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Más de 1.200 vuelos cancelados en Estados Unidos tras el cierre federal, caos en los aeropuertos
Las filas interminables y los retrasos marcaron la jornada en aeropuertos de ciudades como Atlanta, Dallas y Denver.
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Los viajeros de todo Estados Unidos sintieron un pequeño alivio el viernes al constatar que la mayoría de las aerolíneas mantuvieron sus horarios, pese a que más de 1.000 vuelos fueron cancelados principalmente por los efectos del cierre federal, sin embargo, la tranquilidad fue momentánea, pues la Administración Federal de Aviación (FAA) advirtió que las cancelaciones podrían aumentar durante la próxima semana para cumplir con la orden de reducir el servicio en los aeropuertos más concurridos del país.
La medida se debe al aumento de ausencias entre los controladores aéreos, que llevan casi un mes sin recibir salario. Esta situación ha generado una presión financiera que ha llevado a muchos de ellos a faltar al trabajo, afectando la operatividad aérea nacional.
Las aerolíneas intentan contener la crisis
Según FlightAware, más de 1.000 vuelos fueron cancelados en todo el país el viernes, cinco veces más que el día anterior. El Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, en Washington D. C., fue el más afectado, con el 18% de sus llegadas canceladas. Otros centros importantes como Atlanta, Denver, O’Hare y Dallas-Fort Worth también registraron interrupciones, aunque de menor magnitud.

Pese al caos, las aerolíneas aseguraron que han logrado reubicar a la mayoría de los pasajeros afectados. United y American Airlines informaron que concentraron los recortes en rutas regionales con varias frecuencias diarias, minimizando así el impacto general.
Delta Air Lines canceló unos 170 vuelos, mientras que American Airlines recortó 220 operaciones diarias hasta el lunes y Southwest Airlines suprimió unos 120 vuelos el viernes.
La FAA explicó que las reducciones comenzaron afectando el 4% de los vuelos en los aeropuertos más transitados, pero el porcentaje podría aumentar hasta un 10% durante la próxima semana.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que, si el cierre continúa y los controladores aéreos no reciben su segundo sueldo el martes, “el número de cancelaciones podría aumentar de la reducción inicial del 10% de los vuelos al 15% o 20%”.
Un sistema aéreo al límite
La FAA defendió su decisión señalando que los recortes son necesarios para preservar la seguridad, ante un personal cada vez más agotado y con jornadas extendidas. “No quiero ver interrupciones. No quiero ver retrasos”, declaró Sean Duffy desde el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, en las afueras de Washington.
El cierre federal, impulsado por el enfrentamiento político entre la administración Trump y el Congreso, ha afectado a miles de empleados públicos, entre ellos los controladores aéreos, que son considerados personal esencial y deben seguir trabajando sin recibir salario.

El Aeropuerto Internacional de Denver intenta aliviar la crisis mediante la creación de un banco de alimentos para empleados federales y ha solicitado permiso a la FAA para usar sus ingresos en el pago de salarios. “Aún no hemos recibido respuesta”, informó el aeropuerto el viernes.
De continuar la parálisis, los expertos advierten que los efectos podrían extenderse más allá del transporte de pasajeros. Casi la mitad de la carga aérea estadounidense viaja en aviones comerciales, lo que podría generar un aumento de los costos de envío justo antes de la temporada navideña, según explicó Patrick Penfield, profesor de la Universidad de Syracuse.
*Con información de AP.

