Japón
“No puede esperar”: crisis demográfica prende las alarmas en Japón ante bajas tasas de natalidad
Las bajas tasas de natalidad y el envejecimiento poblacional son dos retos que el Gobierno local estima son de urgente atención y por ello plantean crear una agencia estatal especializada.
Este lunes 23 de enero, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, se manifestó públicamente sobre una preocupación que ha venido tomándose a los altos mandos de su país, y que se refiere al futuro de ese territorio, advirtiendo que la crisis demográfica es cada vez más grave, y requiere la toma de decisiones urgentes.
Cuando el mandatario japonés refiere la existencia de una crisis demográfica que pone en riesgo el futuro de ese territorio, se refiere a la tangible reducción en las tasas de natalidad que posee ese país; situación que se ha sumado al infrenable aumento del envejecimiento poblacional.
Así, según detalló este lunes el primer ministro Fumio Kishida, el alto gobierno de su país ha estimado pertinente que, dentro de las estrategias que se tomen para mermar la crisis demográfica, se cree una agencia estatal que se especialice en encontrar soluciones a la amenaza, y comience a implementar medidas para poder reversarla.
Según estiman medios internacionales, si bien la tasa de natalidad de muchos de los países que se estiman ‘desarrollados’ también ha reducido significativamente, siendo una preocupación transversal que ha llevado a buscar captar la llegada de migrantes que apoyen el florecimiento de su población, el caso de Japón se estima crítico, siendo actualmente el segundo país; después de Mónaco, con mayor proporción de habitantes por encima de 65 años; situación que afecta significativamente la llamada pirámide poblacional, y lo que ello implica también en materia de políticas públicas, e incluso pensiones.
De acuerdo con datos del Banco Mundial, se estima que el número de nacimientos en Japón para el año pasado se ubicó por debajo de los 800.000; cifra que fue presentada con preocupación por Kishida frente al parlamento de su país.
Así, la ingente alerta emitida por el mandatario japonés ha señalado que “Japón está al límite de poder seguir funcionando como sociedad” por lo que es una problemática que requiere dejar de ser pospuesta en la planeación y tratamiento de los asuntos públicos de su país.
En virtud de los anterior, y debido a la premura advertida que se debe tener para la toma de decisiones, Kishida anunció que a partir del próximo mes de abril, se presentará oficialmente la Agencia para la infancia y la Familia, que irá encaminada a apoyar a la familia cómo núcleo de la sociedad, y buscando la “sustentabilidad de Japón”; país que actualmente se estima es la tercera economía mundial.
Así, dentro de los planes trazados por Japón, también se encuentra el duplicar el gasto que actualmente viene destinando el gobierno en programas que acogen en tema de infancia, advirtiendo que la estrategia se basa en que, se puede motivar un aumento de las tasas de natalidad, si se propende por un mejor entorno y garantías para los menores, inspirando a los padres a comprometerse con la tenencia de más hijos.
Según refieren medios internacionales como la agencia AFP, actualmente la población de Japón se estima en 125 millones de habitantes; una cifra que, pese a representar una alta densidad poblacional, está caracterizada por una pirámide poblacional muy marcada por la existencia de un alto número de ancianos cuyo cuidado también se convierte en un reto para el Gobierno, en tanto implica la construcción de una sociedad consciente de las limitaciones y necesidades de su población.
Uno de los factores que ha afectado la tasa de natalidad en Japón y otros países, se refiere al alto costo de la vida, y al aumento del protagonismo de las mujeres al interior de las fuerzas laborales, lo que ha centrado los intereses de este grupo poblacional más en lo laboral que en lo familiar, lo que ha llevado a que las personas asuman como política de vida la decisión de no tener hijos, o simplemente tenerlos a edades más avanzadas de lo que se venía presentando.
Si bien Japón puede significar uno de los casos más preocupantes, y que ha obligado ahora al anuncio de medidas por parte de su Gobierno, en la región hay otros países que también están experimentando los efectos del envejecimiento poblacional y la caída de las tasas de natalidad.
Uno de esos ejemplos es precisamente el de China, país caracterizado como uno de los más populosos del mundo, que en 2022, por primera vez en las últimas seis décadas, experimentó una reducción en su población.