maduro porque es lo que es, un simple dictador y un tipo que se está aferrando al poder por la fuerza, es muy grande.
SEMANA: ¿Cuál era el sentimiento que se tenía el 9 de enero más después con la detención de María Corina Machado?
M. B. M.: Yo tenía mucho miedo de lo que pudiera ocurrir, de lo que pudiera pasar. Y eso le da un gran mensaje de fuerza y de contundencia a esta lucha, que sin duda ha sido una gesta heroica. Pero después viene ese episodio, el episodio de las marchas y contramarchas de la dictadura, a la fuerza retener, secuestrar a la líder María Colina Machado y darse cuenta de que metieron la pata. Y entonces sentir la criptonita en sus manos y decir, “Dios mío, ¿ahora qué hacemos? Porque no estamos preparados”, presumo yo. Efectivamente que esas cosas pasaron, porque fueron minutos de mucha tensión, en que la presión internacional fue muy determinante, en que hubo llamadas de mucha fuerza y sin duda hubo un recálculo de algunos personajes del régimen.
Pero maltrataron, golpearon, usaron la violencia. No me corresponde a mí señalarlo, pero eso efectivamente fue así. Y la realidad es que vivimos momentos de angustia demasiado grandes, y es a lo que nosotros estamos sometidos. Pero no se nos puede olvidar que sencillamente nos ha tocado llevar al frente una lucha muy dura, tenemos mucho peso sobre nuestros hombros, pero somos humanos, somos falibles, tenemos debilidades. Y eso es una gran realidad. Lo que sí no está en la ecuación del régimen es la fortaleza del pueblo venezolano.
SEMANA: ¿Cuál es su opinión sobre las posiciones que ha tomado el gobierno de Gustavo Petro con respecto al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela?
M. B. M.: Como venezolana, cualquier apoyo en función de nuestra causa es bienvenido. Ha sido significativo el que no le haya dado el respaldo que Maduro, pensaba que iba a estar entronizado con los respaldos de Lula y Petro. La realidad es que la fuerza de los hechos ha sido tan grande que les ha impedido actuar y respaldar lo insólito con todas sus letras. Por supuesto que yo hubiese querido ver en las expresiones, en las manifestaciones del presidente Petro, muchísima más claridad y contundencia y si no hay un reconocimiento y no hay un aval de unas elecciones que son total y absolutamente fraudulentas en cuanto al resultado que ellos están anunciando, pues es así decirlo con todas las letras.
Pero evidentemente, pues hay posturas de marchas y contramarchas que bueno, que creo que son necesarias evaluar. Yo, como siempre, quiero ver el vaso medio lleno, no medio vacío, rescato lo positivo que ha sido el que no se haya prestado a una farsa como la venezolana y efectivamente que siga actuando con coherencia respecto al respeto de la soberanía popular expresada en Venezuela. Son momentos muy complicados, es el momento de definirnos y esto aquí no es un tema de izquierdas, ni de derechas, ni de coincidencias ideológicas o no, esto es un tema de democracia en contra de una dictadura férrea que hace sufrir al pueblo venezolano y esta es la realidad.