Reino Unido
Pensaba que era una estafa: mujer recibe una inesperada herencia de un hombre a quien nunca conoció
Una empresa de la llamada industria de cazadores de herederos la contactó y la ayudó a reencontrarse con su familia.
Anna Phillips y George Anderson nunca se conocieron, pero a ella le cambió la vida un poco, gracias a que él se murió y le dejó una parte de su matrimonio.
La primera que no podía creer la historia era la propia madre de familia británica, quien sabe que una manera de estafar en internet es ofrecerle a la gente supuestas herencias.
Eso fue exactamente lo que sospechó Anna, quien es profesora de arte, desde el primer momento en que leyó una carta que recibió de Finders International, la mayor firma de genealogía de sucesiones del Reino Unido.
En la misiva, le hablaban de Anderson, un hombre de 81 años que había fallecido en 2019, dejando una herencia de la que a ella le correspondía una parte, debido a que eran parientes.
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Convencida de que era una treta para sacarle dinero, Anna no le dio la mayor importancia al asunto, pero ese mismo día, más tarde, recibió una llamada relacionada con el tema y, ya más empapada del tema, pudo concluir que todo iba en serio.
Al momento de morir, en 2019, George Anderson no tenía esposa, ni hijos ni ningún pariente conocido a quien pudiera legarle los cerca de 230.000 dólares que tenía en el banco, los cuales podían pasar al tesoro británico, si no se encontraban posibles beneficiarios.
Anderson, quien además había sido hijo único, no quería que ello fuera así, de modo que buscó los servicios de Finders International para que escarbaran en su árbol genealógico en busca de parientes, así fueran muy lejanos.
Las pesquisas de la empresa llevaron a sus investigadores a buscar familiares de Anderson no solo en Gran Bretaña e Irlanda, sino además en Malta y países tan lejanos como Australia, Canadá y Kirguistán, de acuerdo con un informe de LiverpoolEcho.
Anna resultó ser una de las afortunadas, debido a que, según le explicaron representantes de la firma, su abuelo era uno de los nueve hermanos de la madre de George Anderson, quien había nacido en Everton, cerca de Liverpool, en 1938.
“Es una pena que nunca lo conocí y que nunca nos encontramos. (…) Todo este proceso nos ha ayudado a volver a ponernos en contacto con una familia extensa, y la oportunidad de tener un árbol genealógico completamente trazado es realmente algo especial”, declaró Anna Phillips sobre el hombre que le dejó la sorpresiva herencia.
Surtidos los trámites, Anna se convirtió en uno de los 26 parientes que recibió una parte del legado, tras la investigación genealógica de Finders.
Además de la satisfacción de una familia recuperada, Phillips no oculta que ese dinero no le vino nada mal.
Gracias este ingreso extra, ella y su esposo pagaron parte de la hipoteca, un tema crucial en un país como el Reino Unido, donde es bastante difícil acceder a una vivienda propia.
De otro lado, Anna no quiso gastárselo todo de una vez, sino que guardó algo para dejarlo a sus hijos cuando muera.
El caso, aunque curioso, no es para nada raro en el Reino Unido, donde decenas de miles de herencias permanecen sin reclamar, debido a que sus dueños no tenían familiares a quiénes dejarlas.
Cuando ello es así, los bienes pasan a la Bona Vacantia, una sección del Departamento Jurídico del Gobierno, que les da a los posibles parientes 30 años para que se acerquen a reclamar si se creen que tienen derecho de hacerlo.
Si ello no se cumple, el patrimonio pasa a ser manejado por el Tesoro de la Nación.
Sin embargo, la idea es poder ubicar las herencias, de modo que ello ha dado pie a lo que se conoce como industria de los cazadores de herederos, conformado por unas 100 empresas, de la cual hace parte Finders International.