Estados Unidos
Renuncia Andrew Cuomo: los escabrosos escándalos sexuales que tumbaron al gobernador de Nueva York
“La mejor manera en que puedo ayudar ahora es si me hago a un lado y dejo que el gobierno vuelva a ser gobierno”, dijo Cuomo en un discurso en vivo. “Cuando me puse de pie para salir de su oficina, se paró frente a mí y me besó en los labios. Yo estaba en shock y seguí caminado”, dijo una de sus presuntas víctimas.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, tenía hasta el 13 de agosto a las cinco de la tarde para salvar su carrera y su reputación. Pero la carga que llevaba sobre sus hombros pudo más. Esa era la hora y fecha límite que le dio la Asamblea estatal de Nueva York para entregar los argumentos con los que podría haber evitado un juicio de destitución o impeachment. Sin embargo, el exgobernador, la estrella del partido demócrata hasta hace unos meses, decidió mejor dimitir. Pesaron más las acusaciones de la fiscal estatal Letitia James que el gobernador sobre el acoso sexual a 11 mujeres.
La renuncia fue un sorprendente giro de tuerca para Cuomo, de 63 años, quien hace apenas un año era elogiado por su gestión de la pandemia de covid-19 y ahora está enredado en acusaciones de acoso y en denuncias de haber encubierto la magnitud de las muertes en residencias de ancianos. “Creo que, dadas las circunstancias, la mejor manera en que puedo ayudar ahora es si me hago a un lado y dejo que el gobierno vuelva a ser gobierno”, dijo Cuomo en un discurso en vivo. “Mi dimisión será efectiva en 14 días”.
Si bien se le investigaba desde marzo por un subregistro de casos covid en los hogares para adultos mayores, ante las denuncias de abuso sexual su posible destitución cobró más fuerza y el prefirió dar un paso al costado. El mandatario estatal, encerrado y solo en su mansión, niega las acusaciones. En Nueva York no se vive un impeachment, desde 1913 cuando William Sulzer fue destituido por usar fondos de campaña para sus finanzas personales.
Andrew Cuomo tiene 63 años y lleva toda su vida preparándose para el cargo que ocupa desde hace tres periodos. Más allá de eso, se creía que él era el mejor aspirante que tenían los demócratas si Joe Biden decidía no reelegirse. Su padre, Mario, fue gobernador de Nueva York tres veces, entre 1983 y 1994, y vivió en la casa donde hoy está atrincherado su hijo con sus abogados y donde, supuestamente, cometió sus peores abusos sexuales. Estudió Derecho, aunque, desde muy joven, participa en política como asesor de su padre, quien falleció en 2015.
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Estuvo casado con Kerry Kennedy, hija de Robert Kennedy, con quien tuvo tres hijas, hoy mayores de edad. Andrew es el segundo de cinco hermanos, y este escándalo salpica en especial a uno de ellos, Chris, presentador de CNN. Medios de comunicación en ese país acusan a ese canal de noticias de no cubrir de manera imparcial el escándalo del hermano mayor de una de sus estrellas. El mayor de los Cuomo es gobernador desde 2011 y hasta hace poco se creía que buscaría una tercera reelección.
La primera en acusar al gobernador de acoso sexual fue Lindsey Boylan, una mujer casada que trabajó como su asesora. Según su relato, su jefe la incomodó varias veces con sus piropos y la besó en la boca sin su consentimiento. “Cuando me puse de pie para salir de su oficina, se paró frente a mí y me besó en los labios. Yo estaba en shock y seguí caminado”, así relata el incidente que, supuestamente, sucedió en la oficina del mandatario local en Manhattan. Su denuncia el año pasado fue seguida por las de otras dos mujeres y dio pie a una investigación de la Fiscalía estatal, la cual culminó esta semana y dejaría al descubierto una cultura de maltrato, machismo e intimidación en su despacho.
Las solas cifras dan fe de la seriedad de la pesquisa, que el mandatario estatal descalifica como persecución política. La investigación, liderada por la fiscal Letitia James, tardó cinco meses. Analizaron 74.000 pruebas o evidencia, entrevistaron a 179 personas, entre ellas a Andrew Cuomo durante 11 horas, y se redactó un informe de 165 páginas detallando el abuso a 11 mujeres, nueve de las cuales eran funcionarias del estado.
Los relatos de las víctimas varían, aunque coinciden en que los avances del gobernador no se detenían a pesar de no ser correspondidos. Una de sus asesoras aseguró que, estando solos en la mansión de quien era su jefe, en Albany, Nueva York, Cuomo le tocó sin su permiso los senos cubriéndolos con la totalidad de sus manos. Otras mujeres lo acusan de tratar de besarlas a la fuerza, de tocar sus partes íntimas sin consentimiento y de intimidarlas si se quejaban. Las denuncias son tan serias que tres condados consideran iniciar investigaciones criminales contra la máxima autoridad del estado.
Mientras tanto, Andrew Cuomo está cada día más solo. Hace una semana, en un breve video, insistió en que es inocente de las acusaciones en su contra y que se defenderá. Uno de sus principales escuderos, el presidente Joe Biden, le pidió que renunciara. También exigió su salida la líder de su partido, Nancy Pelosi, al igual que muchos de los senadores estatales que antes lo defendían, los líderes de los sindicatos, la gente en la calle y hasta el influyente diario The New York Times. La voz del político se escucha cada vez más débil bajo la cantidad abrumadora de evidencia en su contra. Hasta sus amigos le piden que, por su bien y el de Nueva York, se vaya. En su casa en Albany hoy son pocos los que entran y salen. Por eso llamó la atención la visita de uno de los más cercanos amigos e influyente político, Jay Jacobs.
El presidente del Partido Demócrata de Nueva York solo dijo a la prensa que le rogó a Cuomo, por horas, que renunciara tras haber perdido su capacidad moral para gobernar. El político finalmente les hizo caso.