Europa
Papa Francisco: el antisemitismo en Europa es “una mecha que hay que apagar”
En Hungría, donde se encuentra el pontífice este domingo, vive la mayor comunidad judía de Europa central, con unos 100.000 miembros.
El máximo representante de la iglesia católica comenzó este domingo en Budapest (Hungría) un viaje por Europa central, desde donde alertó de “la amenaza del antisemitismo que todavía serpentea en Europa y en otros lugares”, así como afirmó que esta “es una mecha que hay que apagar”.
“La mejor forma de desactivarla es trabajar en positivo juntos, es promover la fraternidad”, agregó el Papa durante un encuentro con representantes de confesiones cristianas y comunidades judías húngaras.
El sumo pontífice, un firme defensor del diálogo interreligioso, les rindió homenaje a sus propios esfuerzos en su país para “derribar los muros de separación del pasado” y efectuar un “cambio de mirada”, pensando además en los refugiados afganos que han llegado al continente en las últimas semanas con la retirada de las tropas de Estados Unidos de ese país y la toma de gobierno por parte de los talibanes.
“Ustedes, judíos y cristianos, desean ver en el otro ya no un extraño, sino un amigo; ya no un adversario, sino un hermano”, consideró, aludiendo al destino trágico del poeta húngaro Miklos Radnoti, muerto en un campo de concentración.
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Las relaciones entre católicos y judíos tuvieron un nuevo punto de partida gracias al documento del Concilio Vaticano II Nostra Aetate, que en 1965 defendió el respeto del judaísmo. Durante siglos, el origen judío de Jesús fue ocultado y los judíos, presentados como un pueblo deicidio en los sermones de la Iglesia.
En 2019, el papa Francisco dio la voz de alarma por el aumento de los ataques antisemitas en varios países. Hungría, donde vive la mayor comunidad judía de Europa central, con unos 100.000 miembros según estimaciones, al parecer no se vio muy afectada por esta ola de ataques.
Unos 600.000 judíos húngaros murieron en los campos de concentración nazis, deportados en solo unos meses debido a la colaboración de la administración y la policía húngaras. Desde 1920, el país contaba con legislación antisemita, la primera promulgada en la Europa de entreguerras.
Antes del viaje que inició este domingo, el Papa se reunió en el Vaticano con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, con el que habló de “la situación de los refugiados afganos”.
Enraizados en la escucha del Altísimo y de los demás, ayudaremos a nuestros contemporáneos a acogerse y amarse. Solamente si somos raíces de paz y brotes de unidad seremos creíbles a los ojos del mundo, que nos mira con la nostalgia de que florezca la esperanza. #ViajeApostólico
— Papa Francisco (@Pontifex_es) September 12, 2021
Según señaló la oficina de prensa de la Santa Sede, en el encuentro que se desarrolló “en una atmósfera cordial se trataron algunos temas políticos internacionales y regionales, con atención a la situación de los refugiados afganos”.
“Sucesivamente, en la conversación se hizo referencia a los próximos desafíos que le esperan al continente en la perspectiva de la Conferencia sobre el Futuro de Europa”, decía el comunicado.
Michel además reveló en sus redes sociales que había mantenido con el pontífice un “diálogo sobre los retos globales”.
“Diálogo sobre desafíos globales con el Pontífice. El futuro de la UE es una obra de constante progreso. Nuestros valores para proteger y mejorar la vida de las personas son ahora más esenciales que nunca. Los acontecimientos recientes en Afganistán y Etiopía requieren nuestro apoyo incansable”, añadió.
Como es habitual en este tipo de visitas oficiales, Michel se reunió después del encuentro con el Papa con el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, y con el secretario para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher.
Hungría y Eslovaquia, adonde el Papa llegó este domingo en un viaje de tres días, conforman junto a Polonia y República Checa el bloque de países más reacios a la acogida de migrantes en Europa. Sus posiciones pretenden que ningún refugiado pueda pisar territorio europeo hasta que un estado miembro le conceda asilo y que las solicitudes se tramiten en centros de registro fuera de la UE.
Este criterio contrasta con el plan migratorio respaldado por la Comisión Europea que incluye una solidaridad obligatoria entre los países del bloque europeo con cuotas que repartan los inmigrantes. También se sitúa en un plano diametralmente opuesto a la posición del Papa, que ha hecho de la acogida de migrantes y refugiados uno de los caballos de batalla de su pontificado.
*Con información de la AFP.