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¿Puede Venezuela volver a la OEA a pesar de no cumplir con las condiciones básicas? el presidente Petro piensa que sí
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, pide el reingreso de Venezuela a la OEA. Los crímenes del Gobierno de Maduro prueban que no es un Estado democrático y que el “reingreso” no será sencillo.
El tema ha generado controversia por varias razones. La primera es que estas naciones no son consideradas como Estados democráticos y, por ende, no cumplen con el perfil para formar parte de la organización. La segunda es que el mayor inversionista de la organización, Estados Unidos, tiene reservas al respecto. Y la tercera es que el país bolivariano realmente nunca dejó de formar parte de esta organización.
Julio Borges, político opositor venezolano, habló con SEMANA y explicó que “la realidad es que Venezuela nunca se ha ido de la OEA, el que se retiró y se ha alejado de los organismos internacionales es Maduro”. Y es que el actual presidente del país vecino radicó una carta en 2017 en la que solicitaba retirarse de esta organización, pero en 2019, cuando Juan Guaidó fue elegido presidente interino, el país volvió a tener un representante.
Por ende, es imposible que un país reingrese a un lugar del que nunca salió. Sin embargo, que Venezuela aún sea miembro no quiere decir que no haya conflictos con su presencia en la organización. Uno de los requisitos para formar parte es ser considerado como un Estado democrático, y Venezuela no lo es. O al menos eso es lo que piensa el embajador de Estados Unidos en la OEA, Francisco Mora, quien mencionó: “Si vamos a comprometernos con la carta de la OEA (…) países donde existen estos tipos de regímenes no deben tener presencia en el organismo”.
Lo anterior se puede comprobar con un informe elaborado por Casla Institute el año pasado. El trabajo reportó 19 casos de perseguidos políticos que fueron sometidos a torturas y violencias clasificadas como crímenes de lesa humanidad. Por ejemplo, el informe hablaba de “desprendimiento de uñas de las manos y pies, la extracción con alicates o ruptura de piezas dentales, cortaduras en las plantas de los pies con navajas, descargas eléctricas”. También incluían “torturas físicas y psicológicas”.
Así como “violencia sexual y tratos crueles, inhumanos y degradantes. Víctimas que fueron sometidas a extremos de dolor inimaginables para el ser humano y víctimas que continúan encarceladas sometidas diariamente a torturas psicológicas”. Además, “al menos dos personas narraron cómo habían sido torturadas al mismo tiempo o por turnos”.
Lo más preocupante es que el informe compartió el manual de operaciones de la Dirección General de Contrainteligencia Militar de Venezuela, DGCIM, en el que se decía explícitamente que los civiles y políticos opositores al régimen eran “el enemigo a vencer”. Con esas denuncias, las preguntas que rondan son claras: ¿dónde queda la libertad de pensamiento? ¿Es ese el actuar de una nación democrática?
No obstante, Venezuela, o mejor dicho Maduro, tiene toda la intención de volver a ser miembro. “Yo le he solicitado en una de mis reuniones con Maduro el reingreso de Venezuela en el sistema; ellos dijeron que sí, ahora estamos viendo si eso se vuelve en una realidad”, contó el presidente Gustavo Petro a EFE.
Ante la petición, la Casa Blanca respondió que Venezuela es más que bienvenido a la OEA siempre y cuando el próximo gobernante sea elegido mediante unas elecciones legítimas y verdaderamente democráticas. “No hay por qué pensar que el próximo gobierno que sea elegido después de unas elecciones libres (…) no pueda regresar con un representante al Consejo Permanente”, dijo el embajador Mora.
Básicamente, Venezuela como país, sí; Maduro como presidente, no. Hay que recordar que Estados Unidos no reconoce a Nicolás Maduro como mandatario legítimo de la nación bolivariana, y que además ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por su captura. Esto debido a las acusaciones que lo vinculan al Cartel de los Soles, una organización criminal del Ejército venezolano.
Por el momento, el tan soñado regreso no se ve posible, pues Maduro no es del agrado de muchos de los miembros. Por ejemplo, el representante de Perú, José Alberto Rodríguez, se paró y se fue en cuanto escuchó la propuesta. Pero tal vez la cosa cambie el 25 de abril en la Cumbre de Venezuela, organizada por Gustavo Petro, que parece querer ser a toda costa el abogado del diablo.